31/12/10

Los estudiantes prefieren el papel



Un
reciente estudio realizado por la norteamericana OnCampus Research (organización que pertenece a la National Association of College Stores) muestra que los estudiantes prefieren mayoritariamente leer en papel que en pantalla. A pesar del ruido mediático sobre las bondades de los lectores digitales (sea cual sea la tecnología utilizada) y de la repetidamente anunciada muerte del libro impreso en papel, los entrevistados, al menos en los 19 campus universitarios analizados en el estudio, eligieron el papel por amplia mayoría. Señala la directora del estudio, Elizabeth Riddle que It seems that the death of the printed book, at least on campus, has been greatly exaggerated, and that dedicated e-readers have a way to go before they catch on with this demographic. The college-aged market is definitely a growth opportunity for companies providing digital educational products. El estudio fue realizado en octubre e indica que el 13% de los estudiantes del campus habían adquirido un lector electrónico en los tres meses anteriores al proyecto. El estudio es consistente con otro llevado a cabo en otoño en donde el 74% de los estudiantes preferían leer en papel que en pantalla. Respecto a las preferencias cuando se trata de leer en pantalla, el 92% usan un ordenador convencional y el 53% manifestó que no tenían planes de comprar ningún lector de libros electrónicos.



Los objetos nos llaman


Los objetos nos llaman (Seix Barral, 2008) de Juan José Millás es una colección de relatos breves, de apenas dos o tres páginas, que engarzan lo fantástico y lo onírico con la realidad más ordinaria, siempre con una dosis considerable de ironía. Aunque, para mi gusto, son cuentos demasiado rocambolescos y surrealistas (casi todos están poblados de personajes que parecen necesitar un psiquiatra a voces. Le cuesta a Millás narrar con individuos ordinarios),- cuando no manifiestamente fantásticos (la caja de cerillas que alumbra hechos pasados, los maniquíes que sudan)- es cierto que Millás logra insertar las historias de manera hábil en el mundo real y que las aprovecha para incluir reflexiones profundas sobre la cotidianidad del día a día, sobre lo que somos, sobre los rencores ocultos, los sentimientos, los sueños muchas veces ridículos, las desgracias diarias, las esperanzas nunca satisfechas, las dudas existenciales y, sobre todo, sobre las familias tan normalmente anormales como la mayoría de ellas lo son. Millás distorsiona a propósito la realidad para crear su propio mundo en donde insertar sus opiniones sobre la naturaleza humana. No todos los relatos mantienen el mismo nivel con algunos realmente brillantes y otros menos logrados.

30/12/10

Nixonland


Nixonland en una versión enriquecida (Enhanced Book) del libro del mismo título publicado en el año 2008 y cuyo autor es Rick Perlstein. Esta versión incluye 27 fragmentos de video provenientes de la CBS que completan el texto. Asimismo, incluye una entrevista televisiva con el autor. En este interview, Perlstein analiza no sólo los eventos que llevaron a la dimisión del presidente Nixon sino muchos otros hechos de los años sesenta. El libro puede ser leido y visualizado en el Ipad, Iphone e IPod Touch pero no el Kindle directamente.

27/12/10

GureBook


GureBook es una tienda on-line cuyo objetivo principal es la difusión de libros digitales en euskera, aunque también tiene libros en español en su catálogo. De manera más general, se trata de una plataforma que da servicio a las editoriales vascas. El comienzo es modesto con un catálogo de sólo 166 obras aunque estas son en su mayoría de reciente publicación. Siete editoriales vascas apoyan GureBook entre las que destacan Alberdania, Elkar y Erein. También dispone de un blog, Gureblog




MediaMarkt entra en los e-books

La cadena de ventas de equipos electrónicos, discos, vídeos y libros alemana Media Markt promociona ahora su biblioteca digital en donde, al parecer, se pueden encontrar unos 30.000 volúmenes a precios reducidos de incluso menos de dos euros (aunque la mayoría rondan los diez euros y los bestsellers se van a veinte). Eso sí, de momento, casi todos los títulos están en alemán con un pequeño número de ellos en inglés. En general, en formato E-pub con protección DRM. Un clon pequeño de lo que Amazon es en Estados Unidos, con el inconveniente de que la multiplicidad lingüística europea impide que el volumen crítico de mercado sea suficiente.

26/12/10

Su Blackwell


Las
obras de Su Blackwell no son libros digitales pero sí tienen que ver con los libros y con una manera alternativa de usarlos para transmitir ideas y sentimientos, ya que son los libros la materia prima de la que parte para realizar sus fantásticas creaciones.


Inspiradas en los pop-out y en el cut-out (o sea, los libros desplegables de toda la vida), las creaciones de la artista inglesa van mucho más allá.

Siempre elegantes, con un detallismo impactante, muchas veces con ecos de los cuentos de hadas, las obras hechas de papel de libro o saliendo de un libro o en torno a un libro crean una atmósfera mágica que asombra dada la precariedad de los medios utilizados. El libro en sí mismo toma la función de contar una historia, sólo que lo hace mediante imágenes en vez de palabras.

En ocasiones, se usa el láser para lograr un corte de tanta precisión.

Revista para Ipad en español


Aparece una revista electrónica en español para Ipad y su plataforma ITunes App Store. Se trata de Imag. Se trata de un magazine interactivo en el que se incluyen artículos con texto, imágenes 360º, fotografías, vídeos, enlaces a redes sociales y la parafernalia interactiva habitual en estas aplicaciones que permite manejar la navegación con los dedos. El primer número de demostración puede descargarse de manera gratuita pero los demás costarán algo más de dos euros.



24/12/10

Un cuento de navidad


Si Arusi hubiese sabido que estaba preñada de Danjuma, no hubiera aceptado embarcarse en aquel pequeño bote con destino a las Canarias. Pero, entonces, no era consciente que el pequeño Hasani estaba ya en su vientre. Cuando lo supo, decidió que iba a ser varón y que lo llamaría Hasani. Ni se le pasaba por la cabeza que pudiera ser niña porque Banderiwa- que así se llamaría la chiquilla- sería la segunda de la descendencia.

Aún tenía pesadillas, de tanto en cuanto, acerca de aquel cayuco que casi se hunde cuando todavía faltaban treinta millas para alcanzar las playas. Tuvieron que achicar agua con las botellas de plástico, con las manos y hasta con los zapatos. Pero llegaron. Recordaba que las estrellas eran escasas en aquel nuevo cielo aunque, como Danjuma le dijo, así era mejor para que nadie les viera. Hubieron de nadar hasta la orilla y, tiritando, se sentaron abrazados confiados en que los espíritus de sus antepasados vinieran a socorrerles. Así parecieron hacerlo porque al día siguiente encontraron a unos compatriotas que les dieron algo de ropa y les mostraron dónde comer una sopa de caridad. Hubo suerte porque, en mayo, él encontró un trabajo como recolector de bananas y ella un empleo cocinando para los braceros del plantío. Fue al poco cuando Arusi supo que tendría un hijo. Espero a tener dos faltas del periodo antes de contárselo a Danjuma. Recordaba bien cuándo se lo dijo. Él se mostró confundido, sorprendido y no dijo nada durante varios minutos. Incluso, ella creyó que podía estar dudando que él fuese el padre lo cual la enojó. Danjuma debió darse cuenta de la ira en sus ojos porque reaccionó, la abrazó y la besó. Más tarde le diría que se había asustado. ¿Cómo iban a cuidar de un hijo si apenas tenían sustento para ellos mismos?

En Diciembre, el vientre de Arusi la hacía sentirse torpe. La temporada en el campo se había terminado y no tenían trabajo. Los pocos ahorros que habían acumulado les darían apenas para pagar la pensión hasta fin de año y, para entonces, Hasani – ella continuaba segura de que nacería un niño- estaría ya en este mundo. Decidieron embarcarse hacia la península. Allí habría más opciones. Pagaron cien euros por un puesto de polizón en un contenedor que supuestamente transportaba tornillería. Lo pasaron mal, muy mal en aquel calor asfixiante, apretados contra otra decenas de cuerpos. Cuando salieron al exterior, permanecieron tumbados, respirando en medio del campo. Les dijeron que estaban en Málaga pero lejos de las poblaciones más importantes para reducir el riesgo de que la policía los detectase. El aire de diciembre era frío y traía los aromas de la sierra granadina.

