Cada capítulo se inicia con un hilo conductor que lleva al lector a imaginarse un escenario que sistemáticamente es desmontado al final del mismo, llevándole de sorpresa en sorpresa. Esto hace la lectura amena e interesante en muchas ocasiones pero, al final, la maraña de intrigas se complica demasiado artificialmente y el final es un tanto simple y anodino para lo que se esperaba de la red de espionajes, corrupciones, trampas, oscuros intereses y personajes sin escrúpulos.
La ambientación histórica es acertada y se refleja de modo realista la vida londinense del siglo dieciocho, tanto en sus barrios más marginales como entre las clases más acomodadas. A veces, no obstante, se nota un excesivo peso de la realidad actual que el autor traslada trescientos años antes de modo un tanto forzado.
Liss aprovecha la novela para plasmar debates éticos y sociales que, probablemente, son mucho más de nuestros días que de aquella época, como la confrontación entre estado e individuo, entre normas e iniciativa personal o, incluso, sus reflexiones sobre la globalización.
1 comentarios :
a mio esta novela me gutó mucho. Está llena de intriga y me encantó
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