28/2/19

Móvil con pantalla de tinta electrónica



La firma Hisense ha presentado un teléfono móvil de dos pantallas. Nada que tuviera que ver con el objeto de este blog si no fuera porque una de las pantallas es de e-ink, una tecnología que estuvo tan ligada a la literatura digitalizada en sus comienzos. Ante el empuje de tabletas y otros dispositivos, la tinta electrónica fue perdiendo posiciones pero ha sabido encontrar nuevos nichos de mercado en señalética y dispositivos de todo tipo.

El nuevo  modelo A6 dispone de una pantalla principal con tecnología AMOLED de 6" y resolución de 1080 x 216 píxeles, así como una pantalla trasera en tecnología E-ink capacitiva de 5.6" y resolución de 720 x 1440 píxeles.  Esta última pantalla hace que este teléfono sea indicado para leer (saltando las evidentes limitaciones de su escaso tamaño) por no cansar la vista y apenas consumir batería.

Más datos y precios en este enlace.






27/2/19

Humanités numériques et Littérature numérique : lire ensemble





El próximo día 1 de marzo finaliza el plazo para presentar ponencia de cara al próximo evento Humanités numériques et Littérature numérique : lire ensemble que se celebrará los días 1,2  y 3 de mayo en el Instituto de Cerco de Cotonou, en Benín, el antiguo Dahomey. 

Los artículos propuestos pueden estar redactados en francés o inglés y deberán tener una extensión de hasta 12 páginas. El 22 de marzo, el Comité organizador determinará las propuestas admitidas cuyas versiones definitivas deberán presentarse para el 15 de abril.

El comité está presidido por P. Bootz, de la Universidad de París.

Más información en este enlace.




25/2/19

Generador de textos por IA




Investigadores del OpenAI, un centro de I+D sin ánimo de lucro financiado entre otros por el mediático Elon Musk, por Amazon y por Microsoft, han publicado un artículo en el que afirman haber desarrollado con técnicas de Inteligencia Artificial un sistema muy avanzado de generación de texto capaz de imitar muy bien a un humano, tanto que - según dicen- no dan a conocer a la comunidad científica su sistema, tan sólo algunos de los resultados, "para evitar su mal uso". Hay que entender que se refieren a la posibilidad de automatizar la creación de fake news verosímiles. Una forma de proceder, sin duda, nada científica, menos aún cuando se publica un paper y se anuncian resultados que debieran estar soportados en datos y hechos reproducibles. Parece más una estrategia de marketing que una comunicación habitual de índole científica.

Con todo, echando mano de la fe y aceptando una visión comercial, el artículo, firmado por Alec Radford , Jeffrey Wu, Rewon Child,  David Luan, Dario Amodei e Ilya Sutskever ,  explica el desarrollo de GPT-2, un sistema de red neuronal que ha sido entrenado con un gran conjunto de textos tomados de Internet. Para empezar, rechazan el uso de nichos especializados de lenguaje y el aprendizaje de la red neuronal de sólo un pequeño subconjunto de un idioma. Defienden la utilización de un aprendizaje con ejemplos de muchos ámbitos simultáneos.

El sistema parte de la modelización del lenguaje mediante la ecuación de probabilidades de Jelinek y Mercer aplicada a un conjunto de frases ejemplo (x1, x2,..., xn) compuestas de símbolos (s1,s2,...sn). Para el entrenamiento de la red, los investigadores utilizaron un  amplio abanico de textos pero seleccionados por haber sido redactados por personas que tuviesen un cierto "prestigio", entendido este no en su sentido habitual sino en su relevancia, influencia o aceptación en redes (del tipo del "karma" de Reddit o Menéame, por ejemplo). En total, unos 40 Gb de texto. Los detalles más técnicos y matemáticos pueden leerse en el propio artículo técnico (ver enlace más abajo) siempre de manera fragmentada por cuanto que muchas informaciones, como se ha citado, han quedado reservadas.

El modelo, siguiendo con la fe en sus autores, es capaz de prolongar una frase dada, una semilla, de manera correcta, indistinguible de un humano, en el 50% de los casos aparentemente. El articulo, asimismo, indica los índice de éxito en tareas como creación de resúmenes, traducciones, contestación de preguntas concretas, comprensión lectora, etc. En los anexos se dan alguno ejemplos de generación de texto realizados por el sistema ciertamente brillantes aunque los autores ya señalan que han puesto los mejores conseguidos.

El artículo completo puede ser leído desde este enlace.








23/2/19

Estudio de mercado sobre literatura digital




Lo primero que hay que señalar es que, en realidad, no se trata de un estudio de mercado sobre literatura electrónica o digital como indica su título sino sobre literatura digitalizada, es decir, mucho más sobre la venta de libros para ser leídos en dispositivos electrónicos. 

Electronic Literature (Digital Literature) Market Report 2019-2026 es un documento nada barato que analiza el futuro del negocio digital de aquí hasta 2026 en las diversas regiones del mundo haciendo previsiones de ventas, márgenes y crecimientos en los años venideros, así como estudiando competidores y clientes. Se hace especial énfasis en los diversos segmentos de mercado en los que puede subdividirse la literatura digitaliza.

