31/12/13

Empty Velocity





Empty Velocity, de Angie Eng, es un relato digital, un tanto surrealista, con matices de filosofía oriental, que se inicia en un esquemático aeropuerto de Narita, que nos traslada a través de un viaje por diversas pantallas con hiperenlaces que reflexiona sobre el viaje real y las sensaciones fragmentadas que lo que vemos y, sobre todo, queremos ver, nos inducen. Una metáfora del nómada digital que transita por contenidos y zonas de vacío sin solución de continuidad. Se trata de un trabajo que combina breves textos (que hay que ir descubriendo) con imágenes y animaciones, programado correctamente, y con extensión ambiciosa pero que se queda corto, que no acaba de emocionar ni atraer en la lectura y experimentación.






27/12/13

Papel interactivo





Hasta ahora, la digitalización del libro o del periódico ha pasado por recrear sobre una pantalla lo que se hace en el papel, sea cual sea la tecnología de dicho monitor.
 
¿Y si pensáramos al revés?
 
Es lo que ha hecho la físico inglesa Kate Stone. Fruto de sus investigaciones es el desarrollo del papel interactivo, un papel convencional sobre el que se escribe con una tinta conductora a base de grafeno. Mediante un sensor de tacto (fundamentalmente, un sensor de presión) y una matriz de líneas de voltaje programables añadidos en lámina al papel, el sistema es capaz de reconocer en qué punto se ha tocado y ejecutar una acción sobre los electrones de cierta área moviéndolos a voluntad. Lo interesante es que esta tinta electrónica pude usarse en las máquinas de impresión hoy en día existentes. Stone ha fundado una empresa, Novalia, que hace negocios desarrollando aplicaciones de esta tecnología. Las aplicaciones que ya se están desarrollado van desde las de entretenimiento (por ejemplo, el que al tocar sobre un dibujo de una batería, se escuche el sonido de los tambores; posters interactivos) hasta las destinadas al mundo editorial como periódicos que al ser tocados visualizan vídeo o audio en una zona.




26/12/13

The Doll Games







The Doll Games, de Shelley y Pamela Jackson, es un hipertexto colaborativo basado en los juegos de muñecas  que se jugaban en los años 70, esos hombrecillos y mujercitas articulados que pueden customizarse con multitud de complementos y estéticas. A través de sus páginas pasa revista a los tipos de muñecos que existían, los juegos que se realizaban, así como a los recuerdos de algunas personas en referencia a todo ello. Así, el trabajo es una mezcla de entrevistas, comentarios, galería fotográfica, cartas o diarios de la época, recuerdos, catálogo de juegos y reflexiones (unas verdaderas, otras ficticias) sobre los juegos de muñecas. También hay un timeline que muestra la evolución de los juegos de muñecas que recorrieron un largo camino desde las Kleenex doll hasta los muñecos articulados a los que se cambia la ropa y los accesorios. Unos juegos que podían ser literarios, creativos o francamente depravados dependiendo de la sicología de cada uno o la situación de cada momento. Las hermanas Jackson recuerdan cómo creaban héroes, criadas, ejecutivas o mujeres de vida alegre a medida que iban cambiando sus intereses y disponían de más conjuntos con los que cambiar la estética de las muñecas.
 
Las pantallas son sencillas, con colores fuertes pero no estridentes con una navegación intuitiva que permite al lector moverse con rapidez y corrección por la estructura narrativa. Programado en HTML, es preciso permitir que se lancen pantallas emergentes. El texto es extenso, completo  e interesante sin que los elementos multimedia o la parafernalia digital menoscaben su importancia. Pueden enviarse historias que eventualmente podrían ser añadidas a la obra.