Quizá por las tribulaciones del viaje o acaso porque el tiempo se había ya cumplido, Arusi tuvo los primeros dolores poco antes del amanecer. Supo que Hasani no esperaría mucho más y que ya pugnaba en sus entrañas para hacer presencia en el mundo. Danjuma la miraba aterrado, sin saber qué hacer, rezando a sus dioses para que no les abandonaran en aquel momento. Él no sabía hacer de partera y tenía que buscar ayuda. Sólo había un resplandor hacia el norte, quizá a un par de kilómetros. Aquello debía ser un pueblo. Ayudó a Arusi a incorporarse y, arrastrando la maleta, caminaron despacio hacia el horizonte. La noche, sin luna, no ayudaba y tropezaron varias veces. Todo aquel ajetreo y aquel esfuerzo sólo hacían que las contracciones se aceleraran.

Unas hebras rojizas decoraban el cielo del amanecer cuando llegaron al pueblo. Algún gallo cantó pero las calles estaban desiertas. Arusi se inclinaba por el dolor y sentía que la hora estaba ya muy cerca. Danjuma, angustiado, golpeó la puerta de la primera casa que vio. Notó que alguien miraba por la mirilla pero nadie abrió. Tocó un par de veces más hasta que se convenció de que nadie le iba a abrir. Caminaron hasta la siguiente vivienda. Esta tenía tres pisos y un portal cerrado. Presionó un timbre mientras Arusi se sentaba y resoplaba agitadamente. Nadie contestó. Tocó al segundo timbre y una voz ronca preguntó quién era. Él le pidió ayuda, le dijo que su mujer iba a parir, pero la puerta no se abrió ni volvió a oír palabra alguna. Dejó sentada a su esposa y corrió por la calle, llamando a todas las puertas que vio. Nadie abrió.

Arusi sentía ya los dolores cada pocos minutos y apenas tenía fuerzas para caminar. Quería a Danjuma a su lado, lo necesitaba allá, con ella, dándole la mano. Él llegó sudoroso a pesar del frío de la mañana. Con lágrimas en los ojos le dijo que nadie le abría, que nadie le socorría pero que había visto un establo, una borda de pastores, al final del pueblo. Le pasó su brazo por debajo de los hombros y la ayudó a caminar. Dejó la maleta abandonada en el portal.

Llegaron justo a tiempo. Parecía no haber nadie. Un buey que reposaba en la entrada les miró con indiferencia. Atado al fondo había un asno que se revolvió inquieto al ver a aquellos desconocidos que importunaban su descanso. Al menos, estaba cálido. La mujer se tumbó sobre la paja sucia y cruzó sus ojos anhelantes con los de él.

- Todo va a ir bien- le dijo y sacó fuerzas de donde no las había para sonreír.

Hasani tenía tantas ganas de ver a sus padres que el parto fue fácil. La naturaleza les ayudó. Aprendieron lo que necesitaban en unos pocos minutos y Danjuma cortó el cordón con su navajita e hizo un nudo rudimentario. Oyó llorar al chiquillo y instintivamente supo que eso era bueno. Le cubrió con su chaqueta y acarició la frente de Arusi que no dejaba de mirar al niño.


23/12/10

Senghor on the rocks


Vaya por delante que no hablo alemán como para disfrutar de esta obra digital y, por tanto, poco puedo decir sobre el contenido literario de esta novela. No obstante, escribo este post por lo que de concepto digital novedoso tiene. Shengor on the Rock es una novela de Cristoph Benda que ha sido programada digitalmente por Flo ledermann. Se trata de una mash-up en el que, en todo momento, podemos ir viendo en mapas dónde transcurre la acción. Es más, clickeando sobre los mapas podemos saltar a los párrafos que citan ese lugar o que ocurren en el mismo.

El interface simula un libro convencional con paso de páginas del tipo flip mostrando el mapa en la página izquierda y el texto en la derecha. Los mapas son satelitales, al estilo de Google Earth. Las áreas se muestran en mayor o menor detalle en función de lo que ocurre en la trama. Una historia que se desarrolla en el Dakar del 2001 cuando Martin Chi, un cameraman que llega a la ciudad para filmar un video cuando acaban de suceder dos hechos contradictorios en el país. Por un lado, la felicidad por la clasificación del equipo de fútbol nacional para los Mundiales y, por otro, la tristeza por la muerte del primer presidente del país.








22/12/10

El barco ebrio y otros poemas

El barco ebrio y otros poemas (Nordicalibros, 2010) es una recopilación de algunos poemas de Rimbaud pero ilustrados, en esta ocasión, por Alicia Martínez. La traducción ha corrido ha cargo de Carmen Morales y Claude Dubois.

El poema ‘El barco ebrio’ narra en verso la experiencia de una navegación a través de la vida, desde el pequeño barquito en un pozo de agua en la niñez hasta el gran navío de la madurez. Un barco identificado con el poeta en un viaje sugerente, pleno de imágenes y de sentimientos pero también de peligros. Un viaje quye necesita, finalmente, el retorno al origen.

Los otros poemas seleccionados repasan algunos de los más célebres del autor ( como "Baile de los ahorcados") y permiten disfrutar de los diversos tonos de Rimbaud, tan capaz de variar su registro poético de unos versos a otros.

Las ilustraciones de Martínez son duras, esquemáticas, metáforicas en el sentido de que intentan visualizar la idea del poema. En cualquier caso, siguen siendo las palabras de Rimbaud las que dan sentido al libro.

22


Lo que resulta obsceno es que el mundo siga girando, ajeno a tu marcha. Que las mañanas sigan siendo hermosas, con los campos arados despertándose perezosos bajo una sábana de escarcha, igual que cuando tú madrugabas para ir al trabajo y yo te acompañaba para estar más rato contigo. Es malo que las calles estén iluminadas con guirnaldas de luz y estrellas de bombillas; que engalanen los escaparates con abetos y pesebres que ya no podemos ver juntos. Es injusto y horrible que hoy no pueda darte tu regalo.

21/12/10

Video sobre papel



Cuando hablamos de contenidos digitales pensamos siempre en un soporte electrónico: una pantalla LED, TFT, e-ink, LCD o cualquier otro dispositivo de hardware. Pero no solemos pensar en que esos contenidos sean visualizados precisamente sobre papel.

La revista VOGUE, en el número de diciembre de su edición en ruso, incluye una página de publicidad que utiliza la tecnología Video-in-Print. Esta consiste en incrustar en las páginas de papel un visor extra plano de cristal líquido, con resolución de 320 x 240 píxeles, que detecta cuando se abre la página y se activa para mostrar el contenido de su memoria. Incorpora un diminuto altavoz para que el video, como ocurre en este caso, se acompañe con sonido.

Los sistemas Video-in-Print permiten incluso conexión con la red para descargar contenidos de la misma. Ni que decir tiene que los libros convencionales podrían incrustar este tipo de mini pantallas en algunas de sus páginas para ofrecer contenidos multimedia dinámicos.


20/12/10

Blio


Blio es un programa gratuito para Windows, de la firma Kurzweil Technologies, que sirve para leer contenidos digitales y que permite, además, gestionar una biblioteca de libros digitales. El programa es capaz de manjear archivos en formato XPS y EPUB, ambos basados en XML. Blio es una especie de visor PDF que mantiene la estructura y composición de la página. Permite visualizar imágenes a color, textos, tablas, vídeos, fórmulas, animaciones, etc. así como emitir audio. Dispone de un generador de voz que lee el texto y es útil para, por ejemplo, personas invidentes. Las páginas se pasan simulando en paso en papel y es posible aumentar o disminuir el tamaño de la visualización, incluyendo algunas opciones estándar como en cualquier procesador de textos: una página, dos páginas, ancho de página, etc. También permite marcar textos y tomar notas. El programa de gestión de la biblioteca de libros digitales, por su parte, permite descargar y almacenar libros en una base de datos.


