30/4/13

Digital Storytelling




Del 8 al 10 de mayo próximos se celebra en Ankara la quinta conferencia International Digital Storytelling, organizada por la universidad de Hacettepe que además de disertaciones sobre narrativa digital presentará y exhibirá obras digitales reales para que puedan ser disfrutadas y analizadas por los asistentes. Asimismo, habrá talleres de trabajo al respecto. Interesante es también el que existirá un canal paralelo de streaming en el que se televisarán en continuo diversas obras digitales.





29/4/13

Qeerskins





QueerSkins de Illya Szilak es una interesante novela multimedia en sesenta y dos capítulos que está diseñada y escrita con gran calidad y profesionalidad. El concepto es epistolar, aportando al lector en pantalla ficheros de voz, imágenes, vídeos y cartas manuscritas que pueden ser leídos y escuchados en cualquier orden (lo que hace que cada visionado sea diferente) pero que tras ser todas vistas ofrece una historia completa y sólida al lector. Un escritorio sobrio y elegante, con los componentes multimedia fácilmente accesibles pero en suficiente número como para que haya un interesante bosque de informaciones en el que adentrarse, en el que explorar. Un relato, y esto es lo fundamental, bien escrito.

Está programado en HTML5 y se recomienda utilizar Chrome o Safari. Utiliza técnicas de parallax y de drag and drop, dosificadas adecuadamente para conseguir un impacto visual interesante y atractivo. El único "pero" es que, al menos con una conexión estándar a la red, los contenidos se cargan con cierta lentitud.
 



 
 

28/4/13

Merlink




Merlink es una plataforma de edición digital on-line que permite crear revistas digitales como agregación de noticias, de manera bastante sencilla con la ventaja de que soporta diversos equipos como Windows, Mac, tabletas o Android.  Asimismo, coordina diversas redes sociales. Es preciso darse de alta en el servicio. En definitiva, se trata de un agregador de informaciones recopiladas en diversos sitios de la web que, una vez detectadas, se muestran visualmente como si fuera una revista en línea.
 
Una vez iniciado el proceso, se selecciona el tema sobre el que queremos crear la revista. Entonces, el sistema propone una amplia lista de fuentes relacionadas con dicha temática de las que elegiremos las que nos interesen. A partir de es instante, Merlink irá componiendo la revista con las noticias que vayan apareciendo.
 
 
 
 

El certamen literario






El jurado del IX Premio internacional de novela histórica “Marqués de Ocampo” fue unánime al elegir “Axte, el héroe de Sagunto” como la mejor obra presentada al concurso. Varios jueces destacaron el detalle, a veces lírico, a veces minucioso, con que el autor describía los escenarios donde la trama de batallas y amoríos tristes se desarrollaba. Se valoró sobremanera el profundo análisis sicológico de los personajes, en especial de la esclava Balia y del centurión romano Aureliano. Todos coincidieron en que el lector no podía dejar de leer, arrastrado por la historia y por los bien elegidos cortes en cada capítulo que incitaban a continuar y finalizar el libro en una noche. Destacaron que, a pesar de ser un volumen de más de mil páginas, no aburría en absoluto y la tensión narrativa se mantenía en todo momento. Eran cuarenta mil euros de premio y se habían presentado más de doscientos aspirantes procedentes de todo el mundo. Las notas de prensa ya se habían enviado a todos los medios para que se diera la noticia del título de la obra ganadora y se anunciara que la apertura de plicas iba a ser a las siete de la tarde.
Los problemas comenzaron precisamente a las siete y diez, cuando el presidente del jurado salió a la tribuna del Ateneo “Marqués de Ocampo” para dar lectura al acta. Con una amplia sonrisa de satisfacción dio las gracias a todos los participantes y alabó el muy alto nivel- digno de las más elevadas cotas artísticas de las letras hispanas, afirmó- de todos los trabajos. Tras dar cuenta de los finalistas, pasó a comentar brevemente el entusiasmo que todos los miembros del jurado habían mostrado ante la calidad – que se engarzaba en las raíces de nuestros grandes clásicos, dijo- por la obra ganadora. La novela estaba firmada con seudónimo. En el sobre, escrito a bolígrafo pero con letra clara y elegante, se leía sólo “Pedro”. El presidente, Sr. Almenar, recordando quizá las galas de los Óscar, tomó el sobre que contenía el auténtico nombre del ganador, lo abrió muy lentamente mientras miraba al público sonriendo y extrajo el papel. Se colocó las gafas alargando el suspense y dijo:
-        Y el ganador es..... es.... perdón...
Un rumor de voces y susurros se extendió por la sala cuando Almenar no acabó la frase y buscó con la mirada al secretario. Empalideció y el otro corrió a su lado.
-        ¿Qué broma es esta?- le dijo bajito, colocándose la mano delante de los labios- un gesto que había visto hacer a los futbolistas en la tele- para que nadie pudiera intuir qué decía.
En el papel que se encontraba dentro del sobre sólo ponía “Abonen el premio a la cuenta 1098 3450 002 004 del Banco Interamericano”.
-        No sé, nunca nos ha pasado esto- contestó el secretario quién tomo la nota y salió con ella hacia la oficina.
Los asistentes comenzaron a inquietarse y, vista la reacción de las personas que estaban en el estrado, comenzaron a sospechar que algo extraño ocurría, más allá de la primera idea sobre que el nombre no se leía bien o que se trataba de algún escritor de mucho prestigio.
-        Será Carlos Manterola- decía un periodista- seguro que es él.
-        ¡Qué va!, replicaba otro, se ha quedado blanco y eso significa que ponía Antonio Méndez. Ya sabes que tuvo una trifulca con el Ateneo hace años y no les habrá gustado nada dárselo a él. Seguro que es Méndez.
-        Puede ser, sí. Y ahora harán algún trapicheo para evitar concederle los cuarenta mil.
 