Patinaje sobre hielo






En estas fechas, varios canales de televisión retransmiten campeonatos de patinaje artístico sobre hielo. Sentados frente a la pantalla, tratamos de distinguir qué es un doble axel, un levantamiento, un Lutz, un salto lanzado o un loop antes de que la comentarista – excelente-  nos lo aclare. Luego, los jueces, implacables, emiten sus calificaciones y todos hemos escuchado eso del nain point chu, nain point zri, nain point for.
Siempre me fijo en los concursos por parejas porque me recuerdan lo que somos. ¿Te has fijado? Los protagonistas no pueden ser más distintos, inusitadamente diferentes. Ellos, usualmente, son gigantones, lentos de giro y salto, fuertes, poco delicados en los gestos. Ellas, sutiles, frágiles, volátiles, medio metro más bajas que sus compañeros. Salen a la pista y, mientras calientan y comprueban el estado del hielo, parece que nada bueno puede salir de un conjunto tan disonante.
Suena la música, entonces, y surge un pequeño milagro. Juntos, deslizándose rápidos, crean la magia de la armonía, ella parece más alta y él más bajo, él deja de ser torpón, sus manos se convierten en las alas de ella que la hacen volar, rotar y elevarse al infinito. Las luces de los focos concentran su brillo en los patinadores, hay silencio en unas gradas que admiran el fluir de la pareja, su compenetración, su complicidad, su entendimiento. No son ya dos cuerpos, sino uno. Es el conjunto el que cuenta.
Estaba viendo un campeonato ahora. Ella con un vestido marfil, él de negro riguroso; Oblivion, el tango de Piazzola, llenando de ternura y delicadeza la atmósfera. He pensado que somos nosotros. Así somos nosotros, como patinadores en el hielo. Tan distintos, tú brillante, sensual, deslumbrante, capaz de gobernar el mundo, genuina, vivaracha  e inteligente. Yo, torpón, incapaz de moverme por la vida con agilidad, necesitado de ayuda para cumplir mis sueños, lento de reflejos. Juntos, somos más; juntos, creamos prodigios; tú vuelas más, yo me siento importante impulsándote; tú eres arabesco de luz, yo destaco con tu fulgor; tú guías, yo colaboro. Los focos del cosmos nos iluminan mientras nos deslizamos por la vida haciendo bello el camino. Al final, cuando el espectáculo acabe, el juez del más allá puntuará nuestro transitar por el mundo, si hemos patinado con la técnica adecuada, si lo hemos hecho con belleza artística. Te miro y sé que, gracias a ti, lograremos un nain point nain, nain point nain, ten.
 
 

24/12/13

Un cuento de navidad






Iñaki se jubiló hace diez años. Aguantó como un campeón hasta los sesenta y cinco porque la salud le ha respetado hasta hace unos cuantos meses. Desde entonces, le falla algo la memoria y su hija le ha obligado a que vaya al médico en dos ocasiones. Recuerda la cara de preocupación de María Jesús, su hija, al salir de las consultas pero no lo que el médico les dice. Demasiada palabrería técnica, es que no hay quién pueda comprender a esos galenos. Le dicen que tiene que medicarse pero él no quiere. ¿Qué pasa por no entender lo que dice el doctor? De siempre se sabe que no se sabe ni lo que escriben en la receta. ¿Y que se olvida de algunas cosillas? A quién no. Cuando trabajaba, su jefe era un calamidad que tenía que apuntar todo porque de otro modo no asistía a ninguna reunión. Él se siente bien, no le duele nada. Pero María Jesús es una pelma, como su difunta madre.
 
Es finales de diciembre y anochece pronto, de modo que tiene que regresar a casa aunque le da miedo hacerlo. Sabe que María Jesús le va a echar la bronca. Seguro que no lo entiende. Tampoco va a intentar explicárselo. ¿Para qué? Los jóvenes han perdido algo y no merece la pena hacerles comprender. En fin, tiene que volver y que sea lo que Dios quiera.
 