19/12/10

La teleoperadora





Román era un tipo afable, apacible, con una vida mesurada, ordenada y rutinaria. En definitiva, una existencia aburrida. Aunque nunca confesaba su edad, quizá un ramalazo coqueto impropio de una persona como él, sus vecinos hubieran dicho que rondaría los cincuenta y cinco. Aún conservaba cabello pero una coronilla de monje medieval le iba clareando el cogote. Estaba entrado en kilos, fruto de su excesivo gusto por los dulces y, aunque consideraba gozar de buena salud, su colesterol y su ácido úrico necesitaban algún cuidado. Trabajaba en una oficina de la Seguridad Social. Un tipo corriente rodeado de gente corriente. Era competente en su trabajo y lo ejercía con eficacia aunque si le hubieran preguntado no hubiera podido decir para qué servía lo que hacía. Tomaba un formulario, revisaba si todas las casillas estaban rellenas, plasmaba un par de sellos de tinta roja en la esquina inferior izquierda y depositaba el documento en una caja que, más tarde, se llevaba un mozo de una empresa de mensajería. Nunca supo, ni realmente le preocupó el saberlo, para qué eran aquellos papeles, quién los enviaba, a dónde los nadaban y si acababan siendo fruto de la trituradora o no.

Román tenía algunos ahorros. Hombre frugal, si exceptuamos los bollos y pastas que cada día compraba en la pastelería de la calle Hierro, y sin familia desde hacía años, atesoraba mes a mes su sueldo por el temor de que, algún día, cuando la salud le fallara, lo necesitara para pagar a los médicos. O para organizar de antemano un funeral digno porque, eso sí, a él le hacía ilusión tener unas últimas honras que merecieran tal nombre.

Aquella tarde llegó puntual a su apartamento. Era marzo. O quizá mayo. U octubre. Tanto da porque en la vida de Román los días se parecían los unos a los otros como gotas de agua. Las jornadas pasaban ante él como una fila de hormiguitas, todas iguales, todas al mismo ritmo, todas con las mismas expectativas y objetivos que las anteriores. Acababa de ponerse sus pantuflas cuando sonó el teléfono. Contestó:

- Sí, dígame.

Al otro lado del auricular, escuchó una voz dulce, de mujer, con acento sudamericano.

- Buenas tardes. Le llamó de la compañía telefónica. Estamos promocionando un nuevo producto, que le permitirá una rebaja considerable en sus gastos. ¿Dispone usted de móvil caballero?

Era una llamada publicitaria más. Recibía bastantes, y siempre colgaba antes de que le pudieran explicar de qué se trataba. Pero por alguna razón misteriosa- las cosas del sentimiento siempre son misteriosas- esta vez no cortó la comunicación. Quizá por el tono de voz, o por el timbre, o porque le pareció una mujer sensual y tierna, como la que él siempre había soñado. El caso es que la dejó hablar y la chica leyó el discursete que su empresa le había preparado con esa mezcla de desgana y espíritu comercial que a los operadores les inunda tras ocho horas recitando la misma copla. Cuando la mujer finalizó la lectura, recobró el tono amable y preguntó:

- ¿Le interesa la oferta señor?.

El cerebro de Román se espabiló. Salió súbitamente del deleite que aquella voz le había producido y discurrió que no podía decir que no, que eso significaría perder la oportunidad de seguir escuchándola.

- Sí, sí- balbuceo- pero debo pensarlo. ¿Podría usted volver a llamarme mañana?

- Cómo no, señor. ¿Le viene bien alguna hora en concreto?

- A esta misma, si no le importa. ¿Tiene usted algún código por si necesito ponerme en contacto con usted?

- Me llamo Sandra y mi código es el 9780. Si necesita alguna aclaración técnica le puedo pasar con uno de mis compañeros en el departamento de ingeniería.

- No, no hace falta. Es usted muy eficaz. ¿Me llama mañana?

- Por supuesto, señor.

Soñó aquella noche con la voz de aquella muchacha, imaginó que sería de Chile – a él siempre le había atraído Chile desde que un abuelo suyo pasó allá largas temporadas-, dibujó un rostro imaginario y lo borró y lo rehízo en su mente decenas de veces, sintió que su corazón se aceleraba, que por fin había ocurrido algo que aliviaba el gris uniforme de sus días, que a la mañana siguiente miraría de otro modo a los vecinos porque ahora él tenía compañía. Soñó con parques y cielos dorados y cenas a la luz de velas italianas y confesiones dulces a la luz de la luna. Pasó la noche en vela disfrutando del aire, sin sentir aquella asfixia de soledad que le abrazaba cada atardecer.


Desde entonces, Román ha contratado diecisiete planes telefónicos y de televisión por cable distintos y ahora está ultimando el cambiarse a un nuevo programa que le ofrece- por quince euros más IVA al mes- un partido de baloncesto de la liga jordana cada domingo. Cada dos o tres días, a las siete exactamente, se coloca junto al teléfono esperando la llamada que ansía.







18/12/10

The Sound and the Fury


The Sound and the Fury: A Hypertext edition es una versión hipertextual de la novela del mismo título de Faulkner, usualmente más conocida en su traducción al español como "El ruido y la furia" aunque la sustitución de sonido por ruido se aleja de la idea de Faulkner que se refería a un verso del Macbeth de Shakespeare. Se trata de la cuarta novela del escritor norteamericano que destaca por la complejidad narrativa en el ámbito temporal, con continuos saltos en él. Narra la decadencia de la conservadora familia Compson del sur profundo de los Estados Unidos a través de tres de sus miembros y de Dilsey, la sirvienta negra. Los recuerdos de cada uno de estos personajes - muchas veces de los mismos hechos vistos desde diferente perspectiva- deben encajarse en un todo continuo de una manera que exige cierto esfuerzo por parte del lector. Así, en la primera parte, el personaje Benjy - disminuido síquico- relata sus tareas cotidianas, totalmente anodinas, de manera lineal desde la mañana a la noche. Pero, a medida que va haciéndolas, recuerdos e imágenes se disparan en su mente para que Faulkner las cuente. Estos hechos, estos flash backs no aparecen en un orden concreto, a veces se repiten y son más reflejo de sentimientos que datos concretos. No obstante, al final, existe un cierto orden interno que, reconstruido en la mente, crea una idea continua y global de la historia de los Compson. Mas no sin esfuerzo por parte del lector.

Esta versión hipertextual aporta elementos nuevos que sirven, por un lado, para facilitar la construcción temporal de los hechos con diagramas temporales gráficos y enlaces que permiten seguir la historia de manera más lineal. Por ejemplo, podemos leer la novela en el orden que Faulkner la escribió pero, a voluntad, podemos reordenar los párrafos, los flash backs, de manera lineal temporal. Nos aparece así, otra novela, más lineal, menos intrincada, más ordenada. Esto es un hecho curioso ya que la digitalidad suele tender a disgregar mientras que, aquí, ayuda a reconstruir la temporalidad.

Por otro lado, añade numerosos e interesantes documentos tanto biográficos como de crítica literaria de la novela. Incluye, asimismo, dos introducciones que el propio Faulkner hizo a la obra, comentarios críticos sobre las mismas y ejemplos de sus manuscritos.

Un trabajo notable.

Otro post sobre la obra de Faulkner puede verse aquí.




Esperando en la estación

Siempre me han gustado las estaciones de tren. No sé, quizá por los recuerdos infantiles de cuando iba a visitar a mis tíos. Me evocan largas tardes envuelto en el humo de la locomotora, merendando bollos con jamón de york, fiambreras con tortillas frías y juegos de las escondidas sobre el traqueteo constante del vagón.

Ahora, los trenes ya no echan humo ni se bambolean como si fuesen a desencajarse de un momento a otro. Pero el otro día, cuando te esperaba, volví a sentir la misma vida dulce que cuando era niño. Hacía un frío que helaba los charcos y obligaba a las gentes a protegerse en la garita. No me importó. Bajé al andén y te esperé. Quería estar a pie de puerta cuando llegaras. El andén tenía adornos navideños . Las agujas del reloj grandote caminaban despacio. El tiempo permanecía helado, como la noche llena de aguanieve. Por fin, lejos, un reflejo en las catenarias, un brillo en un raíl lejano y, finalmente, un gran foco redondo y amarillo. Como cuando el sol trae la mañana, así aquella luz me acercaba mi dicha. Freno la locomotora bajo el chirrido estridente de los frenos y quedé frente al vagón. No aparecías. Decenas de pasajeros se apeaban arrastrando sus maletas, poniéndose sus guantes y subiéndose el cuello del gabán. Sus bocas expelían pequeñas nubecillas de aliento que el frío de la noche congelaba en millones de gotitas. No te veía. Miraba frenéticamente a un lado y a otro sin verte, esquiando entre las personas que se cruzaban conmigo caminando hacia el abrigo de la estación. Qué inquietud hasta que apareciste, sonriente, con un pitillo recién encendido, buscándome con tus ojos como yo te buscaba con los míos. Luego, todo se hizo bueno.

