Hoy miraré al cielo y te lanzaré un beso invisible pero no llegará hasta ti porque mis pulmones son débiles y, vencido por la gravedad de tu ausencia, caerá sobre mi alma como si fuera de plomo. Hoy te desearé un feliz día aunque el sonido no llegue nunca a encontrarte para que sepas que lo he hecho. Hoy pensaré en otros días como el de hoy, cuando reíamos, cuando te daba con ilusión un presente envuelto en papel de colores y brindábamos con cava. Hoy seguramente lloraré a solas porque no habrá regalos, ni candelas, ni pastel. Aquí los años pasan como pueden, con la añoranza de no ser como eran contigo. Pondré velas en una tarta, soplaré por ti y pediré un deseo, el único deseo, el que espero que se cumpla. Soplemos juntos. Felicidades, compañera de mi alma.
22/12/11
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