Mientras el secretario intentaba buscar, entre la correspondencia recibida, algún dato más, algún otro sobre en que aparecieran los datos del escritor, la hipótesis sobre Méndez fue cogiendo fuerzas. Ya se sabe cómo son estas cosas, se empieza con una frase anodina y se acaba con una certeza tan infalible como un axioma propuesto por el Santo Padre. El presidente del jurado acudió al despacho para intentar ayudar.
-        ¿Pero, qué pasa, qué coño pasa?
-        El sobre con los datos se habrá traspapelado. Este hombre mandaría dos, uno con sus datos y otro con la cuenta del banco. No sé... hay tantos que mirar.
-        ¡Vamos a ser el hazmerreír de toda la ciudad!
-        Mejor salga afuera y diga cualquier cosa.
-        ¿Y qué digo?
-        Yo qué sé, que se ha emborronado el nombre, que está escrito a tinta y se ha corrido, lo que le dé la gana pero consiga tiempo.
El presidente apareció de nuevo en el estrado pero apenas pudo decir nada porque en seguida comenzaron las preguntas.
-        ¿Es cierto que no le quieren premiar a Méndez? – gritó uno.
-        ¿Qué opina usted del amañamiento de concursos?- alzó la voz un periodista alto y enjuto que portaba una cámara réflex.
-        ¿Nos puede contar cuáles son las desavenencias con Méndez? – apostilló otro.
Para mayor fatalidad, la nota de prensa ya estaba en todos los websites literarios y algunos de los asistentes tuiteaban sobre el tongo que creían estar presenciando en directo. De hecho, en un par de horas, el asunto llegó a ser trending topic y un rumor sobre premios amañados apareció en varias agencias de noticias internacionales.
El evento se suspendió y la noticia del fiasco apareció al día siguiente en todos los principales diarios. Dio también para jocosos comentarios en los programas de humor de todos los canales de televisión y hubo imitaciones de Almenar realmente notables y bien conseguidas. Méndez, muy caballeroso, - así lo reflejaron todas las fuentes- no hizo leña del árbol caído y se abstuvo de comentar nada, aunque un familiar señaló que era ajeno a la polémica porque se encontraba de viaje en Canadá y era razonable que no se hubiese enterado de nada.
La junta del Ateneo se reunió en secreto con el jurado para dilucidar qué hacer ante tan inusitada situación. Todos estuvieron de acuerdo en que la mejor solución, la obvia, era dar por suspendido el premio o declararlo desierto y echar tierra rápidamente sobre el asunto. Decidieron la segunda opción y redactaron un comunicado en tal sentido.
No llegaron a publicarlo ya que, para entonces, los tertulianos y analistas del corazón ya habían asegurado que sería un gran despropósito declarar el premio desierto cuando unas horas antes habían loado la valía de la novela, su elevadísimo nivel literario y que, de facto, existía un original que podía publicarse. No había ninguna norma en las bases del concurso que obligara al escritor a darse a conocer y “Axte, el héroe de Sagunto” podía editarse indicando como autor el nombre de Pedro, el seudónimo recibido. Peor para él, indicaban los expertos, porque no cobrará derechos de autor.
Tras unos días, la dirección del Ateneo decidió dar carpetazo al asunto. Toda aquella publicidad no era bienvenida. Abonaron los cuarenta mil en la cuenta, lo dieron a conocer a la prensa como “indicador evidente de la buena fe del Ateneo y la transparencia del certamen” y mandaron la novela a la imprenta registrándola a nombre propio aunque decidieron, como arma de morbosa publicidad, incluir en portada una leyenda “del anónimo Pedro”. El libro se vendió bien, sobre todo al principio cuando aún estaba caliente el escándalo, y tras unos meses ya nadie se acordaba del episodio. Los socios del Ateneo volvieron a su rutina y las conferencias sobre política y medicina, que eran las materias que más interesaban a los ya cada vez mayores miembros del club, prosiguieron cada miércoles a las siete con normalidad. Se sustituyó al secretario, cuya poca meticulosidad en el manejo de la documentación había propiciado todo aquel entuerto, y se olvidó todo.
-        Aquí tiene, este es el recibo de la transferencia. Debe firmarme aquí- sonrió la señora de la ventanilla.
-        Gracias, ... ¿entonces, esta cuenta queda también cancelada, verdad?- firmó mientras hablaba.
-        Sí, no se preocupe, Sr. Méndez. Está cancelada y los cuarenta mil euros transferidos a su cuenta habitual.
 