17/12/10

Digitalización de manuscritos


La universidad de Sun Yat-sen , bajo la dirección del doctor Jian Xu ha comenzado un proyecto de digitalización de unos 600 libros manuscritos escritos en el idioma Yi, hablado en la provincia de Yunnan en China. Se trata de volúmenes que actualmente están en mal estado tanto en colecciones privadas como públicas en las provincias de Xinping, Yuangyang, Jianshui y Mengzi. Los libros incluyen partituras, relatos épicos, calendarios, textos médicos, geografía y disertaciones filosóficas. Así, este delicado e irremplazable material quedará preservado y a disposición de los investigadores e historiadores.






Una mañana juntos


Desayunamos despacio, como nos gusta hacerlo. Tú, frugal, tus tostadas de pan con mermelada, un poco de fruta y un café largo. Yo, hambriento sobre todo de ti, un par de huevos fritos con puntillas y, goloso sobre todo de ti, unos dulces. Leímos los periódicos sentados uno al lado del otro, disfrutando de la mañana, aún con el tacto de tu piel pegado a la mía, con la miel de tus caricias recientes aún resbalando por mi cuerpo. Vamos al museo, dijiste. Hacía frío. Una mañana grisácea pero animada, con peatones apresurados, el bullicio de los vehículos rodeándolo todo, con un sinfín de niños que se dirigían al colegio entre algarabías de juegos, con churrerías ambulantes de las que brotaban aromas de azúcar y crema. Tuvimos que hacer cola para entrar. Dijiste que hacíamos buena pareja. Es cierto, la hacemos. Al entrar nos cruzamos con un batallón de japoneses que perseguían a una guía que agitaba una banderita. Yo, despistado en la observación de tus ojos, creí haber perdido las entradas. Tú las encontraste. Como encuentras siempre lo que me es bueno. Me encantó ver las pinturas junto a ti. No sentamos en el banco del pasillo, cansados, y estuvimos admirando a aquel pintor aficionado que, frente a un caballete artesanal, copiaba con maestría la Virgen de Murillo. Dijiste que la madona parecía más joven que en el original, más angelical. Yo pensé que era tu rostro el que debía pintarse.

Luego, más tarde, visitamos el mercadillo de navidad y cuando, al bajar la cuesta de los soportales, me tomaste del brazo quise que el tiempo se detuviera para siempre.



Un breve almuerzo



Es curioso cómo haces que los pequeños actos cotidianos se conviertan en magníficos eventos. El otro día, sin ir más lejos, cuando compartimos un plato de jamón y unos champiñones con salsa en cazuela de barro caliente. Aunque habíamos caminado toda la mañana, no teníamos hambre. Decidimos no perder el tiempo con una comida copiosa, picar algo y echar una buena siesta. Recuerdo que el camarero me miró con envidia. Y es que, se nota que te adoro. No puedo evitarlo. Yo mismo lo siento en la forma en que te miro, en que te escucho, en que te percibo a través de unos sentidos míos que parecen más vivos cuando te me acercas. Nos sentamos el uno frente al otro, en el rincón de techo abovedado y paredes de azulejos iluminados con escenas antiguas. De tanto en cuanto, mientras me hablabas del trabajo - me encanta la pasión con que lo cuentas-, alargabas tu mano para entrelazarla con la mía. Estabas hermosa.


A Hypertext History of the second World War


A Hypertext History of the second World War es un recopilatorio hipertextual de multitud de documentos acerca de la segunda guerra mundial, organizados en una red de enlaces compleja y muy amplia tanto interna a la propia aplicación como a documentos externos a ella. Los documentos provienen de organismos oficiales de los Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países anglófonos, algunos de ellos de libre uso y otros con copyright. Un menú inicial cataloga los documentos según el teatro de operaciones- guerra en Europa contra Alemania o guerra en Asia contra Japón- así como algunas opciones adicionales. El volumen de información es notable. Algunos documentos tienen imágnees. Sin duda, un compendio importante para los estudiosos de ese periodo histórico aunque, obviamente, desde la visión de una parte concreta de los contendientes.


16/12/10

Do Peso e da Leveza


Do peso e da Leveza del portugués Rui Torres es un poema visual del 2009 que experimenta con la localización espacial en 3D del texto. Se trata de un generador automático de versos que, a partir de textos y léxico de poemas de Pessoa y Sophia de Mello Brevner genera nuevos textos que, además, son situados sobre un escenario simulado 3D sugerente, una especie de vuelo poético entre dos capas de nubes formadas por palabras. Está programado en Flash por Nuno Ferreria y Luis Carlos Petry. Incorpora sonidos que refuerzan la atmósfera mágica de los versos. Eso sí, tarda basante en cargar incluso con conexiones de red rápidas por lo que, seguramente, su ejecución debe hacerse desde un disco duro local.

Rui Torres, profesor de la Universidad Fernando Pessoa, es una de las figuras actuales más relevantes en el campo de la literatura digital.


9/12/10

Magic


Magic de Asir R Naqvi es un delicado y excelente trabajo visual sobre un poema de Carpenter, que combina una imagen fija, pero no por ello falta de interés en el contexto de la obra, con una melodía cantada y el texto de los versos, magnificados en su sentido e intención mediante un sabio manejo de la tipografía, la posición y los tiempos. La escenografía, el ritmo visual, el juego de fuentes sirve para realzar la poesía de C.C.Carpenter, sin hacernos perder el foco de que es precisamente el contendido literario el que emociona. Los también paquistaníes Pathan-e-Khan y Reshman ponen la voz y la música. Un ejemplo de como puede hacerse mucho con pocos mimbres.



6/12/10

Google ebooks


Ha sido lanzado al mercado el portal de libros electrónicos de Google, denominado finalmente Google ebooks, aunque de momento sólo en los EEUU. Dispone de un fondo de contenidos de más de tres millones de documentos y libros, la mayoría de dominio público ya que sólo unos 300.000 son ediciones recientes.

A diferencia de Amazon y su Kindle o de Apple, la plataforma es a priori abierta de modo que los contenidos no están asociados a ningún lector específico. Dichos contenidos podrá leerse en un lector de tinta electrónica (pero, parece serm no en el Kindle), en un Ipad, en un ordenador, on-line y en diversos formatos entre los que se encuentra el PDF. No todo es totalmente libre ya que existirá un codificado DRM.

El usuario puede, también, organziar su biblioteca en la nube de manera similar a como mantiene su correo en gmail.


La firma americana preve que el servicio estará disponible en Europa el año próximo. Aunque en EEUU Google afirma haber llegado a pactos de distribución con las principales editoriales, no parece ser que los contactos están tan avanzados en Europa, incluidos los posibles tratos con la plataforma Libranda.

4/12/10

In the Era of the Sentence Fragment



In the Era of the Sentence Fragment de Dan Albergotti y Martin Brolin es un breve, sugestivo y bonito poema visual que integra música, texto y unos gráficos 3D sugerentes, inconcretos, caleidoscópicos, basados en fórmulas matemáticas. El propio título del poema es reflejo del tiempo literario actual: fragmentación de las frases.

La versión HTML a mí no me ha funcionado pero sí la realizada en Flash.


2/12/10

StoryKit



StoryKit es una aplicación gratuita para construir historietas digitales sencillas para el Iphone. Tiene las aplicaciones multimedias indispensables para añadir texto, gráficos y sonido. Sirve para iniciarse en el desarrollo de textos multimedia pero, claro está, muy limitado a la capacidad de un teléfono.


Blogs poco activos

Con datos de "Bitacoras" se ha creado el gráfico de arriba que muestra la actividad de la blogsfera en España en el 2010. Muchos blogs, menos bloggers (porque muchos tienen varios) y, resumiendo, de manera sencilla, muy poca actividad porque sólo el 6% postea al menos semanalmente.