Para su compra, puede verse este enlace.


22/2/19

Worldreader





Worldreader es una ONG que ha creado una plataforma gratuita con más de 35.000 libros digitales en 43 idiomas diferentes con el ánimo de que personas de países en vías de desarrollo tengan acceso a la lectura y a una biblioteca de calidad. Colaboran varios cientos de editoriales de todo el mundo.

La plataforma tiene por objetivo aquellos países en donde los libros impresos son escasos y costosos y donde algunos dispositivos móviles pueden permitir la lectura a numerosos niños o adultos. Una inversión que pueden hacer escuelas, otras organizaciones o los ayuntamientos.

La página de Worldreader puede leerse desde este enlace. Desde este otro puede descargarse la app que permite la lectura de los libros de la biblioteca.





21/2/19

Náufragos sin planeta





En al año 6.288 ocurrió lo que hacía milenios que los científicos habían advertido. Que, tarde o temprano, nos toparíamos con una civilización extraterrestre hostil más avanzada. Lo malo fue que la primera de la que tuvimos noticia fue ya hostil.
El planeta Tierra, por aquel entonces, era un mundo unificado, con un solo gobierno y, en general, próspero a pesar de los veintinueve mil millones de habitantes que lo poblaban. Esta multitud se había adaptado al terreno mediante la construcción de ciudades en vertical y gracias a la emigración. Así, en Halopolis, los edificios penetraban hasta diez kilómetros bajo el suelo y ascendían hasta los tres mil metros hacia el cielo. Más de tres mil millones de humanos pululaban, por otro lado, por el Sistema Solar y la Nube de Oort, bien en colonias mineras que extraían todo tipo de materiales de asteroides y planetoides, bien en las islas flotantes de recolección energética (solar e hidrogénica), auténticas ciudades espaciales en donde muchas personas nacían, vivían y morían sin conocer nada más. El desarrollo vehicular espacial estaba muy desarrollado pero las naves más rápidas alcanzaban sólo la velocidad de unos trescientos kilómetros por segundo. A ese ritmo, se precisaban aún casi 1800 años para alcanzar el límite exterior de la nube de Oort y muy pocas estaciones habían llegado hasta allá. O se suponía que habían llegado, porque las comunicaciones eran muy débiles y entrecortadas. La mayoría de la minería espacial se efectuaba en la parte interna de Oort, a unas mil o dos mil unidades astronómicas de distancia.

La Tierra era, por otro lado, una sociedad orgullosa de sus logros y arrogante sobre su futuro. La tecnología se desarrollaba exponencialmente y, como decían los agoreros, si en sólo 4000 años se había pasado de estar sujeto al suelo a surfear entre los planetesimales de Oort, qué no podríamos hacer en los siguientes millones de años.
Se habían debatido hasta la saciedad sobre cuándo ocurriría el primer contacto pero, pese a la ya anciana y clásica paradoja de Fermi, no se habían aún detectado ninguna señal realmente creíble y científica de una civilización externa lo cual, por otra parte, significaba que el área local de la galaxia por donde deambulaba el Sistema Solar no estaba nada poblado que pudiera decirse.

Fue la nave Arteus-457, que patrullaba a unas 1.200 unidades astronómicas la que observó, por primera vez, el extraño objeto. Sobre la constelación de Draco, la primera hipótesis es que se trataba de un cometa o asteroide muy lejano. Ciertamente, si se podía verlo es que la distancia a aquella cosa no podía estar a mucho más de cuatro años-luz ya que los telescopios fotónicos no podrían detectarlo más allá, dado su tamaño, que se estimo en un diámetro de unos cien kilómetros. Estaba, aunque en otra dirección, a la misma distancia que la estrella más cercana. Un gran asteroide o un pequeño planetoide, daba lo mismo. Su trayectoria era directa hacia la Tierra.
Unos días después, los mejores astrónomos mundiales presentaron su informe a los líderes gubernamentales.

-        ¿Y, bien, señores? ¿Hay riesgo de que este asteroide acabe colisionando con la Tierra? – pregunto el presidente del Consejo de notables.

-        Es pronto para decirlo – contestó el decano de la comisión-, los datos de que disponemos son escasos. Seguimos la órbita pero en tan pocos días, apenas diez, el cálculo de la órbita para un objeto tan lejano dista mucho de ser exacto. Podemos afirmar dos cosas. Primero, que, sí, la trayectoria lo llevará cerca de la órbita terrestre, lo que ya de por sí es un riesgo.

-        No lo creo así – interrumpió uno de los miembros-, primero porque habrá muchos elementos gravitatorios que pueden desviarlo en tan largo camino, por ejemplo deberá cruzar por entre los billones de cuerpos de la nube de Oort; y, segundo, porque nuestra tecnología nos permite desviar o destruir en su vuelo cualquier objeto, incluso de ese tamaño. Además, está a más de cuatro años luz de distancia. Para cuando sea una amenaza, si es que algún día llega a serlo, habrán pasado miles de años y nuestra tecnología habrá mejorado exponencialmente.

-        Bueno – carraspeó el decano-, es que hay otro problema, otro hecho que podemos afirmar…

-        ¿Cuál?