 

26/4/13

Catharsis




Catharsis de Pedro Valle Javier es un poema interactivo en que cada palabra del mismo nos conduce a una imagen, fotografías que han sido difuminadas en algún punto para reforzar la sensación de movimiento, de fugacidad, que expresa el poema. La puntuación del poema tiene un color distinto a las palabras de modo que adquiere notoriedad tanto visualmente como a la hora de leer. La lectura se convierte en un ir y venir entre cada palabra y la imagen enlazada, como si los versos en sí mismos estuviesen huérfanos y sólo con la contemplación de las fotografías podría comprenderse el mensaje del poeta. El poema puede leerse en el blog que arriba se enlaza.
 
 



25/4/13

Map of a future war




Map of a future war de Angela Ferraiolo es un relato digital exuberante en el que una gran cantidad de ideas fugaces, de conceptos breves, se vuelcan sobre un lienzo amplio para que el usuario vaya encontrando las relaciones entre ellos de manera fragmentada. Una obra muy esquemática, con textos grandes y formas geométricas sencillas que, sin embargo, adquiere complejidad por la intrincada red de relaciones. El movimiento entre enlaces (al estilo de las presentaciones en Prezzi), bien concebido, se ejecuta por traslación en vez de salto lo que ayuda a desorientar al lector aunque, como efecto, resulta elegante y amplia el horizonte de navegación. Existen, asimismo, diversos planos que se transparentan o no en función de la posición del cursor.
 
Para mi gusto, la presentación es un poco chillona y haría falta alguna pista del objetivo, de la idea final que se quiere transmitir porque en el viaje entre enlaces uno puede aburrirse no porque lo que vea y lea no sea interesante sino por no poder encontrar la coherencia.
 
Programado en Flash, es, con todo, una obra interesante.
 
 



24/4/13

Stop motion con libretas




El holandés Rogier Wieland ha creado un corto de animación del tipo stop motion que utiliza casi exclusivamente libretas moleskine para conformar los paisajes, las casas, los mapas, incluso la tipografía, que aparecen en el vídeo. Una aplicación original del papel de toda la vida.
 

23/4/13

San Jordi




Formaban una estupenda pareja. Les llegó el amor en la madurez y por eso, porque quizá el amor hay que comprenderlo cuando uno ya ha vivido lo suficiente, su unión era tan sólida. Para ellos, San Jordi era una fiesta íntima y gozosa. Ella buscaba durante semanas justo aquel título que sabía que le encantaría y él madrugaba como nunca cada veintitrés de abril para comprar la rosa más fresca, la más viva, la más adornada de rocío en la floristería del señor Joan. Cada año, él le decía lo perfecto de la elección y lo mucho que le iba a gustar leer aquel libro y ella colocaba la flor en un búcaro con agua limpia en la que diluía una aspirina para que durara más. Cada año se besaban y se deseaban mil San Jordis juntos. Fue así hasta que un cáncer cruel, injusto y asesino, se la llevó a quién sabe dónde.
 