24/11/10

La hermandad de los escribanos



He colgado en la red mi relato digital La hermandad de los escribanos (Félix Remírez, 2005) en la que el lector personalmente queda inmerso en la trama al convertirse en el personaje principal. Se trata de un fichero ejecutable que puede descargarse directamente aquí o a partir de la página incluida en el enlace del título. Es un fichero inocuo que puede ejecutarse sin riesgo de infección viral ninguna. El relato funciona en Internet Explorer, tanto en Windows XP como en Vista. No está probado en otros navegadores.

Una hermandad fundada en el Medievo toma el control del ordenador del usuario y este debe leer la narración en un tiempo determinado con la atención suficiente para ir contestando a una serie de preguntas ya que si no…

La obra combina texto con elementos multimedia a la vez que incorpora características de los juegos interactivos. Se diferencia, no obstante de un juego, en que lo fundamental es la historia y no la interactividad. Es la narración es sí misma la que ordena todo y la que, saltándose la interactividad, puede ser leída sola coherentemente.

El relato se desarrolla en una sola pantalla (tras las que aparecen en el proceso de presentación inicial) pero dividida en subpantallas, cada una de las cuales tiene vida propia. Así, el lector debe estar atento a varios hechos simultáneamente. Existe, también, una cierta toma de control de la computadora por lo que muestra al usuario datos que sólo su ordenador contiene, dando verosimilitud a las amenazas que la hermandad vierte en el texto.

La Hermandad de los Escribanos, centenaria asociación, es enemiga furibunda del libro impreso y, sobre todo, del libro digital. Detecta a cualquier individuo que intenta leer uno y, en ese momento, interfiere en su ordenador y lo destruye en un limitado plazo de tiempo. Plazo que es concedido para que el lector pueda conocer la historia de la Hermandad y someterse a un examen que pueda librarle del desastre. Prueba, por otro lado, de la que nadie aún ha salido victorioso.

Una historia digital como la presente puede desorientar al que la lee debido a que no se es libre de elegir cuándo se va a leer la novela. Por el contrario, la obra toma, en cierta medida, el mando. Se impone un tiempo en el que es preciso no sólo leer sino comprender y fijarse en pequeños detalles. Todo ello, para contestar a una serie de preguntas que permitirán desactivar el peligro que se cierne sobre el ordenador propio.

Leer este texto no es sólo leer. Es luchar contra el reloj, es tener que buscar información adicional y es sentir el temor de que, las amenazas, que el argumento vierte, no son sólo artimañas artísticas sino que pueden ser reales. ¿Es verdad que si no se logra leer a tiempo la obra, y contestar adecuadamente a las preguntas, el ordenador se auto formateará? No desvelaremos aquí el secreto. Quizá, el lector piense que es todo un recurso estilístico. Quizá sea así.
¡O quizá no!

El propio libro digital toma el control y propone preguntas ajenas a la trama. El lector deberá decidir si las atiende o las desoye. Quizá las desoiga pero pudiera ser que contuvieran la clave de la salvación. En esta novela, no se es libre de elegir lo que se puede leer, cuando a uno le apetezca leerlo. Por el contrario, el lector es una víctima que está siendo sometida a interrogatorio. No puede detener los eventos que ocurren. No puede cerrar el libro y posponer la lectura hasta otro día. Está fuera de la historia y no la controla. No puede pararse a meditar. No puede elegir el momento en el cual leer un determinado capítulo. El tiempo transcurre. Inexorablemente. Al igual que en la vida real, el reloj corre deprisa y, si no se llega a tiempo, se pierde la partida. El formato digital, por así decirlo, toma el mando. La diferencia con un libro convencional es, por tanto, notable porque, en aquel, el lector puede volver sobre sus pasos cuando lo desee y puede tomarse todo el tiempo del mundo para leer un capítulo. En esta historia digital, por el contrario, la vida pugna contra el cronómetro que anuncia el desastre. Fluye por sí misma y sólo podemos seguirla o dejarla pasar.

Ciertamente, el lector puede reiniciar, desde el principio, la lectura lo cual es como un volver atrás en el tiempo, como poner el reloj a cero. Y, en esa nueva lectura, el ordenador le llevará por caminos distintos, con preguntas distintas y retos distintos. Siendo la historia idéntica, sus acentos estarán en uno u otro lugar.

Otro comentario sobre esta obra puede verse aquí.






Un cadaver exquisito en Twitter



Tim Burton, escritor, ha puesto durante estos días una iniciativa que consiste en componer un cadaver exquisito en base a mensaje de Twitter de 140 caracteres. Aquellos interesados en participar pueden dirigirse a la página de Burton. Cada participante debe añadir un texto de tal longitud a lo ya escrito para ir completando y desarrollando la historia. Este cadaver está abierto hasta el seis de diciembre y también pueden añadirse imágenes. Obviamente, es en inglés.

La técnica del cadaver exquisito (originalmente cadavre exquis en francés) fue creada por los surrealistas en 1925.







Plenario de la red de universidades lectoras




El próximo día 29 se celebra en la Universidad de Alicante el III Plenario de la red de universidades lectoras en donde se ofrecerán intersantes ponencias sobre el hecho digital en la literatura. Así, Laura Borrás disertará sobre Literatura 2.0 y habrá una mesa redonda en la que participarán Ramón Llorens (UA), Paulo Costa (UÉ) y Ángel Suárez (UEX) en la que se debatirá sobre Lecturas en red: Las propuestas de Internet. Para más información puede visitarse este link.


23/11/10

Paysans del Alpes


Paysans del Alpes es un libro digitalizado de Nicolas Carrier y Fabrice Mouthon y editado por Presses Universitaires de Rennes , primero en papel a principios de este año y ahora en edición digital. Un ensayo riguroso sobre las comunidades rurales en los Alpes durante la Edad Media. Una zona europea que es definitivamente habitada hacia el siglo XI. Es una obra científica, con multitud de notas, llamadas bibliográficas e hiperenlaces textuales, tanto internos a la obra, como a bibliografía en papel o bibliografía en Red.





Secret Technology



Secret Technology de Jason Nelson es una especie de portal interactivo digital muy original e interesante, más por su interface y los hallazgos visuales y creativos que por su texto literario, totalmente disgregado y difícil de coordinar en un todo coherente. Recoge de manera ordenada por categorías (en función de su concepción) parte de la obra de Nelson, a medio camino entre el juego, la literatura y la mera exploración experimental de algoritmos diversos.

Puede accederse desde el sitio a docenas de pequeñas aplicaciones en las que se combinan sonidos, voces, gráficos (con cierta tendencia a una estética retro, de arcade), vídeos, fotografías y textos siempre deslocalizados de su contexto, móviles, que aportan pensamientos en ocasiones profundos pero siempre fugaces y solitarios. Pero, en cualquier caso, desde el punto de vista de cómo se pueden exprimir los medios de programación (sobre todo Flash) merece un reconocimiento especial por cuanto que Nelson experimenta una enorme multitud de posibilidades visuales y cinéticas.



22/11/10

Impiedad


La fotografía, tomada por Héctor Retamal en Haití y publicada hace unos días por casi todos los diarios, es espeluznante, tremenda, un grito desesperado a nuestro mundo. Una mujer, desnuda, sin ninguna posesión en la vida, sin un camastro donde reposar o quejarse de su mala suerte o gritar contra el Dios injusto que la ha olvidado, yace sobre el pavimento esperando, con sus ojos abiertos viendo pasar a peatones ajenos a su drama, acostumbrados a la miseria y al horror. La mujer – cuántos sueños no cumplidos, cuánta vida no completada, el amor que pudo dar y recibir perdido en las alcantarillas del mundo, cuánto horror concentrado en un cuerpo frágil- se agarra el cuello con su mano, como si quisiera detener el grito de angustia que debe sentir o, quizá justo lo contrario, como si quisiera abrir su voz para que se hiciera sonido desgarrador la tristeza cósmica de sus ojos. Uno se pregunta si fue feliz en su niñez, si se enamoró, dónde perdió su última vestimenta, cuándo comió por última vez, si espera la muerte o se aferra a su lastimera vida, en qué pensamientos cruzarían la mente del fotógrafo mientras ajustaba el obturador, en cuánto le deben doler los huesos de dormir sobre el asfalto. Es una foto que nos interpela directamente acerca de nuestra compasión, nuestra ternura, nuestro ansia de justicia, nuestra humanidad. Una imagen que nos llama a romper el mundo porque está mal hecho, porque es preciso empezar de cero. Un clamor de espanto, de consternación, de horror. Pero, aún sin reponerse uno del escalofrío de impiedad con que la imagen nos abofetea, llega un golpe aún más duro. Se publica la foto y decenas de blogs, de comentaristas aficionados, de gentes sin alma, se lían a discutir si la noticia periodística es correcta; sobre si los pies de foto que hablan de la epidemia de cólera en la isla tienen o no tienen que ver con esa mujer desvalida y abandonada; a afirmar que estas escenas son “normales” en Haití; que si esa persona es una demente conocida en el barrio que suele caminar desnuda; a analizar el buen o mal hacer de los periodistas. Posts que reciben decenas de comentarios de alienígenas (al menos, yo no los siento como congéneres de especie) que, un rato después, se sientan ante la tele para escandalizarse por las correrías de los famosos de la prensa rosa.