Hoy hace un día bonito, de los que le gustan para caminar. Frío y azul, como los que decoran los inviernos buenos. Ha ido andando hasta el parque y ha esperado junto al lago helado que los patos hicieran patinaje artístico. Le divierte verlos y algunos días les echa migas de pan para atraerlos. La nieve se ha derretido en el camino permitiéndole caminar con seguridad y sin temor a resbalarse. Siente el calorcillo del sol de la tarde en su rostro y eso le reconforta. Hoy es nochebuena y vendrán sus otros hijos para la cena. Tres más. Manuela, Jaime y Ricardo. Lástima – le dolerá siempre el alma hasta que se vaya con ella- que Juana falleciera hace tres años. Treinta y nueve años juntos, enamorados aunque nadie le crea cuando lo dice. ¡A ella le gustaba tanto la navidad, la cenas de toda la familia, los villancicos y los adornos en la casa! Le encantaban los mazapanes de Soto y ahora él se come tres o cuatro sólo para honrarla. La echa de menos, joder que sí la echa de menos. Ha leído en el periódico que las mujeres viven más que los hombres y se pregunta el porqué de que él sea la excepción. Una navidad sin ella es menos navidad, parece como desvaída, como si hubieran apagado las luces de las calles. Le gusta la navidad, le agrada escuchar música por los parques, que le saluden con una sonrisa, que la gente parezca de buen humor, el sentimiento que te entra para ser mejor. Esta nochebuena, además, va a ser especial, muy bonita, porque acaba de nacer su nieto. Vino al mundo apenas hace quince días. Un niño muy guapo, dicen que se le parece. No recuerda cuánto pesó. Se lo dijeron pero se le ha olvidado. Importa poco porque se ve a la legua que es un chiquillo sano.  Se llama Pello. Juana hubiera sido feliz de poder verlo, de cuidarlo, de acunarlo. Iñaki siente que una lágrima se le viene a los ojos pero se contiene, sabe que la vida es así, injusta. Si aguanta unos años más hasta que el chiquillo crezca y entienda, le hablará de ella, la recreará para sí y para él, le enseñará sus fotos. Optimista, piensa, está siendo optimista, a su edad seguro que eso no llega a ocurrir.
 
Ya llega al portal. Juana lo hubiera entendido, hubiera hecho lo mismo. Pero su hija se va a enfurecer. Valor, se dice. Quién te ha visto y quién te ve, cómo cambia la vida, pasas de regañar a los hijos a que te regañen a ti en un santiamén.
 
-        Hola, aitá. ¿Has traído las chuletillas? Tengo que empezar ya a rebozarlas.
 
Calla, dudando entre contárselo o hacerse el olvidadizo. Ya que se empeñan en decir que pierde la memoria, igual cabe usarlo. Ella está en la sala, sentada en el sofá con la cunita del recién nacido cerca de ella. El niño duerme.
 
-        Aitá, ¿las has traído, no? – le pregunta.
-        No, no las traigo.
-        ¡Joder!- ella se sulfura- te di treinta euros para que fueras a la carnicería y recogieras el paquete. Está aquí mismo. ¿Dónde has ido? ¿Se te ha olvidado? Ves, cómo tengo razón con lo del médico.
-        No, no se me ha olvidado.
-        ¿Entonces?, no te entiendo. ¿Has ido a la carnicería o no? – la cuna del bebé se agita, la criatura se ha despertado al escuchar las voces.
-        No, no he ido.
-        Joder, ¿y ahora qué preparo? Dame los treinta euros y voy yo ahora mismo a comprar algo. ¿Puedo confiar en ti para que cuides a Pello, no?
-        Es que ya no tengo el dinero- replica Iñaki.
-        ¿Cómo? ¡lo has perdido! Como si lo viera, la semana que viene sin falta otra vez al neurólogo.
-        No es eso, no es eso.
-        ¿Entonces, qué es, aitá? ¿Qué es? – el nene solloza sin muchas ganas reclamando comida o que le limpien.
-        Verás, fui caminando hasta el parque y en el camino me crucé con Berto, Pepe y Asier, los del club de jubilados.
-        ¿Y?
-        Han preparado un cena esta noche y, los pobres, ya sabes que no tienen familia, no tenían mucho para permitirse una buena cena. Al menos, que puedan comprar mazapanes, pensé, con lo que le gustaban a tu madre.
-        ¿Qué tienen que ver esos con las chuletillas?
-        Les di el dinero- contesta Iñaki.
-        ¡Eso! ¡como nos sobra, el señor lo regala! Mira, aitá, ahora no tengo tiempo para discutir, van a venir dentro de poco. Anda, cuida al crío que salgo a comprar algo.
-        A tu madre le hubiera encantado, es navidad, María Jesús, ¿qué es la navidad si no compartes? ¿cogerse un empacho?
-        ¡Ahora no, aitá, ahora no! – ella se está ya poniendo el abrigo- no sé qué voy a hacer contigo. Chocheas, eso pasa, ¿me oyes? Chocheas.
 