En abril, en San Jordi, ya sin ella, la herida más abierta que nunca, se preguntó qué libro le hubiera regalado. Quizá una novela histórica, o un poemario, acaso un compendio de relatos o, quién sabe, uno grande con muchas imágenes sobre galaxias y planetas. Dolían el corazón, el estómago, el alma y la garganta por la rabia de su ausencia y pensó que mitigaría la nostalgia comprándose un libro a sí mismo, como si fuera de ella, jugando a estar en su pensamiento para pensarla más, para honrarla. Así lo hizo pero el intento, como no podía ser de otra manera,  no le calmó y se sintió estúpido por haber ido a la librería de la Rambla, por haberse comportado como un chiquillo. Hojeó el libro de pasada pero no estaba de humor para coger las gafas y sentarse a leerlo. Dejó la novela sobre la mesa del salón y se quedó sentado junto a la ventana, observando el caer del sol y el encendido de las primeras ventanas en las calles. Estuvo ensimismado durante largo tiempo, rabiando contra Dios, preguntándose por qué se la habían llevado, por qué él sobrevivía, preguntándose si algún día se reencontrarían, si podría ver su sonrisa en otro mundo, deseando no ser tan agnóstico.
 
Iba a acostarse cuando volvió a mirar el libro que tontamente se había comprado a sí mismo y se dio cuenta de que una mancha roja asomaba por entre una de las esquinas. Seguramente se lo habían vendido estropeado aunque se sorprendió de no haber observado el defecto cuando antes lo había hojeado. Se acercó para ver de qué se trataba y puso su mano en aquel punto bermejo que parecía ser un papelito que sobresalía entre las páginas. Abrió con cuidado y, tras unos segundos de sorpresa, cuando comprendió, no pudo contener una sonrisa tierna. Entre las páginas florecía, de la nada, una pequeña rosa que iba creciendo, cubierta de escarcha recién creada. Él la tomó y la depositó junto al retrato de su tierna compañera. – Bona nit, amor meu, espera’m - musitó, se sentó y estuvo leyendo toda la noche.
 
 

Círculo de quintas






Para entender tu piel y tu cuerpo, el efecto que me produces, hay que saber de música, de teoría musical, de composición contrapuntística, hay que conocer lo que es una escala diatónica, orquestar con tetracordos o a ser capaz de escribir a voleo la tablatura de la escala de mi bemol menor. No, no estoy haciendo ninguna pobre metáfora aunque, ciertamente, podría decir que eres como una pasión sinfónica o que tus besos son como un adagio cantábile palpitando en las teclas de mi piano o que tú y yo formamos un acorde perfecto.

No, no es eso. Me refiero a saber realmente de armonía y ser experto en el círculo de quintas, en Bach, en Beethoven y en la música minimalista de Glass.

Me explico. Acaricio mil veces tu espalda desnuda y siempre, siempre, cada vez que paso mi mano por tus brazos o por la curva de tu cuello, en cada punto de ti que palpo con mis dedos, cada vez que beso levemente tu cuerpo, todo me resulta novedoso, desconocidamente atractivo; tu vientre, tus piernas, tus orejas son una aventura que renace cada segundo. Hay un delicado recodo de tu hombro, quizá de no más de cinco milímetros, que me deslumbra una y otra vez y que no puedo dejar de acariciar para hallar en cada paso una nueva sensación. Exactamente como ocurre en las variaciones de Bach en que un motivo se repite y se repite pero nunca aburre, siempre se nos aparece nuevo, distinto, fresco. Como ocurre al recorrer el círculo de quintas – Do- Sol- Re- La- Mi- Si- , cuando uno puede escuchar las modulaciones infinitamente, imantado por unas pocas notas que, por arte de magia, se regeneran en cada ciclo de manera impredecible. Como cuando se escucha el Koyaanisqatsi de Philip Glass, ese minimalismo estricto en el que con cuatro notas y cinco ritmos se generan largas composiciones plenas de magia y embrujo. O las Diabelli de Beethoven donde a partir de unas pocas notas anodinas se construye una catedral de variaciones.

Así es tu cuerpo, así es la forma en que te disfruto, en que te admiro, así  puedo permanecer acariciando justo ese preciso milímetro de tu hombro durante horas encontrando cada vez algo bello que descubrir, una nueva textura, un calambre distinto, una vibración desconocida, incapaz de separarme de ti, necesitando volver a explorar tu piel, justo en ese preciso milímetro, para hallar otro hechizo más, otra armonía más, inimaginable apenas un segundo antes.
 