¿Importa algo el contexto? ¿Importa algo lo que se escriba sobre la foto? ¿Importa si el texto periodístico es adecuado?¿Tan horrendamente lejos del sentido común nos encontramos? ¿Tan ciegos hemos quedado? Sólo importa que hay un ser humano desnudo tirado como un despojo sobre la calle y que todos pasamos de lado sin inmutarnos.


Foto: AFP/Héctor Retamal



100 Flash Fiction Hypertexts



100 Flash Fiction Hypertexts de Susan Gibb son cien pequeños relatos hipertextuales que fueron escritos, uno cada día, en un proyecto llevado a cabo en el verano del año 2009. A los largo de los cien relatos, se trata siempre del mismo esquema de programación en que aparecen breves textos, equivalentes a párrafos de la historia en una presentación convencional, con uno o dos enlaces que llevan a otros párrafos. Obras literarias porque, con mayor o menor acierto, realmente se fundamentan sólo en el texto con el que cuentan la historia.






PDF Scissors


PDF Scissors es una pequeña aplicación que permite recortar imágenes escaneadas en formato PDF. Una de sus principales aplicaciones es adecuar el tamaño de textos escaneados (y que, por tanto, son imágenes) a las dimensiones de pantalla de los lectores de libros electrónicos como el Kindle u otros dispositivos móviles como los teléfonos. Normalmente, las páginas escaneadas tienen un tamaño A4 (en vertical o en apaisado) que no pueden encanjar en el formato de pequeña pantalla y obliga a un continuo uso del zoom y del scroll. Ciertamente, con esta aplicación se perderán partes de las páginas pero podriamos tener sólo el texto a leer cómodamente.


21/11/10

El periódico en Ipad


Los imperios de Jobs y Murdoch parece que se unirán para proponer en el mercado un periódico digital que, vía descarga diaria, se podrá leer en el Ipad. Los dueños de Apple y News Corp llevan algún tiempo preparando el lanzamiento de un diario digital que podría llamarse Daily y que vería la luz antes de final de este año. Los contenidos se desarrollarán de manera exclusiva para tabletas del tipo Ipad aunque no exclusivamente para esta. Es de suponer que se sacará provecho de las habilidades de libro enriquecido que este tipo de miniordenadores poseen. Será una edición exclusiva que no tendrá su contrapartida en la web o en papel. Hay que inferir que esta exclusividad vendrá precisamente del uso de elementos multimedia porque no parece razonable pensar en un periódico- digital o no- que no ofrezca las mismas noticias que suceden en el mundo que el resto. Será un servicio de pago. No queda claro cómo se financiará el proyecto ya que no bastará con la cuotas de los abonados y posiblemente deba haber publicidad.


Consumer Attitudes Toward E-Book Reading




Consumer Attitudes Toward E-Book Reading es un estudio sobre el mercado del libro digital (muy centrado en los EEUU) y las tendencias de los usuarios de estos dispositivos. Realizado por el BISG (Book Industry Study Group) ha deducido las conclusiones a partir de extensivas encuestas a usuarios de lectores de tinta electrónica o dispositivos dedicados. Puede adquirirse aquí pero, realmente, es muy caro. Algunas de las conclusiones del estudio son obvias como, por ejemplo, que los consumidores de contenidos digitales compran menos libros en papel. Más interesante es que el volumen total de ventas de estas personas (papel+e-ink) se reduce lo que no es buena noticia para las editoriales. Los contenidos digitales que más se compran son los de novela de misterio.



19/11/10

Ulysses "Seen"


Ulysses Seen es un comic digital de Robert Berry que es una adaptación gráfica de la novela de James Joyce. No sólo tiene un interface cuidado sino que presenta una serie de aditamentos que lo hacen destacar entre los comics digitales. Por ejemplo, el que lleva asociado un blog en el que, amén de numerosas informaciones complementarias, los lectores pueden dejar sus comentarios e interaccionar entre ellos. Muy interesante también la guía del lector que aparece en el blog. De momento, no están todos los capítulos activados. Hay una versión para IPad


18/11/10

This is not a poem



This is not a Poem de Alan Bigelow es un original poema visual basado en Trees una poesía de Joyce Kilmer. Los versos se pueden leer pero el interface simula un disco de vinilo que, al girar, emite la versión recitada de los mismos versos.

Es un trabajo sencillo programado en Flash que, sin embargo, tiene encanto y sin duda se apoya en un poema muy lírico a la vez que pesaroso sobre la capacidad humana de expresar la belleza en palabras.

17/11/10

The Amplified Writer in the Local Unlibrary


El próximo 23 de Noviembre se celebrará una conferencia-taller en Londres, concretamente en la Biblioteca Hornsey, al norte de Londres, que llevará por título The Amplified Writer in the Local Unlibrary. Entre los ponentes estará la escritora Andrea Levy. Uno de los talleres tendrá por leit-motiv la autopublicación, la literatura en blogs y las multiplataformas en la escritura digital. También se debatirá sobre la escritura colaborativa.



FICOD 2010


Se inauguró ayer el FICOD 2010, Foro de contenidos digitales. En el programa (que puede verse aquí) están previstas interesantes conferencias en el ámbito de las letras digitales. Así, se anuncia un taller sobre autoedición y libro digital, ideas para que un contenido digital o un blog sean un éxito, charlas sobre la propiedad intelectual en Internet, aprendizaje basado en contenidos digitales y juegos, la redacciónn on-line en periodismo, etc. FICOD es un evento propiciado por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, así como por la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones.


16/11/10

Exquisite Shorts


Comienza una experiencia de escritura colaborativa denominada Exquisite Shorts utilizando ThumbScribes y que permitirá a 100 personas escribir hasta 300 caracteres cada uno para crear un relato breve. La escritora Aimee Bender escribirá la semilla inicial sobre la que los demás desarrollarán la trama. Los que se hayan registrado iniciarán el trabajo mañana día 17. El tiempo disponible es de un día, de modo que el jueves el trabajo final será publicado en The Outlet Blog.



El tenor que perdió la voz



Paolo Domenice tuvo una carrera operística de primer orden hasta que, sin razón aparente, su sentido musical desapareció súbitamente. Para desesperación de su agente y el asombro de los amantes al canto, Domenice no pudo más entonar el Ecco Ridente con aquella riqueza tímbrica que le caracterizara, ni llegar con la soltura que tan merecida fama le había otorgado al do alto .