Iñaki escucha el portazo. Se pasa la mano por la frente. ¿Cómo hacerla entender? Se acerca a la cuna. Pello ya no llora, al contrario le sonríe y se sorprende cuando mueve su cabecita como si asintiera con lo que ha hecho.


22/12/13

Himno al amor







Hymne à l'amour
Himno al amor
Le ciel bleu sur nous peut s'effondrer
Et la terre peut bien s'écrouler.
Peu m'importe, si tu m'aimes
Je me fous du monde entier

Tant que l'amour inondera mes matins
Tant que mon corps frémira sous tes mains
Peu m'importent les problèmes
Mon amour, puisque tu m'aimes

J'irais jusqu'au bout du monde
Je me ferais teindre en blonde
Si tu me le demandais

J'irais décrocher la lune
J'irais voler la fortune
Si tu me le demandais

Je renierais ma patrie
Je renierais mes amis
Si tu me le demandais

On peut bien rire de moi
Je ferais n'importe quoi
Si tu me le demandais

Si un jour la vie t'arrache à moi
Si tu meurs, que tu sois loin de moi

peu m'importe si tu m'aimes,
Car moi je mourrai aussi

Nous aurons pour nous l'éternité
Dans le bleu de toute l'immensité.
Dans le ciel, plus de problèmes
Dieu réunit ceux qui s'aiment!
Mon amour, crois-tu qu'on s'aime
El cielo azul puede colapsar sobre nosotros
Y la tierra puede derrumbarse.
Poco me importa, si me amas
me da igual el mundo entero

Siempre que el amor inunde mis mañanas

Siempre que mi cuerpo se estremezca bajo tus manos
Poco me importan los problemas
amor mío, ya que tú me amas

Iría hasta el fin del mundo
Me teñiría de rubia
Si tú me lo pidieras

Bajaría la luna
Iría a robar una fortuna
Si tú me lo pidieras

Renegaría de mi patria
Renegaría de mis amigos
Si tú me lo pidieras

Se pueden reír de mí
Haría cualquier cosa
Si tú me lo pidieras

Si un día la vida te arranca de mí
Si te mueres, aunque sea lejos de mí
poco me importa si me amas
porque yo moriré también

Tendremos para nosotros la eternidad
En el azul de toda la inmensidad.
En el cielo, no hay más problemas
¡Dios reúne a los que se aman!

Mi amor, ¿crees que así nos amamos?






En el día de tu cumpleaños...
 
 
 

19/12/13

La vida y obra de Hayley en Twitter





A finales del siglo XVIII, en Inglaterra, William Hayley tuvo una notable popularidad como poeta y mecenas. Así, su poemario Triumphs of Temper tuvo tal aceptación que en poco tiempo se imprimieron catorce ediciones. Se ocupó de publicar las primeras traducciones de Dante al inglés y fraguó especial amistad con el poeta y pintor William Blake.
 
Ahora se recrea su biografía y su obra en una cuenta de twitter creada por Lisa Gee donde van apareciendo fragmentos de sus poemas (troceados, claro está, en frases de menos de 140 caracteres), anécdotas de su vida y efemérides que le fueron importantes. Algunos textos están en latín. Cómo no, hay enlaces a informaciones adicionales. Se trata de una interesante forma de recordar a Hayley y también un acercamiento ameno y sencillo a su obra a base de pequeñas dosis cada día.