22/4/13

Tantos recuerdos





Te has ido. No te han dejado despedirte, no nos han dejado decirte que te queríamos, que hemos disfrutado de tu viaje, de lo que has hecho. Te has ido con las cosas atadas, con la conciencia limpia, sin hacer ruido. Quizá mejor así, sin agonías, sin esas espinas y esos Gólgotas con que la vida se empeña en castigarnos. Habías esquivado el destino antes, incluso una vez un periodista anunció por error tu muerte- algo que dio para tanta risa-,  pero esta vez te tomó por sorpresa, compartiendo momentos, conversación y un café con los amigos. Te has ido pero nos queda mucho porque hay recuerdos, tantos recuerdos que pueden llenar un libro completo. No podré ya charlar contigo ni podrás aconsejarme pero quedan nostalgias y enseñanzas, quedan los recuerdos, tantos recuerdos. Aprendí a jugar contigo, las fotos grisáceas que aún conservo así lo atestiguan, tú adolescente, yo haciendo castillos en la arena de la playa. Todavía recuerdo los chistes que hacías, los regalos que traías, las enormes cajas de secos polvorones que por navidad te empeñabas en comprar.
La vida te echará de menos, extrañará tus ganas de disfrutar de ella, de pasarla con los amigos y para los amigos. El mundo añorará tu compromiso social, tu rectitud, tu honradez, tu dolor por la injusticia del mundo, tus ganas de cambiar las cosas, esa disposición casi infinita a hacer favores, a hacer tuyas tareas y cuitas que en nada te concernían sólo por afecto, por cariño, por amistad. Echaremos de menos tu bondad que a veces era ingenuidad. Las largas veladas alrededor de un cointreau y mil cigarros se preguntarán dónde está aquel jugador de mus tan poco hábil manejando las cartas como divertido en el lance. Faltarán tus disertaciones, tus ganas de ayudar, tu servicio a todo y a todos, tu dadivosidad, tu meticulosidad que a veces me sacaba de quicio, tu capacidad de trabajo, tanta que creíste que la empresa era tuya, tu osadía para viajar por el mundo cuando nadie lo hacía, tu valentía para enfrentarte a un ordenador que ocupaba una habitación entera cuando nadie sabía lo que era una calculadora, tus ganas de cenar con amigos para contaros cosas, aunque nunca se te vio por la cocina, tu generosidad, esos sempiternos cargos no retribuidos pero fatigosos que te caían en asociaciones y vecindarios porque lo hacías estupendamente y te volcabas sin rechistar. Has sido un hombre bueno, en el buen sentido de la palabra como dijo Machado.
Aunque no eras muy dado a creencias en el más allá, seguro que en dónde te encuentres ahora ya te habrás remangado y habrás preguntado qué hay que organizar, qué hay que buscar,  a quién hay que ayudar. Tendrás planes para organizar el cielo y San Pedro te habrá endilgado todas las tareas inacabadas que queden por el paraíso. Estarán encantados de tenerte.
Eras mi tío. Un buen tío. Buena gente.
 
 
 
 

Cultura compartida



Mañana día 23 se hará la presentación del último libro de Javier Celaya, Cultura Compartida, un ensayo breve sobre las redes sociales y la falta de privacidad en las mismas, la Red, el ego digital, los derechos de autor en la era digital, etc. Reflexiones que se organizan alrededor de cincuenta palabras clave. El autor afirma que será su última obra en papel (se publicará digitalmente a final de año) de modo que ha querido que sea un libro de autor confeccionado artesanalmente en todas sus operaciones.

El acto tendrá lugar en el Auditorio Arts Santa Mónica de Barcelona a las 13 horas. Se puede leer más información suministrada por el propio autor en este enlace.
 
 

21/4/13

Usando el papel como si fuese una pantalla Touchscreen



La firma japonesa Fujitsu está experimentando con un sistema que permitirá trabajar en papel del mismo modo que si se tratara de una pantalla interactiva Touchscreen. El invento permite que un ordenador reconozca los gestos que mano y dedos hacen no ya sobre una pantalla sino sobre cualquier objeto físico, en particular el papel. Esta tecnología permitirá que los libros convencionales puedan engarzarse fácilmente con los medios digitales.
 
Simplificando, puede pensarse que el sistema superpone una pantalla interactiva virtual al papel. Como esta pantalla virtual es invisible, nuestros dedos actúan, seleccionan, marcan o tocan realmente el texto impreso y el ordenador es capaz de aislar los elementos que estamos seleccionando sobre este mundo virtual. Así, por ejemplo, con el dedo podríamos seleccionar un párrafo o una fotografía y hacer que se memorizara en el disco duro o que, sobre la imagen, se superpusiera una animación que incluso se podrá manipular en 3D al estilo de como lo hacen los libros enriquecidos. Incluso, recortar una foto o ampliarla antes de moverla a otro lugar.
 
Técnicamente se basa en un proyector que superpone un espacio virtual semi transparente al papel y que evoluciona siguiendo nuestros movimientos táctiles dando la impresión de que, realmente, estamos trabajando sobre el papel. Una cámara adicional de baja resolución y bajo coste es suficiente para detectar los movimientos y obrar en consecuencia.
 