Paolo había vivido con, para y de la música desde su niñez. Hijo de un organista de la catedral y una pianista sin suerte que terminó amenizando cafetines, sus juegos transcurrieron entre papel pautado y colecciones de discos que se amontonaban de manera desordenada por las habitaciones y el salón. Había un piano vertical en la casa, comprado de segunda mano a un anticuario del casco viejo, en el que un par de teclas habían desaparecido durante la guerra- un mi bemol y un sol graves- y la afinación de sus cuerdas hacía tiempo que no existía. A pesar de esas carencias, Paolo pronto ejecutó cadencias y escalas en él con una agilidad que maravillaba a las vecinas, tanto que terminaron por apodarle el nuevo Mozart. Sus manitas apenas alcanzaban una tercera en la carretera que las amarillentas teclas formaban delante de él pero esta dificultad geométrica la suplía con entusiasmo y velocidad de movimientos. A los diez años entró a formar parte del coro de la parroquia donde, entre collejas del padre Armando y rezos a San Valerio, patrón de la ciudad, descubrió que poseía una voz poderosa y segura, elegante, firme, y con una predisposición al fiato extraordinaria. Pronto fue el solista en las misas y, ya cuando contaba diecisiete años, colaboró con el grupo de canto de la asociación operística de la provincia, participando en los programas que esta organizaba. Casi sin darse cuenta llegó a los principales carteles, vio que su cuenta bancaria engordaba y que la gente le solicitaba fotografías o su autógrafo por las calles. A los veinticinco era bien conocido en Londres, París y Berlín. A los veintiséis debutó en La Scala y a los veintisiete fue aplaudido durante doce minutos seguidos en Bayreuth. La vida le sonreía y, aunque de natural sobrio y algo taciturno, creía que era feliz. Su vida estaba centrada en la ópera y los dos escarceos amorosos que habían sacudido su existencia no habían sino inquietado ligeramente su carrera musical. Con Carla, una italiana morena, de grandes pechos, había aguantado tres meses, los justos para aburrirse de su piel y de sus embates en el lecho. A Mathilda la soportó durante casi un año hasta que ella le dejó por un ferroviario que ganaba mucho menos dinero pero que deseaba tener tantos hijos como ella quería. Cuando recapacitaba sobre ello se daba cuenta de que el amor era como un ligero barniz en su existencia que se evaporaba al calor de su vida artística.

Fue una tarde de otoño. Un sábado ventoso en que el teatro se había engalanado especialmente porque asistía el duque a la representación. El último ensayo era por la mañana, a las ocho concretamente. Paolo se presentó puntual a la cita pero no así la soprano ni el director. Dos horas después todo eran especulaciones y los cantantes del coro formaban corrillos comentando lo inusual del retraso. Su representante tampoco sabía nada, así que marchó a la cafetería a telefonear y averiguar qué diantres sucedía. Todo se aclaró hacia las once. La soprano- Madelaine van Otto, una holandesa ya entrada en años- se había sentido indispuesta durante la noche. Nada bueno. Apendicitis aguda. La pobre mujer estaba siendo operada de urgencia en un hospital y, obviamente, no podría participar en la representación. El director y el productor habían estado buscando una sustituta desde la media noche pero, dada la premura y el poco tiempo existente hasta que se levantara el telón, la tarea no había sido fácil. De modo que ambos aparecieron sonrientes y orgullosos llevando de la mano a Teresa Manfedi, una soprano desconocida pero que, al parecer, conocía el papel por haberlo representado en una sesión de aficionados. Saludaron a todos, afirmaron que todo estaba resuelto, tranquilizaron a los presentes y citaron a todo el grupo a la una para iniciar el ensayo.

Al verla aparecer, Paolo sintió uno de esos estremecimientos que sólo se sienten un par de veces en la vida. Si la diosa de la belleza existía, se había transmutado en aquella joven. Si unos ojos podían recitar versos, esos eran los de Teresa. Si un cuerpo llamaba a gritos a ser saboreado lentamente entre sábanas y pétalos, ese era el de aquella mujer. Si una sonrisa podía atolondrar a un hombre, esa era la de la Manfedi. ¿Cómo era posible que nunca hubiera oído hablar de ella, de una colega tan arrebatadoramente maravillosa? Apuntó mentalmente que despediría a su representante por no haberle dado la oportunidad de cantar con ella, no una sino doscientas óperas. Además, cuando se le presentaron, resultó ser encantadora, simpática, inteligente. Besó su mano, a la antigua usanza, y el segundo en que sus labios rozaron la piel de la chica le parecieron los más intensos que nunca había vivido. Balbuceó algunas palabras, supo que se estaba poniendo en ridículo e inventó una excusa para retirarse a su camerino hasta la hora del ensayo. Llegó al cuarto con palpitaciones, incrédulo del efecto que aquella mujer le provocaba y contando los segundos para poder cantar junto a ella, sobre todo el dueto de amor en que debía abrazarla y susurrarle la melodía pianissimo e cantabile al oído. Ese instante preciso llegó a las tres y cinco. Por fin, iba a escucharla, iba a disfrutar de una voz que, de ser como el cuerpo que la emitía, podría elevarse hasta el cielo y más allá.

Algo chirrió. Pensó que estaría calentando las cuerdas vocales pero no, la muchacha cantaba ensimismada en la letra, en modular adecuadamente, en vocalizar con propiedad. Le echaba ganas, entusiasmo, voluntad, pero, siendo benévolos, el resultado no era de gran calidad. No siéndolo, podría decirse que era francamente mediocre. Vamos, que cantaba fatal, al borde constante del desafino más cargante. Paolo se acercó a ella e intentó pensar en que estaba nerviosa, en que todo iría mejor durante la obra, en que era su primera experiencia y lógicamente eso desvirtuaba su calidad artística. El director escuchaba con horror el resultado y hacía gestos al tenor para que elevara el volumen y así tapara a la soprano. Paolo perdonó sus trinos fuera de ritmo, sus agudos de falsete, su modulación desafinada. Olvidó sus errores porque aquellos ojos que le miraban lo hechizaban, porque al mirarla perdía la noción del tiempo, de la vida y de la armonía. Sólo sentía el mismo estremecimiento pasional que le había emborrachado al verla por primera vez.

Al terminar, se presentó en el escenario el propietario del teatro y con un gesto les hizo entender que no había tiempo para cambios, que no podía suspenderse una sesión a la que asistiría el duque, que todos deberían esforzarse en que aquello saliera perfecto a pesar de los contratiempos:

- Cante más alto, Domenice, más alto- le había dicho Don Eduardo, el dueño- Cante con fuerza y haga que apenas se escuche a la muchacha. Usted la ha visto. Es encantadora y los espectadores se fijarán más en su cuerpo que en su voz. Y, usted, maestro- haga que la orquesta emita más decibelios. Irá bien, irá bien.

Paolo pasó el resto de la tarde en el salón de descanso. Al principio, se mantuvo alejado de ella, fingiendo leer un periódico que no le interesaba. Pero, no mucho más tarde, se encontró a sí mismo sentado a su lado, charlando de banalidades, disfrutando de su risa, mintiendo sin darse cuenta que lo hacía:

- Cantas maravillosamente, Teresa, ¿no te lo han dicho nunca?

Y ella, ingenua y bonita, se dejaba halagar y, con cada piropo, con cada comentario galante, le sonreía y le decía que admiraba su talento y su arte, que siempre había querido cantar con un tenor de tanta calidad operística como él.

- Eres muy apuesto, además, si me permites decirlo.

A las ocho, el teatro estaba repleto. En el palco de honor, los duques y su cortejo. El patio de butacas adornado con rosas blancas y rojas, los farolillos titilando en cada columna, los ujieres marchando de aquí para allá mostrando a damas vestidas de largo sus localidades. La orquesta perfectamente situada en su lugar. El telón, impecablemente limpio y brillante. La gran lámpara de cristal que colgaba de lo alto refulgía con majestuosidad. Sonó un timbre lejano por tres veces y la luces se aminoraron. El director entró decidido en la sala y mientras se situaba en el atril, escuchó una voz a su espalda:

- Recuerde. Suba el tono, amigo mío, suba el tono- le decía el propietario sentado en la primera fila de butacas, justo a su espalda.

El telón ascendió lentamente, mostrando un decorado de mares y pecios hundidos, hábilmente iluminado por focos escondidos y tules difusos. El primer acorde, un re menor potente y lastimero, acalló las pocas voces que aún se escuchaban. Fue una buena obertura, de esas que arrancan sentimientos profundos, que predisponen para el posterior drama que va a presenciarse. Cuando la obertura finalizó, en un largo acorde decreccendo, un coro de peregrinos caminó hacia el centro del escenario. Portaban cirios encendidos y su cantar era medido, tierno, sostenido. Por momentos, las sopranos y los barítonos se sumergían en una fuga vocal arrebatadoramente inspirada.