-        Su velocidad... Permítanme ser precavido pero una estimación preliminar la ha cifrado en 150.000 km/s.

-        C medios! – el más joven de la mesa se levantó con expresión de incredulidad - , eso es imposible, señores. Nada tan grande puede acelerarse a tamaña velocidad. No estamos hablando de muones, amigos.

-        Sí, entiendo su reticencia. A nosotros también nos ha parecido fantástico pero cada vez que repetimos los cálculos llegamos a conclusiones similares.

-        Desarrolle la idea, señor decano – el presidente hizo un ligero gesto con la mano.

-        Si esto fuera cierto, primero, nuestro tiempo de reacción se reduce a apenas ocho años. Ocho años para saber qué es, cómo desviar el objeto y fabricar la tecnología que fuera necesaria. Ni que decir tiene que en ocho años no podemos esperar ninguna técnica revolucionaria. Deberemos basarnos en nuestras defensas actuales: rayos de tracción por láser, armas nucleares, quizá las más potentes de doce mil megatones, y campos gravitatorios artificiales pero estos son aún muy débiles y están en fase de experimentación.

-        Escaso tiempo, cierto – asintió el Presidente.

-        Más debo indicar aún otro importante hecho….- titubeó-. No pensamos que ningún objeto natural de esa talla pueda alcanzar esa velocidad.

-        ¿Qué quiere usted decir?

-        Que pensamos que puede tratarse de una nave alienígena de una civilización, obviamente, mucho más adelantada que la nuestra.

-        ¿Un primer contacto? – pregunto la directora de la Academia de estudios exteriores.

-        ¡Ya era hora! Llevamos miles de años esperando este momento.- afirmó con entusiasmo uno de los jóvenes.

-        No sea usted tan optimista- le corrigió el otro- ¿Cree usted que alguien va a poner en marcha una magnífica nave capaz de volar a la mitad de la velocidad de la luz y dirigirse a la Tierra sólo para saludarnos? ¿Qué nos han elegido entre las posibles civilizaciones de todas las galaxias para darnos un abrazo?

-        ¿Piensa que representan un peligro? – interpeló el Presidente.

-        Así es.

-        ¡Vamos, hombre! Es igual de ilógico pensar que nos han elegido para destruirnos. ¿Por qué? ¿Qué razón habría? Somos un pequeño planeta sin importancia.- protestó el joven.

-        Y fácil de conquistar. Nuestro cinturón de Oort es una muy valiosa fuente de materiales.

El debate se extendió durante tres días y finalmente triunfaron los halcones y los cobardes. Los unos por ganas de pelea, los otros por miedo a ser deglutidos por horribles seres, todos ellos decidieron que era preciso preparar la defensa. Todos los medios de observación seguirían al objeto para certificar la trayectoria. Por otro, todas las defensas militares saldrían de inmediato hacia Oort para organizar allá la defensa. En ocho años de plazo, y con las más rápidas naves, las naves con base en Tierra llegarían a unas 500 unidades astronómicas. Habría, pues, que contar con la reducida flota de la Heliopausa que ya se encontraba patrullando a 700 UA. Podrían, aunque muy justo, alcanzar la frontera interior y organizar la defensa situando armas y equipos en asteroides y cometas, creando una telaraña de trampas que podrían o bien desviar el objeto, o bien destruirlo. Entre los militares reinaba el optimismo. Entre los astrónomos, la esperanza de que se tratara de un asteroide que acabaría desviándose; entre muchos otros se arrastraba la inquietud. También había grupos convencidos de las buenas intenciones de los supuestos visitantes y se preparaban para darles la bienvenida.
Dos años después, no había duda. El objeto seguía una trayectoria directa hacia la Tierra. Aún peor, había decrecido hasta el 40% de la velocidad de la luz. Estaba parando, estaba maniobrando para aparcar cerca del planeta y esto se interpretó por las milicias como un hecho peligroso. Era la búsqueda de una posición de tiro artillero. De dónde provenía la nave no se conocía pero todos apoyaban la hipótesis de que su origen era extragaláctico.

Los años siguientes, siendo todos conscientes del peligro, los treinta y dos mil millones de humanos permanecían en alerta, expectantes, trabajando al unísono.

En el 6294, seis años después del primer avistamiento, el objeto se encontraba a 1 año luz, en el borde exterior de la nube de Oort, y los telescopios de última generación eran capaces de resolver la imagen óptica. No había duda, se trataba de un objeto artificial, de estructura elipsoidal, muy liso en su superficie y tremendamente luminoso. Una tenue estela gaseosa se expandía tras él y se supuso que esto tendría algo que ver con su sistema de propulsión, ese maravilloso ingenio capaz de dotarle de tal velocidad. Alguna nave terrestre muy lejana había mandado informes contradictorios pero que apoyaban la idea de una nave artificial.
Todas las armas apuntaron al objeto. La red de cometas trampa se activó. Los cañones de fotones se cargaron, las armas nucleares se conectaron. El Consejo de Notables fijó el 8 de junio como el día clave. Si la trayectoria seguía siendo la misma y no se observaba ninguna señal amistosa, se lanzaría un primer aviso de advertencia, una esfera de energía que debía estallar a unas 5 UA del objeto.