Aplicado a objetos reales, estos pueden ser girados en 3D con la propia mano (imaginemos, por ejemplo, las aplicaciones en diseño CAD para mover o ampliar una pieza técnica no con el ratón sino con la mano).
 
Eso sí, esta tecnología que se prevé pueda estar disponible comercialmente a finales del año 2014 no va a ser barata.
 


El siguiente vídeo del canal DigInfoNews' YouTube channel es muy informativo:







17/4/13

I Guerra Mundial en Facebook






El museo de la Gran Guerra de Meaux y la agencia DDB han creado la simulación de un combatiente ficticio de la Primera GuerraMundial, León Vivien, en Facebook. Como si de una persona real se tratara - con un currículum/perfil inventado pero verosímil-  y como si la red social hubiese existido a primeros del siglo XX, el protagonista, maestro de escuela en la ficción, envía unos cuantos mensajes cada día relatando sus dramáticas circunstancias desde que primeramente no es alistado debido a un problema físico hasta que, finalmente, en 1915 y ante la falta de hombres, debe incorporarse a las trincheras. Los mensajes y fotografías pertenecen a la información real que el museo almacena sobre la gran guerra, un trabajo histórico supervisado por Jean Pierre Verney. El proyecto prevé publicar 220 días hasta el 17 de mayo de 1915 (ahora va en el 17 de abril de 1915). Un interesante trabajo.

 

16/4/13

Avances en holografía




En Biblumliteraria se ha hablado repetidamente de cómo el concepto de holosala podría revolucionar la literatura digital en un futuro lejano.
 
La visión actual del holodeck pasa por el desarrollo de hologramas. Dentro de este campo, los laboratprios japoneses Shinoda están desarollando un holograma interactivo 3D que propone algunos conceptos interesantes. Un proyecto que ya inició allá por el año 2009.
 
Por un lado, se añade un sistema de seguimiento de la mano por cámaras de modo que un algoritmo puede tomar decisiones sobre cómo visualizar el holograma en función de la posición de la mano. Como se ve en el vídeo, el ordenador puede hacer que la imagen de la pelota se mueva aunque, en realidad, la mano nunca toca ningún objeto real ni la imagen holográfica sufre acción alguna.
 
Por otro lado, introduciendo un sistema de emisión acústica por ultrasonidos, nuestra mano (u otros elementos) podrán "sentir" efectos en concordancia con el holograma. Así, se ve un ejemplo en el que se proyectan imágenes de gotas de lluvia y, simultáneamente, los ultrasonidos hacen que  estas gotas "se sientan" en la mano. Puede leerse más información en este enlace.


 

15/4/13

PepCon en Austin





Desde el próximo 28 de abril hasta el 1 de mayo se celebrará en Austin, Texas, la nueva edición de PEPCON, o lo que es lo mismo la "The Print + e-Publishing Conference" organizada en torno a la plataforma InDesign de Adobe. Tratará sobre las técnicas que pueden usarse con InDesign, Dreamware u otras aplicaciones a la hora de diseñar y publicar digitalmente e-books para diversas plataformas, incluida la del Ipad.
 
Para más información puede accederse a la página del evento.
 
 

14/4/13

News Epilepsia




News Epilepsia, de Jean Lewis es un divertimento digital que muestra noticias extractadas de la BBC de modo dinámico y aleatorio sobre la pantalla, combinando al azar los titulares con las fotografías. Se fundamenta en un lector de noticias XLM que se alimenta de la web de la cadena de noticias británica al que se le añade un código de visualización. El movimiento es muy rápido, en una metáfora de cómo los medios de información contemporáneos nos bombardean continuamente con hechos.
 
Los applets necesarios que hay que ejecutar para procesar este programa pueden descargarse de este enlace.




13/4/13

21.12






21.12 de William Muny es una aventura conversacional, un relato interactivo construido sobre la plataforma Undum que permite crear ficción interactiva, crear relatos con caminos narrativos alternativos de manera sencilla.

Se trata de una historia de enigmas, escrita de manera muy correcta, que a cada pocos párrafos nos da la opción de elegir alternativas para seguir la historia por uno u otro derrotero. Algún enlace no lleva a ningún sitio y dado que el botón atrás del navegador de Windows queda inhabilitado, puede conducir a un bloqueo. Se trata de un relato creado para la competición La última Comp-etición organizado por Johan Paz con motivo de la supuesta profecía maya del fin del mundo el 21 de diciembre del 2012.
 
