26/6/08

Las crónicas estelares - 7


Nuestro recinto era muy agradable o, por lo menos, a mí me lo parecía. Mis primeros recuerdos se refieren a mi madre jugando conmigo en el simulador tridimensional dinámico. En concreto, recuerdo una noche en la que yo estaba rodeado de mariposas que volaban a mi alrededor y me hablaban.

No sé si las mariposas existirán dentro de un milenio o si existieron hace un milenio, según sea el insensato que lee estas memorias. Se trata de insectos pequeños, muy coloreados con alas mucho mayores que su cuerpo que vuelan no mucho más alto que la hierba del campo. Nuestra sociedad ha logrado que toda la superficie de la Tierra sea o agua o vegetal, de modo que todas nuestras actividades humanas se realizan por encima, suspendidos en la atmósfera, o por debajo en galerías de trabajo. Recuerdo haber leído en crónicas antiguas que los hombres del pasado milenio cubrían de productos pétreos la superficie del planeta dejando su capa vegetal original intacta sólo en pequeñas zonas llamadas parques. Pues bien, nuestra Tierra hoy es como un parque continuo que la cubre completamente.

El transporte entre nuestros recintos superiores, la superficie vegetal y los recintos subterráneos se realiza casi exclusivamente por transmutación molecular excepto en esos casos en que tomamos un bote gravitatorio para bajar lentamente, hablando, riendo y disfrutando del viaje.

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