El 8 de junio, a las 17:13, con la nave extraña a sólo nueve meses luz de la Tierra, se dio la orden y, como estaba previsto, el disparó se efectuó con precisión.
La nave continuó su camino como si nada hubiera sucedido pero unos quince segundos después se divisó un destello que brotaba de su superficie. Un primer cálculo indicó que lo lanzado era un dispositivo de apenas dos metros de largo pero que se movía a la increíble velocidad del 80% de la velocidad de la luz. Y, sí, su trayectoria lo dirigía a la Tierra. Los telescopios sólo veían un destello porque dos metros no eran resolubles en imágenes.

La nave alienígena no hizo nada más, continuó decelerando lentamente mientras la “bala” (como ya se la llamaba popularmente) de 2 metros siguió hacia la Tierra a casi la velocidad de la luz.

Entró en la atmósfera en marzo del 6295 y, efectivamente, era una pequeña roca de 2 metros de largo. Un guijarro cósmico, similar a cualquiera de los muchos meteoritos que caían continuamente sobre todos los planetas del sistema solar. Una minucia espacial. Sólo que este canto rodado, esta miseria astronómica, llegaba casi a la velocidad de la luz. Se lanzaron contra ella todo tipo de armas pero para cuando estas llegaban al blanco, hacía mucho tiempo que la bala había pasado. Era como disparar a la luz, algo imposible.
El impacto ocurrió sobre el Océano Índico. La cantidad de energía liberada debido a la energía cinética de la bala volatilizó la Tierra en milésimas de segundo y trillones de fragmentos salieron despedidos hacia el espacio. Todas las naves que se encontraban más cerca que Plutón quedaron destruidas en horas. La onda expansiva llegó a la heliopausa unos pocos días después. Había que reconocer que aquellos extraterrestres eran eficaces en el consumo de medios. Dos metros de piedra par derribar un planeta.

Sólo salieron ilesas las islas flotantes que se encontraban dentro del cinturón de Oort.

No eran pocos los supervivientes. Unos mil millones. Náufragos sin planeta que observaban con miedo la gran nave extraña que seguía decelerando.












20/2/19

Congreso de autoedición





Se anuncia para el próximo día 2 de marzo el I Congreso de Autoedición de Málaga en donde autores, editoriales y libreros debatirán sobre el estado del arte en la autoedición, las herramientas existentes, la situación del mercado y las posibilidades futuras. Habrá, además, ponencias de varios escritores. 

Tendrá lugar en el Hotel Elimar. Para inscribirse hay que mandar la solicitud a entrelinesfest@gmail.com.  Es un evento gratuito.


  

18/2/19

Live Transcribe




Se ha hablado ya en Biblumliteraria de los sistemas de comprensión de voz. Google ha presentado el sistema Live Transcribe que permite transcribir en texto lo que se escucha, un sistema que puede ser muy beneficiosa para personas sordas.

Se trata de una app - aún en función beta- que funciona en teléfonos Android y que pasa en tiempo casi real (presenta un ligero retardo) lo que el micrófono recoge. No es perfecto pero sirve para entender lo dicho e incluso gestiona razonablemente la puntuación. Necesita conexión a Internet para que funcione. Puede configurarse para 70 idiomas.


Más información en este enlace.






16/2/19

IBM Debater




El lenguaje, la capacidad de razonar, de crear relatos, de debatir es - o ha sido hasta ahora- puramente humana. ¿Hasta cuando lo será? Por el momento podemos estar tranquilos, pero IBM lleva ya años trabajando en un proyecto de Inteligencia Artificial denominado PROJECT DEBATER, un sistema que es capaz de debatir y discutir con humanos de manera bastante eficiente. El sistema fue presentado en verano del pasado año y ha sido probado en debates reales. El último ocurrió este pasado lunes en el marco del evento Think 2019. El resultado final fue que el humano venció, presentando argumentos mejores y expresando con mayor habilidad los razonamientos y las frases que los plasmaban. Pero, no obstante esta victoria, queda la sensación difusa de que ya es sólo cuestión de tiempo. Del mismo modo que el Deep Blue de IBM logra ya vencer al ajedrez en todos los casos, aunque sea el mejor gran maestro el que se le enfrente, se intuye que Debater seguirá siendo mejorado y que terminará por ser más persuasivo que nosotros mismos. Claro, siempre nos quedará el consuelo de decir que en realidad Debater no convence a nadie sino que lo hacen el algoritmo, las bases de datos, las redes neuronales y la inteligencia artificial desarrolladas y/o compiladas por otros humanos. Es decir, a la postre, podríamos defender que son humanos los que ganan a humanos. Un interesante debate filosófico al que quizá Debater podrá algún día aportar sus  propias ideas.

El que el sistema debata es casi anecdótico. El verdadero objetivo de IBM es modelizar el lenguaje humano y su enorme riqueza.

En el caso concreto del debate de este lunes en San Francisco, se enfrentaron Harish Natarajan, licenciado por Oxford y Cambridge y campeón en este tipo de campeonatos, y el Debater de IBM, siendo el asunto tratado si las escuelas infantiles deben ser subsidiadas o no.