El texto mantiene el interés y es lo fundamental de la narración aún cuando, de tanto en cuánto, existen gráficos que dan pistas que permitirán ir acertando en las elecciones necesarias para resolver los misterios.

Se lee mejor en Chrome. También hay un tráiler publicitario del relato.



 


 

12/4/13

Dibujando y escribiendo con agua





En la estación de trenes Station City de Osaka, en Japón, existe un espectacular y hermoso reloj de agua que más que ver con las antiguas clepsidras tiene que ver con los aparatos digitales de contar el tiempo. Se trata de una fuente que dispone de toberas de pequeño tamaño controladas por ordenador y capaz de liberar flujo líquido con mucha precisión en el tiempo. Abriendo y cerrando dichas toberas en momentos precisos - casi al nivel de gota- se logra dibujar casi cualquier dibujo, letras o números logrando unos efectos preciosos.

 
 

11/4/13

Negocios






Las oficinas de Seguros Hengasa ocupan la quinta y sexta plantas de un rascacielos en medio de la gran ciudad. Es una empresa renombrada, que emplea a centenares de personas en la capital y que tiene casi treinta oficinas en el resto del país. Su especialidad son los seguros inmobiliarios y a pesar de que el mercado está un tanto deprimido, consiguen buenos beneficios. Las oficinas son amplias pero no espaciosas porque las mesas están apretadas las unas contra las otras, quizá con algún biombo de color vino separando ciertas secciones, con pasillos estrechos y luz suficiente pero demasiado blanca, impersonal, de clínica. Cada puesto de trabajo parece un clon del anterior. Mesa de formica, silla de polipiel con rueditas, teléfono de rueda que nadie usa porque todos tienen sus propios celulares, ordenador HP con pantalla plana de quince pulgadas, cestillo para documentos y cajones en el lado derecho. Algunas se diferencian por tener un marco con la foto de un cónyuge o de unos niños que sonríen a no se sabe qué.
Néstor mira la imagen de Carmen, su mujer, que le observa desde la playa de Fuerteventura donde hicieron aquella foto que empieza a decolorarse con el tiempo. A lo mejor no ocurre nada, se está comiendo la cabeza por nada, se dice a sí mismo.
-        Néstor, hay que ir a la notaría a recoger los documentos de Fincas Velázquez. Asegúrate que han redactado bien la cláusula del arbitraje- quien le habla es Tamames, el jefe de sección, un trepas que ha subido lamiendo culos y sonriendo a los del Consejo pero que tiene tanta idea del negocio como un lagarto. Le cae mal pero se cuida muy mucho de que lo note.
-        ¿Ahora?
-        Claro que ahora. Tengo que tenerlo en un par de horas.
El ascensor, como siempre, está saturado. Demasiados vecinos y visitantes en el edificio para sólo dos elevadores. Pulsa repetidamente el botón de llamada que hace mucho que tiene el indicador fundido por lo que nunca sabe si el ascensor viene o no. Se escucha un cling metálico que indica que por fin llega. Las puertas se abren, va bastante lleno pero aún hay espacio y entra. Sus paredes están cubiertas de una formica que empieza a despegarse y hay un par de pegatinas de publicidad adheridas al techo. En cada piso se detiene y entran y salen personas que sólo emiten un murmullo a modo de buenos días o adiós. La mayoría, mientras esperan, miran al techo o fingen leer las instrucciones de emergencia marcadas en el frontal.
El hall es lujoso, como corresponde a cualquier edificio de negocios. Mármol perla en las paredes, una gran cuadro en la pared con motivos marinos y plantas auténticas bordeando el pasillo. Hay una alfombra de moqueta azul que marca el camino al exterior.
Una puerta corrediza de cristal se abre y se encuentra en la avenida. Llueve a cántaros. Se ha olvidado de bajar un paraguas, así que se levanta el cuello de la gabardina intentando protegerse. La notaría está en el otro extremo de la ciudad y necesita un taxi pero todos los que pasan llevan el piloto verde apagado. Levanta el  brazo dos o tres veces intentando atraer la atención de alguno de ellos pero ninguno se detiene.
-        Hombre, Néstor- le sorprende una voz a su espalda. La reconoce. Es Jaime, el único que no quería ver en este momento.
-        Jaime...- mira para otro lado, buscando un taxi.
-        Ya sabes que tenemos que hablar- baja la voz a propósito.
-        Otro día Néstor, ahora me ha mandado Tamames a la notaría y tengo que apresurarme.