17/12/13

Cena de amigos






Fue por la llamada de Jaime por lo que me enteré. Apenas recordaba ya al profesor Ruiz y si me hubiesen puesto una serie de fotografías delante para reconocerlo dudo que hubiese podido hacerlo.
-       Venga, Iván – me había pedido Juanra-, anímate. Estaremos todos los de 2ºB. Yo creo que nunca nos hemos juntado toda la cuadrilla desde que dejamos el instituto. Y, de paso, acompañamos a la familia del viejo.
Me apetecía ver a la panda y aunque no conocía a ningún familiar de nuestro antiguo profesor de álgebra hube de convenir que era una oportunidad estupenda para reencontrarnos y revivir viejos tiempos. Para ser sinceros, había pasado mucho tiempo para recordar detalles pero sí tenía en la memoria el que fue una buena época, descubriendo la vida y explorándola con los amigos.
Cuando colgué, abrí el periódico para leer la esquela del maestro. Era la clásica de trescientos euros con una fotografía que debía ser de hacía bastantes años porque el profesor lucía una espesa pelambrera sin cana alguna. Eché cuentas. Habían pasado diecinueve años desde que los amigos, cada uno por su parte, partimos hacia la universidad o nos pusimos a trabajar. Por aquel entonces las clases eran numerosas, de cuarenta o más alumnos, pero cinco de nosotros formábamos una pandilla que charlábamos juntos en el patio, nos pasábamos pitillos y salíamos los sábados a iniciarnos en los gin tónics. Me llegaron recuerdos fragmentados. Es irónico cómo lo que en un momento de la vida parecen las amistades más sólidas se diluyen en un santiamén en cuanto la distancia se instaura entre las personas. Con la excepción de Juanra al que había visto en varias ocasiones, todos los demás eran ya para mí desconocidos de los que no sabía nada. Con todo, el cerebro guarda la idea agradable de los tiempos pasados.
El funeral era a las siete en la parroquia de Santa María de Luján, una iglesia neoclásica, no muy grande, a las afueras de la ciudad. Sin conocer la zona y con temor de que fuese difícil aparcar decidí ir con tiempo. El GPS cumplió su labor y llegué como una media hora antes. Aparqué en batería en una calle lateral del templo y me dirigía caminando hacia la entrada cuando escuché un grito que provenía de un grupo de gente.
-        ¡Eh! ¡Tú debes ser Iván! – una las personas agitaba su mano llamando mi atención.
Reconocí  a Juanra y a Teresa. Otros dos me resultaron desconocidos y mostré mi sorpresa cuando unos segundos después me dieron sus nombres:
-       ¡Joder, cómo llega el Ivancito! ¿No te acuerdas de mí? Total, por unos kilitos de más - me dijo un tipo regordete, con una camisa una talla menor que lo que su cuello pedía y una corbata azul chillón, a la vez que me daba una palmada en la espalda tan fuerte que más parecía un puñetazo- Soy Julen, ¿no te acuerdas?
Sí, me acordaba. Era el bromista, el viva la virgen de la panda, y, aunque soy de carácter templado y procuro no juzgar a primera vista, se me antojó que seguía siéndolo. La otra era Garbiñe y debo decir que había dejado de ser la adolescente desgarbada que yo recordaba para convertirse en una mujer de bandera que juraría había pasado por el quirófano para justificar su delantera.
Unos minutos después llegó el coche fúnebre y algunos amigos del finado portaron el féretro y lo introdujeron en la iglesia.
-       Está muy lleno – dijo Julen – Mejor nos vamos a la cafetería de enfrente, nos tomamos algo y recordamos los viejos tiempos, ¿no os parece?
-        ¿Y el profesor? – terció Teresa.
-       Está repleto. Nadie se va a dar cuenta de si estamos o no estamos – replicó él.
-       Lo que importa es el sentimiento – afirmó con rotundidad Juanra-. Ya hemos venido y eso es lo que vale.
Tomé un café, lo mismo que Garbiñe. Los demás optaron por cubatas y gintonics.
-       ¡Por los viejos tiempos! – Julen, siempre en todas las salsas, levantó la copa, y los demás asentimos.
Durante el tiempo que duró el funeral, hablamos de qué había sido de cada uno de nosotros desde que salimos del instituto. Juanra trabajaba de financiero en una empresa de máquina herramienta, Teresa era profesora en la universidad, Julen era comercial de una empresa farmacéutica, Garbiñe tenía un gabinete de publicidad. Yo, que me acababa de quedar en paro, me sentí como la cenicienta del grupo, el perdedor. Salimos de la cafetería para estar presentes a la salida del ataúd y, tras los saludos de rigor, decidimos irnos a cenar.
Julen estaba bebiendo demasiado.
-        Hay que celebrarlo- gritó mientras se bebía su tercer gin tonic-, tenemos que pedir marisco. Está buenísimo aquí. Y la merluza. Os recomiendo la merluza rellana de txangurro.