Debater se presenta como un monolito en el cual una pequeña luz azul destella cuando el sistema emite sus comentarios de viva voz. No sé si será una metáfora hecha a propósito pero uno no puede dejar de acordarse de cómo la inteligencia llega a los homínidos en la mítica película de Kubrick, 2001, una odisea del espacio. De monolitos va la cosa.



Las reglas del debate eran las habituales en estos juegos. Los dos candidatos, el humano y el monolito, disponían de 15 minutos para preparar sus razonamientos, 4 minutos para exponer sus argumentos, otros cuatro para rebatir los de su oponente y 2 minutos de conclusiones finales. En el sorteo, Debater resultó encargado de defender las subvenciones y Natarajan debió defender lo contrario.

Para evaluar el resultado, se hicieron encuestas antes y después del debate. Antes, el 79% se inclinaba a favor de los subsidios estimando que se trata de una acción gubernamental importante para favorecer a los niños más necesitados y sólo un 13% estaba en contra. Pero tras la defensa del humano de que esto no hace sino tapar las verdaderas causas de la pobreza y que, en realidad, estas subvenciones van a parar a las clases medias, el 30% se puso en contra mientras que el apoyo bajó al 62%. Entendieron los organizadores que Natarajan había sido más convincente que Debater.

Sin embargo, a una segunda pregunta, cual era "quién te ha enriquecido más", el monolito ganó con el 60% de los votos. Otra particularidad es que Debater sostuvo sus razonamientos en pro de las subvenciones de manera muchísimo más documentada apoyándolos con citas, datos y estudios de todo tipo mientras que nuestro compañero humano hubo de basarse más en sentimientos y metáforas, supuestos e intuiciones.




Técnicamente, Debater es una pequeña proeza aunque está muy lejos, lejísimos, de "razonar" o "comprender un idioma" tal como lo entendemos en el sentido humano. Incorpora análisis de lenguaje, reconocimiento vocal (vía Watson Speech, también de IBM), generación de texto, sintetización de voz, data mining, gramática computacional, deep learning y muchas tecnologías en fase de desarrollo. Trabaja sobre una enorme base de datos de varios cientos de millones de artículos, más de diez mil millones de frases de todos tipo y acceso a Internet. Puede decirse que Debater construye sus contestaciones y sus argumentos combinando frases y razonamientos humanos ya escritos y ya registrados. Al igual que Deep Blue (qué básicamente compara posiciones de partidas de ajedrez realizadas por humanos con la que se encuentra en el tablero, haciendo la jugada que el humano hizo en aquella situación), se trata más fuerza bruta que de inteligencia. Si una persona pudiera tener acceso a todo el conocimiento mundial de una materia y la velocidad cerebral necesaria para confrontarla es muy probable que ganara en casi todo. Eso sí, la potencia de cómputo en tiempo real es extraordinaria. Y es también interesante saber que el reconocimiento vocal se ha mejorado para captar el énfasis de su oponente humano en ciertas palabras lo que le sirve a Debater para buscar contrargumentos en la base de datos que ataquen precisamente esos puntos. Donde Debater tiene un indudable avance técnico es en el proceso de "entendimiento", es decir en los algoritmos que le permiten deducir qué se ha dicho y cuáles son las palabras clave que deben luego buscarse en la base de datos para rebatirlas. La comprensión del lenguaje es avanzada, desde este punto de vista. Por el momento, sólo en inglés.

Los debates en los que Debater compite no son absolutamente libres todavía. IBM da su visto bueno antes y los prepara un poco. Y, por supuesto, Debater no tiene moral. No sabe qué defiende. Le da lo mismo una postura que la contraria, aún cuando sus programadores le han añadido un motor que añade bromas o sentimentalismos de tanto en cuanto para animar la conversación. Si esta vez le tocó defender la visión más humana (ayudar a los niños desfavorecidos) fue sólo por casualidad.

Las aplicaciones son ya interesantes, destacando la toma de decisiones automáticas pero razonándolas ante el usuario y basadas en una jurisprudencia o análisis profundos tomados de la base de datos.

El proyecto Debater está dirigido por Noam Slonim y Ranit Aharonov, en la foto inferior.


Para más información puede accederse a la página de IBM sobre el proyecto.








15/2/19

Tracery




Tracery es una plataforma de generación automática de texto en base a librerías de JavaScript sumamente flexibles para manipular textos y cadenas de textos.

Se está utilizando en generadores de textos y en chatbots automáticos que se desenvuelven en Twitter. Es relativamente sencillo de usar lo que permite que pueda utilizarse como herramienta formativa en escuelas.

La página de Tracery está en este enlace y desde ella se puede comenzar a trabajar.

Si se desea aprender las interioridades de la programación en Tracery, este libro puede resultar interesante.


