Lobas de mar, (Planeta, 2003), de Zoé Valdés,
fue la novela ganadora del Premio Fernando Lara del año 2003. Una historia de
piratas, en la que se narra las aventuras de dos supuestas mujeres reales, Ann
Bonny y Mary Read, que se hacen pasar por hombres, mantienen una relación
sentimental y son más brutas que cualquier pirata masculino, todo ello en las
aguas caribeñas del siglo XVIII.
Una novela corta que sólo tiene como objetivo
entretener por mucho que, en ocasiones, parezca que quiere ser una oda a la
liberación de la mujer hace unos cuantos siglos. Capítulos cortos con muchas escenas
de violencia descrita con un regodeo gratuito y también muchos momentos de sexo
más o menos explícito, en fin los ingredientes para leer en la playa mientras
se pierde el tiempo. Una prosa con bastantes errores, tanto sintácticos como
ortográficos, frases mal construidas, aun cuando Valdés parece querer compensar
estos defectos con listados larguísimos de términos náuticos que, en general,
no vienen al caso.
Aunque la novela pretende ser histórica, al menos en los
personajes y en el entorno temporal, lo cierto es que la autora no tiene rigor
histórico alguno y hay todo tipo de anacronismos (algunos de hasta dos siglos
de desviación) y gazapos, porque lo que se busca es entretener combinando
retazos de todo un poco: piratas, barcos, esclavos, tabernas, prostitutas,
sexo, batallas, intrigas, tesoros, abordajes, espías, traidores, celos, amoríos
desmedidos, animales de la jungla brasileña trasladados al Caribe, escatología
y violencia que, comprimidos en 150 páginas, no dejan aliento al lector. Un
folletín que se lee rápido, que entretiene a ratos, que da risa en otros y que
incomprensiblemente ha ganado un premio.
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