Yo empezaba a asustarme. Mi economía no estaba boyante y me hubiera conformado con un plato combinado en cualquier taberna. Empezaba a sentirme incómodo y, como extraídos por un potente imán, comenzaron a aflorar a mi mente situaciones de nuestra adolescencia que había olvidado por completo. Lo que hasta aquel momento recordaba con la envidia que da el tiempo pasado que no volverá comenzaba a tornarse en algo mucho más real y gris.
-       Si es lo que yo digo siempre- nos explicaba Julen al tiempo que nos servían un plato de gambas con el que supe que había arruinado mi tesorería del mes-, si uno vale tiene trabajo seguro. Miradme, no hay médico que se me resista. Treinta mil en bonificaciones el año pasado. Les tengo tomada la medida, se dejan querer, ya sabéis, seminarios en las islas, viajes pagados para escuchar una hora de coñazo que les damos… todo vale si al final recetan nuestros productos. Pero, claro, hay que valer, para todo hay que valer. Y tener ganas de trabajar, que hay mucho vago suelto al que tenemos que mantener.
Garbiñe me miró de reojo siendo consciente de mi situación laboral. Se inclinó hacia mí y me dijo bajito.
-        No se lo tomes en cuenta, está ya como una cuba. Ya sabes cómo era. – me sonrió.
Sí, empezaba a saber cómo era. No era el tío simpático que el tiempo había creado en mi mente, sino un cretino. Eso es lo que era. Un gilipollas. Todo lo que duró la bandeja de gambas y la merluza se lo pasaron Juanra, Teresa y Julen discutiendo de política. Los dos hombres defendiendo al gobierno de la derecha, ella a la oposición socialista. La conversación era cada vez más acalorada.
-       ¡Estáis arruinando el país!- Teresa golpeó la mesa con los nudillos -, un Robin Hood a la inversa, robando a los pobres para dárselo a los ricos.
-       No digas sandeces, al revés, habéis sido vosotros los que habéis dejado arruinado al país y ahora nos toca hacer limpieza- contestaba Juanra mientras masticaba con la boca abierta la merluza.
-        Ojo, cuidadín, cuidadín, que yo no he arruinado nada. No estoy afiliada a nada.
-        Yo tampoco- le contestaban.
-        Pues eso, aquí discutimos ideas y hechos- afirmaba ella malhumorada – mira lo que habéis hecho con la última ley. De vergüenza, vamos.
-        Más vergüenza es no hacerla, dejar que cada uno haga lo que le venga en gana.
-        Control, eso queréis control. Se os ve el plumero.
Intenté charlar con Garbiñe, la única que no estaba ciega de alcohol y que parecía sensata y agradable. Además, me atraía aquella mujer que para mí era como si la viera por primera vez con el drástico cambio de look. Quizá, al cabo, la noche pudiera acabar bien.
-        No recordaba esto así- le dije.
-       Yo sí, pero entonces lo asumía como pago para estar dentro de un grupo.
-        No te entiendo- mostré sorpresa.
-        Yo era la chica fea, ¿recuerdas? Tenía que integrarme y me hacía la guay.
-       Nunca fuiste fea- mentí, yo la recordaba como desgarbada y poco atractiva.
-        Siempre mentiste bien, lo sigues haciendo- hizo un mohín muy sensual.
-       Tú, Garbiñe, ¿Qué piensas de la ley? Dile a esta que es buena- nos interrumpió Julen agitando el tenedor en el aire.
-        ¡Yo qué sé!- contestó Garbiñe con tranquilidad- no me va la política.
-        ¡Ja! ¡Veis!- vociferó Juanra- este es el cáncer del país, los descreídos, los que no se comprometen.
Estuve a punto de intervenir para defenderla pero me dio un codazo.
-        No merece la pena. Están como cubas.
-        Ya, pero se están pasando.
-        No te preocupes – bajó la vista.
-        A mí tampoco me va la política – le dije.
-        A mí sí- contestó volviendo a mirarme a los ojos.
-        Yo, … creí que … dijiste – me mostré confundido.
-       No quiero discutir, eso es todo. Y menos tras tantas botellas. Pero, por supuesto que me importa el mundo.
-        Así, que publicista – cambié de tema, azorado-, ¿va bien el negocio?
-        Bueno, tirando. Ya sabes, no están los tiempos para echar cohetes.
-       Nunca hubiera dicho yo que tú llegarías a ser una relaciones públicas, tú eras un poco paradita…- se me escapó.
-       La fea, la sinsorga, ya…. – tomó delicadamente un poco de merluza sin mirarme.
-        No, no quería decir eso. Yo… - balbuceé.
-        Estos no se acuerdan ya. Mejor así.
-        Lo siento – no sabía qué decir.
-   ¿Sabes? - murmuró como para sí- no, no puedes saberlo. Yo me moría por tus huesos. Nunca me hiciste caso.
-    Lo siento, no lo recuerdo... - me quedé cortado.
-       Lo que no está bien es la falta de incentivos al pequeño negocio – Garbiñe, abandonando la conversación conmigo, volvió su mirada hacia Julen al tanto que se inclinaba hacia él. Este, encantado de que Garbiñe entrara en la conversación dio un repaso lento a sus curvas, tomó la copa y brindó.
-       Bien, bien, tenemos debate para toda la noche. - dijo Juanra - Como en los viejos tiempos. Tenemos que hacer de estas más a menudo. ¿Pedimos carne?