14/2/19

La Ventana de Johari




Creo que era en el canal 74, bastante avanzada la noche. Uno de esos late shows en el que el periodista de moda entrevista a alguien por motivos y méritos nunca claramente definidos. No tenía sueño y, por alguna razón, quizá a causa de la copa de brandy que tenía aún en la mano, me acurruqué en el sillón y vi el programa.
El invitado de la noche era una tal Armando Valle-Espinosa, terapista de oficio según aclaró a la audiencia. Es decir, uno de esos tipos, entre psicólogo y charlatán, que te agarra y en dos o tres sesiones da un vuelco a tu vida, te hace sentir bien y logra que seas una persona ilusionada y con el corazón lleno de buenos deseos. Como no podía ser menos, era hombre docto que había publicado numerosos libros de autoayuda, de los cuales, según nos informaron, el más vendido era uno titulado Coaching funcional y autoaprendido de Armando VE.  Tela de título, válgame el cielo.
El señor, en cualquier caso, no era torpe, y explicaba las cosas con criterio y orden. Al cabo, sólo expresaba lo que el sentido común dicta a la mayoría de los mortales aunque tan difícil sea en ocasiones seguir ese sentido. Comenzó a interesarme la charla cuando afirmó que uno puede saber si ama de verdad o no, si la pareja que ha elegido es la correcta o no, si le aman en serio o no, con un sencillo test que él denominó La ventana de Johari.
Puedes imaginar que me viniste a la mente inmediatamente; que, en décimas de segundo, recorrí tu preciosa silueta, vi tus ojos, sentí tus labios, añoré tu conversación y me dolió el haberte perdido. Sí, seguramente, fueron nuestros recuerdos los que hicieron que me irguiera en el asiento y prestara más atención al terapista.
Armando Valle-Espinosa explicó, con voz grave y parsimoniosa, que fueron dos psicólogos, Joseph Luft y Harry Ingham, los que combinando sus nombres y con muy poca imaginación bautizaron el test. Pidió a la audiencia que tomara papel y bolígrafo. Yo, en la distancia y escudado en el anonimato, lo hice también.
-        Bien,- dijo el entrevistado- , dibujen un cuadrado y escriban un cero en la esquina superior izquierda y un cien en la esquina superior derecha y en la inferior izquierda.
Lo hice, y comprobé unos segundos después que lo había realizado de manera correcta cuando Armando mostró cómo debía quedar el dibujito a toda la audiencia.


-        Ahora, - prosiguió- vamos a señalar en la línea superior cuánto nos importa la opinión de los demás, lo que piensen o digan de mí. Para el ejemplo, les ruego que elijan a personas conocidas pero no extremadamente cercanas. No elijan a su pareja, a su hijo o a su padre. Tampoco a un enemigo acérrimo que puedan tener. Elijan, por ejemplo, a compañeros de trabajo, gente con la que compartimos mucho tiempo pero que no forzosamente han de ser muy cercanos emocionalmente a nosotros. Si a usted no le importa nada lo que piensan de usted, marque un punto cerca del cero. Si, por el contrario, le importa mucho, marque un punto cercano al cien. ¡Ah! – se detuvo un momento para enfatizar lo que iba a decir – ¡sean sinceros consigo mismos!
Pensé en mi jefe y en Abilio, el contable. Y marqué el punto hacia el 75%. Supe por instinto que aquello no debía significar nada bueno. Que me importara tanto la opinión que de mí tenían aquellos dos insustanciales no reforzaba mi autoestima. Pero, qué caramba, el terapista nos había pedido ser honestos y yo estaba solo. La copa de licor no iba a delatarme.
-        Muy bien. ¿Lo han hecho todos ustedes? – continuó Valle-Espinosa – Ahora, en la línea vertical van a marcar un punto dependiendo de cuánto crean que son capaces de decir siempre lo que ustedes piensan. Si son de esas personas que siempre son sinceras, que no se guardan nada pase lo que pase y que se atreven a manifestar su opinión en toda ocasión, marquen cerca del cien. Si, por el contrario, son miedicas, tienen reserva a expresar sus opiniones, al qué dirán, si prefieren ocultar sus intenciones, marquen una señal cerca del cero.
Aquí me lo pensé un poco más pero hice la cruz cercana al 50%. Claro, por supuesto, que me guardo cosas que no deseo que se sepan en el trabajo. Cosas íntimas que no le importan a nadie, sentimientos encontrados, amoríos, fantasías, recuerdos, dolores. El 50, a medio camino, me pareció sensato. Imaginé, nuevamente, que aquello no era bueno, que el terapista iba a hacer una demoledora explicación de mi elección.  Yo hablaba demasiado. Un 50% se me antojó demasiado. Un bocazas que se hace enemigos con sus opiniones.
-        ¿Lo tienen ya? – volvía a hablar Armando, ahora tomado por la cámara en primer plano –  Pues hagan dos líneas a partir de esos dos puntos que han marcado. Les debe quedar algo así. – Y puso frente a la cámara su dibujo.
La pantalla mostró entonces, en travelling aéreo, a varias personas del público comprobando que estaban haciendo bien el ejercicio. Yo hice lo mismo. Miré al papel que estaba en mis manos y vi que efectivamente, como a todos los demás, me habían aparecido cuatro cuadrados.



