He estado sentado por más de 10 unidades de tiempo. Sin miedo, pero incapaz de reaccionar. Muchos recuerdos han pasado por mi mente, muchos anhelos, muchas esperanzas, muchos sueños que nunca se cumplirán, muchas imágenes de seres queridos y muchas experiencias de estos años. He notado como la idea de la muerte ocupaba todo mi cerebro. No tengo temor a sufrir. Sé que, llegado el momento, apenas notaré el tránsito pero lo cierto es que esos pensamientos me han ocupado completamente. He sentido cómo, si no reacciono, estos últimos ciclos de mi vida pueden ser un tormento psicológico, un continuo pensar en un pensamiento único. He decidido que debo ocupar mi mente en algo. Sé que el Control Central de Actividades, alertado de mi estado Vital, irá traspasando progresivamente mis tareas a otras personas de modo que se produzca una transición suave e inocua para el conjunto de la sociedad. En pocos ciclos me quedaré sin una tarea específica que hacer y los pensamientos tenebrosos de la muerte me dominarán.
Debo encontrar algo que hacer. Algo que ocupe mi tiempo y que, a su vez, represente una tarea que sirva a los demás. O al menos que yo crea que sirva a los demás.
La idea me ha llegado de repente. Siempre he sido muy aficionado a la Historia y he dedicado muchas unidades de tiempo a leer crónicas antiguas, algunas tan antiguas que relatan hechos que ocurrieron hace más de 1800 años, cuando el hombre empezaba a surcar el espacio mientras se enfrentaba entre sí en guerras fraticidas. Y siempre he podido aprender de esas crónicas. Aprender de los errores y aciertos pasados. No sólo he aprendido sino que esas lecturas me han ayudado a comprenderme a mí mismo y a comprender nuestra sociedad actual. Una sociedad que es el fruto de toda nuestra historia anterior, buena o mala, llena de errores y aciertos.
Continuará ...
1 comentarios :
Oye,me empieza a interesar este relato. Espero que siga pronto.
Saludos
carlos
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