16/12/13

Transmedia Story Stream





Transmedia Story Stream es una plataforma de creación de narraciones transmedia ideada y promocionada por Karen Snyder que, en su presentación, dice buscar una aplicación única que integre todos los posibles elementos posibles (audio, vídeo, texto, vídeo, juegos, colaboración con otros lectores) y que libere al autor y al lector de tener que visitar varios ecosistemas cada uno de ellos cerrado a los demás (Amazon, Youtube, Apple, etc.) añadiendo además la capacidad de controlar el propio negocio del escritor sin tener que depender de terceros intermediarios. Así, permite la venta directa de los trabajos controlando e interactuando, de esta manera, directamente con los clientes.
 
Estos mundos narrativos digitales se conforman en HTML5 (en concreto, el sistema se ha diseñado sobre el Pubsoft HTML5 ) para permitir la mayor accesibilidad a cualquier dispositivo. La plataforma está en este momento en fase de pruebas y se invita a que los escritores que lo deseen se registren para poder participar en los ensayos. De momento, se ha restringido el acceso a autores de novelas románticas ya que Snyder piensa que hay un público muy amplio, especialmente femenino entre 35 y 55 años, que desean historias enriquecidas de su género favorito.
 
Ya se han realizado algunos trabajos. Unos pueden visualizarse gratis y para otros hay que pagar.
 
 

15/12/13

articy:draft 2






articy:draft 2 es un interesante software para crear juegos narrativos o historias interactivas (IF) de manera visual y sencilla, con muchas opciones que lo convierten en una potente herramienta de desarrollo. Permite el diseño en colaboración por cuanto que todos los elementos que se están usando (textos, estructura del juego, imágenes, escenarios, elementos multimedia) quedan almacenados y organizados apropiadamente dentro de un proyecto y un entorno únicos,  pudiéndose continuar la tarea de manera sencilla por otra persona en tiempo real. Asimismo, una vez establecida la estructura y los elementos que la componen, genera el juego de manera automática a través de sus propias APIs. De manera bastante intuitiva y sencilla permite componer y relacionar los elementos más usuales de cualquier juego narrativos o historia interactiva: creación de personajes, creación de objetos y sus propiedades, textos, requisitos para avanzar un nivel, imágenes, enlaces, añadido de componentes multimedia, etc. Una herramienta profesional que hace un buen trabajo pero que es realmente costosa (más de 1000 dólares, incluso en la versión más elemental)


 


12/12/13

Explorando el viaje de Ulises




Odysseus' Journey recrea visualmente el viaje de Ulises a través del Mediterráneo en una aplicación simple pero excelentemente realizada y cuidada. El mapa interactivo proporciona informaciones breves sobre catorce de las localidades citadas en la obra de Homero. Al ir a un enlace nos aparece una imagen acompañada de un pequeño texto explicativo de dónde dicho lugar aparece en la obra. Dichas imágenes aparecen también en la parte inferior en forma de iconos desplazables de modo que puede localizarse cada escena por el mapa o desde los iconos.
 
El mapa puede moverse y es escalable para ampliarlo.