-        Nos tiene a todos en vilo, doctor. ¿Qué sigue ahora? – dijo el entrevistador halagando al invitado de la noche otorgándole un título que seguramente no poseía.
-        Les explico. Verán que lo que hemos dibujado se parece mucho a una ventana y de ahí el nombre del test, La ventana de Johari. El cuadrado de arriba a la izquierda es su “yo libre”. Es lo que usted cuenta de sí mismo y lo que le importa de todo lo que los demás dicen de usted. El cuadrado superior derecho es su “yo negado”. A usted no le importa un higo esa parte de lo que opinan los demás de usted. Son opiniones que existen pero que a usted ya no le preocupan. El cuadrado inferior izquierdo es su “yo secreto”, las cosas que usted no cuenta porque son suyas y no desea que nadie cotillee en su vida más interior o porque tiene intereses para ocultarlas, su agenda secreta. Por fin, el último cuadrado, abajo, a la derecha, es su “yo oculto”. Usted no sabe que existe y no escucha a nadie que le diga que existe. Ahí residen, por ejemplo, los comportamientos irracionales.



-        Bien, doctor – volvió a darle un título el entrevistador-, ¿y todo esto, qué nos dice? ¿Es bueno tener un gran cuadrado a la derecha? ¿es malo?
-        Todas las personas, en sus relaciones sociales – respondió el terapista – tienen ventanas más o menos iguales, con sus hojas a medio camino o quizá un tanto ladeadas. Los que son más reservados, y normalmente intrigantes, tienen un “yo secreto” bastante grande. Los muy abiertos, tienen un “yo libre” mayor pero esto les acarrea también problemas ya que muchas veces hieren con sus opiniones. Demasiada euforia es, por lo general, cruel.
-        Entiendo. ¿Qué me dice del cuadrado superior derecho? – preguntó el director del programa.
-        Si es muy grande en su ventana, implica que poco le importa lo que los demás digan de usted. Esto significa que está usted seguro de sí mismo pero también que no ha reflexionado mucho sobre usted, que no tiene mucha empatía con el otro, que le es ajeno, que le da igual lo que de usted piense esa otra persona.
-        De todos modos señor Valle-Espinosa, creo que nos hemos alejado de la cuestión con la que iniciamos la charla. Usted nos dijo que podíamos saber si un amor es verdadero con esta ventana. No acabo de ver la relación.
-        Les pedí antes que hicieran el ejercicio pensando en alguna persona de relación relativa, un “conocido” vamos a llamarlo.
-        Así es.
-        No repitan el ejercicio ahora, delante de todos. Es demasiado personal. Pero, cuando regresen a sus casas, tras el programa, o dentro de unos minutos los que nos ven desde sus hogares, repitan la ventana pensando en la persona a la que aman, a la que aman de verdad que puede ser o no ser su pareja oficial – se detuvo, dejando que el público reflexionara sobre sus palabras – , repitan el ejercicio y observen la ventana que les sale.
-        ¿Debe ser semejante? – preguntó el entrevistador.
-        No. No lo será. Verán el resultado si es que de verdad aman a esa persona. Pero les dejo que ustedes lo descubran por sí mismos. Es fácil interpretar el resultado. Se percatarán enseguida de lo que han hecho, de lo que han dibujado.
-        Nos deja en el misterio, señor Valle-Espinosa.
-        Así me llaman otro día – sonrió el terapista.

Era ya muy tarde y el programa tocaba a su fin. Le despidieron con amables palabras y un largo aplauso puso fin a la emisión.
Apagué el televisor con el mando a distancia y terminé la copa de brandy. Aún no tenía sueño. Me daba miedo seguir con aquel experimento que, por lo demás, en mi yo más racional, me parecía ridículo, propio de teledebates y folletines, como si me estuvieran vendiendo abalorios haciéndolos pasar por joyas de arte. Sin embargo, algo me impulsó a tomar otra hoja en blanco.
Pensé en ti. Me dolió pensar en ti. ¿Te amé? ¿Te amo aún?
Marqué los puntos. ¿Cuánto me importaba lo que pensaras de mí? ¿Cuánto de mí me atrevía a decir frente a ti? Marqué, miré el dibujo, y una sonrisa dulce y cómplice se dibujó en mi cara.
-        Será cabrón – se me escapó, al pensar en el terapista-, ¡por supuesto que lo entiendo!
No había ventana. No la había. Sólo un cuadrado más limpio que un cielo de verano, una visión transparente y clara.




¿Cuánto me importaba lo que de mí pensaras, mi tierna amada? Todo. Cien por cien. Infinitamente cien. No había nada más importante para mí, eras mi amor total. Nada más importante que tus opiniones, que tus consejos, que tus regañinas Ahora, la otra coordenada. ¿A cuánto me atrevía en tu presencia, cuánto de mí quería y podía contarte? Todo. ¿Te oculté algo? Jamás. No había nada que deseara ocultarte porque te amaba y tú hacías que todo fuera sencillo de contar, lo comprendías todo porque me amabas, me sentía seguro aun cuando no compartieras mi opinión. No siempre estabas de acuerdo conmigo, claro está, pero ninguna dificultad había para expresarlo, para abrirme a ti, para descansar en ti, para discutir contigo.
Todo puro “yo libre”. La libertad absoluta de amarte y de que me amaras. Sin zonas ciegas, ni ocultas, ni desconocidas.
Funcionaba. El dichoso test funcionaba y el resultado era lo que yo ya sabía desde siempre. Que sí, que te amaba como un loco. Y eso, era bueno.
Clavé la hoja con una chincheta en el corcho de la cocina, junto a las listas del supermercado y las convocatorias del dentista. Iba a guardarla.
Me dormí pensando en qué ventana hubieras dibujado tú.




