6/9/08

Una contemporánea tragedia de Caldesa


Inspirada en “La Tragedia de Caldesa” de Joan Roís de Corella, escritor valenciano del siglo XV, esta contemporánea Tragedia relata la desventura amorosa de cuatro vidas en una misma noche. Joan, Caldesa, Roís y Aurora sufren de amores.

Una contemporánea tragedia de Caldesa (Félix Remírez, 2007) se desarrolla en una noche de la primavera de Valencia. Cuatro vidas que se entrecruzan entre las seis de la tarde y las cinco de la madrugada del día siguiente. Siendo caracteres distintos, con vidas sociales, culturales y económicas diversas se encuentran, sin embargo, inmersos en el mismo drama. La futilidad del amor. La decepción y la tragedia que el enamoramiento conlleva. Decepción siempre presente. Ahora, en nuestro siglo, igual que cuando escribiera la original tragedia, Joan Roís de Corella, más de cinco siglos atrás.

Una vez se inicia la lectura, el lector pierde el control.

En esta obra, el lector no es libre de elegir lo que puede leer, cuando le apetezca leerlo. Por el contrario, su posición es la de un espectador que está sobrevolando la vida de los personajes y es capaz de saber lo que les acontece, pero que no puede detener su vida ni retrasar los eventos que se narran. No puede cerrar el libro y posponer la lectura hasta otro día. Está fuera de la historia y no la controla. No puede pararse a meditar. No puede elegir el momento en que leer un determinado capítulo. El tiempo transcurre. Inexorablemente. Al igual que en la vida real, el reloj corre deprisa y, o se está en el sitio adecuado en el momento preciso, o ya no se puede estar. El formato digital, por así decirlo, toma el mando.



El tiempo de la historia está acelerado respecto al tiempo real. No se pretende que el lector deba pasar toda la noche en vela siguiendo, en paralelo, la noche de los personajes. Pero, aún así, ese tiempo virtual del cuento es coherente y cuando las cosas pasan ya no vuelven a pasar. A cierta hora – digamos, por ejemplo, las once de la noche del tiempo de la historia- podemos estar leyendo qué le está ocurriendo a Caldesa, o quizá a Joan, o a Aurora, en ese mismo momento. E, incluso, su entorno es igual si están juntos y tienen los mismos diálogos leamos a uno u otro, como no podía ser de otra manera. Pero, a la una de la mañana, ya no podremos leer qué les ocurría a las once. Y, si por ejemplo, hemos optado por leer que le ocurría a Caldesa, quizá no nos dé tiempo a saber que le ocurre a Joan en ese mismo instante.

La diferencia con un libro convencional es, por tanto, notable porque, en aquel, el lector puede volver sobre sus pasos cuando lo desee y puede tomarse todo el tiempo del mundo para leer un capítulo. En esta historia digital, por el contrario, la vida de los personajes se nos aparece independiente y dinámica. Fluye por sí misma y sólo podemos seguirla o dejarla pasar.

Ciertamente, el lector puede reiniciar, desde el principio, la lectura lo cual es como un volver atrás en el tiempo, como poner el reloj a cero. Y, en esa nueva lectura puede seguir un camino distinto al anterior. Hay caminos similares y los hay muy distintos, acumulando en total billones de posibles combinaciones en la manera de leer toda la historia. A los personajes les ocurrirán las mismas tragedias. Pero nosotros podremos ver unas u otras cosas, podremos saber de unos u otros sentimientos, según nuestra elección en cada instante.

La lectura de la tragedia digital se da en una sola pantalla, tal como se observa arriba. Omnipresente, el reloj que avanza. Es el que marca el transcurso temporal de la historia. El reloj avanzará independientemente de la voluntad del lector y una vez que haya pasado cierto intervalo de tiempo, ya no podremos leer nada de lo que ocurrió con anterioridad. No decimos cuan largo es ese intervalo. El lector deberá descubrirlo por sí mismo y, si es de lectura demasiado sosegada, puede ocurrirle que sólo pueda saber unas pocas cosas de las que les ocurre a unos pocos personajes.

En la zona inferior de la pantalla existe un pequeño menú con unas pocas opciones:

a) La posibilidad de enviar comentarios, ideas y sugerencias al autor. b) La posibilidad de reiniciar la lectura desde el principio. Este botón es el que nos convierte en dioses que pueden trasladarse hacia atrás en el tiempo y volver a ver la vida, aunque siempre desde un punto de vista distinto.c) Terminar la lectura.

La zona izquierda tiene unos iconos que representan a los personajes. Al pulsar encima de uno determinado se nos muestra lo que a esa persona determinada le está ocurriendo en ese momento determinado. Si leemos rápido, quizá podamos conocer un par de historias correspondientes a esa hora. Y, deberemos dejar el resto para una futura lectura desde el inicio.
En la zona central – la más amplia- se muestra el texto.

Paralelamente a la trama principal, la propia tragedia digital toma el control de los contenidos en ciertos momentos. Y, así, nos propone mediante ventanas adicionales, fragmentos de la tragedia original que se presentan en el idioma en que fue escrita, sin traducción al castellano.
Algunos detalles más. El botón “atrás” está inhabilitado. Es lógico que así sea porque el tiempo transcurre y la historia controla su propio ritmo. Ciertamente, un lector muy experimentado en el uso de la informática podrá rodear este obstáculo pero pensamos que no debería hacerlo. Se trata de disfrutar de un texto digital, no de demostrar la capacidad técnica del lector.

Además, existen algunos enlaces gráficos en cada uno de los textos.

Esta obra ha sido seleccionada para figurar en el Portal de Literatura Electrónica del Instituto Cervantes. Puede accederse aquí




2 comentarios :

Juan José Díez dijo...

Hola Félix, soy el autor de la webnovela "Don Juan en la frontera del espíritu". He encontrado en Google una referencia a tu comentario sobre mi obra y me llena de satisfacción ver que la has tratado a fondo, viendo lo que tiene escondido. Como es natural me interesa todo lo relacionado con la narrativa electrónica. Trato de hacer una antología de ella en español y te agradecería me indicaras las obras que creas interesantes. Estoy de acuerdo contigo en que la literatura digital, tiene que ser ante todo literatura, que es el sustantivo. Pero por lo que veo la mayoría se centran en la experimentación digital, como niño con juguete nuevo. Me gustaría saber qué formato le has dado a "La tragedia de Caldesa". ¿Cómo puedo acceder a ella y a tus otras obras?
Si te parece bien, me mandas tu correo particular. El mío es jujodiru@terra.es
Un saludo muy cordial.

Anónimo dijo...

Hola,
Podrás ver más obras mías (y comentarios sobre otras de otros autores), en mi blog si vas a las entradas antiguas.

Te conecto también vía mi mail particular.

Un saludo y gracias por el comentario