Paolo movió inconscientemente su boca y su cuello, calentando sus músculos. Justo tras el coro, era su turno. El príncipe, protagonista principal del libreto, hacía su entrada y cantaba el aria Sonno qui en la que explicaba su añoranza por la dama amada. Había preparado el número con esmero y la partitura se adaptaba bien a su voz. Por ese lado, se sentía seguro y tranquilo. Pero le inquietaba que, tras él, entraba en escena Teresa para interpretar un dúo con él mismo. Debería estar especialmente atento, cubriendo aquellos pasajes en los que sabía que la chica fallaría, intentando concentrarse en la música y en su trabajo, sin dejarse llevar por aquel pedazo de paraíso que era su rostro. Domenice caminó altivo y un comedido aplauso le recibió en escena. El público estaba ya rendido incluso antes de emitir una sola nota. Dos acordes- de re y de sol- y un introito de oboe daban paso a su tema. Abrió su boca, hinchó de aire sus pulmones, cerró los ojos y emitió una nota potente.

Un grito de sorpresa invadió la platea. Sonaba mal, rematadamente mal, totalmente desafinado. Durante unos segundos el público aguantó respetuoso por ver si alguna indisposición había súbitamente aquejado al cantante mas, como la cosa no mejorara, empezó la algarabía, las risotadas, el pateo en el suelo y los gritos de fuera, fuera. Teresa lo miraba con incredulidad y el director acabó por detener el flujo musical. Paolo, ajeno a lo que le ocurría, echó mano de su profesionalidad, se llevó la mano a la garganta haciendo el gesto de que no se encontraba bien y salió dignamente por entre bambalinas. Intentó por dos veces regresar al escenario pero, en ambas, los soles se le convertían en fas, los mi bemoles en dos y el tono mayor parecía menor. Incapaz de continuar ante el abucheo del respetable, acabó por abandonar definitivamente el teatro.

Ni que decir tiene que el escándalo fue mayúsculo. Durante semanas, los periódicos se dedicaron a publicar chistes crueles sobre el tenor y los imitadores con chispa lo eligieron como parodia del año. Paolo, aparentemente abrumado y preocupado, fue obligado en contra de su voluntad a ingresar en un hospital especializado donde le hicieron todo tipo de pruebas hasta concluir que nada malo ocurría con su voz, con su garganta o con sus cuerdas vocales. Lo que había ocurrido había sido pasajero y, aparte del descrédito artístico, no tenía más importancia. Durante aquellas semanas, Teresa le visitó casi a diario. Nunca llegó a saber si aquella mujer sentía algo por él pero sí fue consciente de que él se había enamorado como jamás antes en su existencia lo había estado. Además, el hecho de que ella le mostrara su afecto en unos momentos en que él había caído muchos escalones en el pedestal de la fama, le hizo sentirse aún más atraído por ella.

El tiempo, se dice, todo lo cura y así pareció ocurrir también en ese caso. Cuatro meses después, el asunto parecía olvidado y el propietario del teatro tuvo la ocurrencia de repetir la función. No habían devuelto aún el importe de las entradas y, aunque el duque declinó la asistencia, el resto del público acogió con benevolencia la repetición de la función, una sesión donde debían olvidarse los malos tiempos y donde debía restituirse la fama de Paolo. El dueño de la empresa tuvo la idea, también, de repetir el elenco.

- Será como si se tratara de un paréntesis que no ha existido. Salió el príncipe a escena hace cuatro meses y canta hoy. En medio, no ha existido nada, ¿no le parece, amigo mío?

Teresa Manfedi no había mejorado mucho en este tiempo en lo que a sus dotes cantarinas se refería. Algún párrafo no era tan estridente como antaño, alguna nota incluso parecía delicada, pero en general su nivel artístico continuaba siendo el que había sido. Su belleza, sin embargo, era mayor aún, su encanto infinito y su conversación mágica.

Llegó el día del estreno y el teatro volvió a rebosar. Incluso, con más expectación que la vez anterior, dado el morbo que el suceso había creado. El mismo telón brillante, las mismas luces inquitas, las mismas sombras esquivas, los mismos brillos en las lágrimas del gran lamparón. La obertura fue interpretada con la misma exquisitez que la primera vez, el coro de peregrinos estuvo quizá un poco más plano pero, aún así, emocionó al público. Llegó el turno, de nuevo, de Paolo. Hinchó sus pulmones, tensó sus cuerdas vocales, ahuecó su boca y emitió la nota.

Como si se tratara de una moviola, los sucesos se repitieron casi de igual manera a hacía cuatro meses. El mismo gallo, el mismo alarido a destiempo, las mismas risas de la gente, las mismas protestas. Si acaso algo fue distinto es que, en esta ocasión, el respetable había ido mejor preparado y lanzaron hortalizas y huevos al escenario de modo que la salida del tenor fue más acelerada y menos digna.

Allí acabó la carrera artística de Paolo Domenice, el hombre que iba para estrella de la ópera. Para sorpresa de sus amigos y de su ex representante, no pareció muy afectado nunca y se tomó con estoicismo su caída en desgracia, quizá porque su cuenta bancaria era suficiente para permitirle vivir holgadamente. Tras un par de años en que nada se supo de él- se dijo que había marchado a México- apareció en un instituto dando clase de música a jóvenes y, en ocasiones, interpretaba recitales para sus amistades, siempre en grupos reducidos. Al decir de los que asistían a aquellas veladas, su voz era magnífica y su sensibilidad en el canto máxima. Pero jamás volvió a escena, ni nunca los doctores lograron diagnosticar su dolencia.

- Estrés escénico, un bloqueo paranoico frecuente.- había afirmado el doctor Fontani- El hombre ha experimentado demasiado en su vida y su cerebro ha dicho basta.

Paolo nunca llegó a casarse y su salud se desmoronó al cumplir los sesenta y cuatro. No quiso ingresar en el hospital y, consciente de que su fin se acercaba, lo afrontó sereno en su casa de vía Morenti. Cuando llegaron sus últimos días- era primavera- mandó llamar a su representante con el que aún mantenía amistad. Este, más anciano que él, colocó un vinilo de Puccini en el giradiscos, corrió las cortinas del balcón para amortiguar la luz de la tarde y se sentó junto a su viejo colega.

- El tiempo ha pasado rápido, ¿verdad?- musitó Paolo con voz queda.

- Cierto, Paolo. La vida pasa y cuando nos percatamos de ello ya es tarde. No sabemos ni qué hemos hecho, ni por qué nos ha ocurrido lo que hemos vivido.

- No me puedo quejar. No he tenido una mala vida.

- Pero todo podría haber sido muy diferente si no llegas a perder la voz cuando joven – miró al techo como si intentará revivir los acontecimientos que tanto habían cambiado la vida de ambos.

- No la perdí- contestó Domenice

Por unos segundos, un silencio espeso y atónito lo inundó todo. Los dos hombres se miraron, uno intentando comprender lo que no entendía y otro intentando explicar sin palabras lo que para él siempre había estado claro.

- ¿Cómo que no perdiste la voz? ¿No lo recuerdas? La edad ha debido borrar tus memorias. Fuiste el fiasco del gremio- y río con trsiteza.

- No, no perdí la voz. Lo fingí.

Volvieron a mirarse. Mimí enfermaba en el disco que se escuchaba mientras los violines lloraban en armonías tristes.

- Lo fingí todo. Me enamoré, Carlo, me enamoré de Teresa Manfedi. Fue instantáneo, un sentimiento intenso que me inundó, que borró de mi mente cualquier otro anhelo en la vida. Fingí todo.

- ¿Fingir? No entiendo ¿Por qué?

- No podía dejar que ella fracasara, que el público se riera de su voz. Ella era un ángel, tú lo sabes. Era buena y ponía voluntad. No tenía la culpa de que los dioses no se hubieran fijado en ella para la ópera. Lo fingí. Canté mal a propósito, para atraer sobre mí el escándalo, para que ella nunca tuviese la oportunidad de fracasar. ¿No lo entiendes? ¿No entiendes que debí hacerlo porque la amaba?

Durante unos minutos no se dijeron nada más. La música de La Boheme continuaba inundándolo todo, como un presagio.

- ¿Lloras? ¿Lloras porque perdiste tu carrera por ella?

- No. Lloro porque la perdí a ella y nunca llegué a tenerla.