12/2/19

No te veo hace muchas lunas



Eras buena preparando Gin-Tonics. No sólo eligiendo los ingredientes y, sobre todo, el momento adecuado para proponer compartir uno, sino también en la liturgia de su elaboración. La toma de las copas anchas, de balón, el cómo vertías la tónica – que debía ser azul-, la ginebra y los botánicos, bayas, canela, vainilla, cardamomo, regaliz, qué se yo. Pero donde más te entretenías y mostrabas una destreza especial era en la preparación de la lima. Aunque a mí todos los frutos me parecían iguales, tú los examinabas con atención hasta decidir cuál era más apropiado y, entonces, buscabas el rayador y procedías a cortar el trocito justo, a conseguir el polvillo exacto a espolvorear. Siempre me maravilló tu maestría con las limas, ese lograr el twist grácil y similar a un rizo de cabello suave. Alguna vez me explicaste las diferencias entre las limas de Tahití y las del desierto, las duyas o las de Cantón, sin que yo pudiera entender cuarta de media.
Luego, acabado el ritual, tú lo probabas y me ofrecías un sorbo. Y sí, siempre me parecía estupendo, en su punto, más aún si lo compartía junto a ti. Recuerdo que te tumbabas en el sillón y ponías tus pies y tus piernas desnudas sobre mi regazo y yo, entre sorbo y sorbo, quizá con una película pirateada en la televisión, me dedicaba a lo que más me gustaba, acariciarte y dejar pasar el tiempo a tu lado. 
Eso fue ya hace mucho tiempo pero tu destreza con la lima no se me ha olvidado. Será tonto, ya lo sé, pero siempre tengo preparado todo para que tú puedas preparar un gin-tonic. Aunque sepa que es imposible, aunque sepa que el pasado no regresa, que quizá yo tampoco quiera que vuelva como si fuese un cartero que llama dos veces a destiempo. La tónica y la ginebra aguantan lo suyo sin perecer pero las limas me caducan cada pocas semanas, aunque las mantenga bien guardadas en el frigorífico. Primero, pierden su verdor y luego se van arrugando, achicando, como si representaran una metáfora de la esperanza de verte. Así, hasta que debo tirarlas y siento una extraña sensación de pérdida, de que no ha ocurrido eso que deseaba o no deseaba o yo qué coño sé qué quería.
Pero, siempre, voy al supermercado y recorro el pasillo de frutería buscando las limas dichosas. Las miro, me hablan de alguna manera, y acabo comprando tres o cuatro que guardo en el refrigerador, esperando que, esta vez sí, pueda aprovecharlas junto a ti.
No ocurre, claro. Y, así, transcurre el tiempo, tan anodino y repetitivo como el monótono tic-tac de un reloj de ajedrez.
A veces creo que soy un indio comanche de esos de las películas de John Ford, de esos que cuentan el tiempo por lunas. Yo, lo cuento por limas, que al fin y al cabo una letra poco cambio hace.
Hace ya muchas limas que no te veo.



9/2/19

Enclave RAE




La RAE ha creado un juego en Twitter muy divertido. Es, en realidad, una herramienta en línea para enseñar la lengua española. Usted, como personaje de la historia, debe hallar La vida del Buscón, la obra de Quevedo, a través de laberintos y salas ocultas. Para avanzar de pista en pista, se nos hacen  preguntas en twitter, una especie de hipertexto en twitter, con algunas de ellas mal escritas y otras bien. Sólo si se acierta con la correcta se continúa. Si no, tolerancia cero. Al primer fallo, uno pierde el juego y es expulsado.

Las preguntas y frases no son triviales. Las hay de todo tipo: ortográficas, sintácticas, cultismos, laísmo, queísmo, vulgarismo, etc., etc. Cada pantalla se ilustra con una imagen animada jocosa.

Puede comenzar a jugar/leer/aprender desde este enlace.








8/2/19

Planescape: Torment




Planescape: Torment es un videojuego narrativo, ya antiguo (fue creado en 1999) pero que mantiene características literarias que lo hacen aún valido. Aunque tiene las características propias de los juegos de la época, la preponderancia e importancia de sus textos y de los diálogos hacen que tenga especiales características narrativas. Asimismo es un hipertexto por cuanto que el lector/jugador puede elegir diversos caminos en función de ciertas preguntas que se le hacen.

Los textos pueden aparecer en una ventana inferior o bien sobre el propio terreno de juego. Una historia de ficción en el que un inmortal se despierta en La Colmena sin recordar nada de su pasado por lo que, como es obvio, se embarca en una aventura para saber quién es y dónde está.

Más información en este enlace.