En cualquier caso, la electrónica permite un desarrollo importante de la poesía sonora. Una voz que puede ser modificada digitalmente de acuerdo al ambiente del poema o del lector (mood) y la posibilidad de añadir elementos sonoros o visuales que creen la atmósfera adecuada son factores que permiten (mejor dicho, permitirán, porque el desarrollo es aún incipiente) un disfrute nuevo, digitalmente nuevo, de la poesía.
La escritora Belén Gache, por ejemplo, ha experimentado con poemas visuales o vídeo poesías sonoras grabadas (http://www.findelmundo.com.ar/belengache/index.html#vp) en donde se combinan los propios versos con imagen. Son aproximaciones sencillas en las que la autora utiliza decorados minimalistas mezclando voz e imagen. Estos trabajos pueden ser no considerados literatura porque están más cerca del cine/video pero no es difícil imaginar el añadir cierta interactividad que potencie el texto.
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