-        Ya, ya, pero tenemos que hablar de lo que tú sabes.
Tiene suerte porque un taxi se detiene frente a la puerta. Un coche pequeño, un Polo blanco que frena en seco frente a Néstor. Este abre la puerta y entra rápido.
-        ¡Te espero!- grita Jaime- ¡hoy hablamos!, ¿ok?
Néstor no contesta y se limita a indicarle al chófer la dirección de destino. La ciudad está atestada de vehículos y los semáforos parecen no sincronizados para incrementar el caos de cualquier día con chubascos. El limpia gira rápido pero aun así no es capaz de evacuar todo el agua, o quizá sea que el vaho entorpece la visión. El conductor le habla del partido de ayer, que si el árbitro fue un cabrón, que el gol había sido en fuera de juego, que está hasta las narices de los guardias urbanos que persiguen a los taxistas como - afirma- todo el mundo sabe. De tanto en cuánto, la radio vomita algún recado de un compañero.
-        Estoy bajando la rambla, ¿me oyes sevillano?- vocean.
-        Llevo a un pasajero a Almeida, copio. ¿Te tomas un vermú al mediodía?
-        Claro, copio. Ten cuidado con la lluvia y con radar que han plantado en Arboledas.
-        Copio.
Néstor no escucha. Mira las gotas deslizándose por el cristal, formando caminos ondulados y quiebros inesperados a medida que caen hacia la gomita que aísla el vidrio de la puerta. Como los quiebros de la vida que siempre son para caer. Piensa en Jaime. Está seguro que lo vio, es uno de esos tipos cenizos que espía a los compañeros. Lo había visto en sus ojos cuando le abordó anteayer.
-        Hola, Néstor. Me alegra verte porque estaba deseando tener dos palabras contigo- le había dicho con esa sonrisa de tontolaba que se gasta.
-        Tú dirás- le había replicado secamente.
-        ¿Qué tal en la planta sexta?, te vi ayer por allí y no es frecuente que los de la quinta subáis.
El muy cretino no había dicho nada más, pero era suficiente. Néstor rememora los acontecimientos. Vaya desastre. Diez años en la empresa y ahora esta mierda. Jaime no había hablado más pero a buen entendedor pocas palabras bastan, porque cuando él subió a la sexta no había nadie a excepción de él mismo y Quesada, el constructor ese; que maldito sea el día en que le conoció. Estaban solos, bueno ahora sabía que no lo estaban porque, si no, de qué cojones Jaime iba a saber que había subido a la sexta.
Había sido tentador, ya se sabe cómo son estas cosas. Si todo marchara bien con Carmen, ni se lo hubiera planteado pero, ahora, con ella pidiendo el divorcio y los gastos de abogado y la espada colgando sobre él de tener que pasarle una pensión sustanciosa... tres mil al mes, le ha dicho su abogado, en el peor de los casos. ¿Pero de dónde saca él tres mil?
Sí, tentador. Era fácil.  Cómo supo Quesada que él andaba escaso de pasta, no lo sabe. Pero era sencillo de hacer. Modificar un par de formularios del seguro, que pareciera que el valor catastral de un par de inmuebles fuese mucho menor para que ellos pudieran hacerse con la propiedad a menor precio. No más de media hora de trabajo. Tocar un par de teclas en el ordenador, un par de firmas electrónicas y ya está. Cincuenta mil en cash. Se los había dado en un sobre amarillo y él le había entregado la carpeta con los documentos falsificados. Ni cinco minutos en la sexta, a las nueve de la noche, cuando todo el mundo se había largado ya. Maldita sea, no todo el mundo. Si no, ¿de qué quiere hablar con él, ese imbécil de Jaime?
-        Son treinta y dos euros- le dice el taxista mientras le hace un recibo con letra que ni se entiende y grita a su colega que ya va a tomar el vermú.
Tiene que esperar en la notaría. Hay cola. Coge una revista de esas que hay en las notarías, que siempre son de oportunidades de negocios en Singapur o de viajes. Si, al menos, fueran las que hay en la peluquería, de cotilleos o el Interviú. No lee, solo hojea como si fuera un autómata. Piensa en Carmen. No recuerda cuándo las cosas comenzaron a torcerse, parece mentira que todo se rompa en tan poco tiempo. Dos años de noviazgo feliz, boda en San Silvano, sesenta invitados y luna de miel en Florencia. Luego, una mierda. Quizá si hubieran intentado tener hijos la cosa se hubiera arreglado. O no, quién sabe nada. La cosa es que la había pillado entrando al hotel con aquel hombre cuarentón pero bien plantado, abrazados y dándose un pico. Joder, qué mierda. Y encima, todo con bienes gananciales y ella le acusa de maltrato sicológico aconsejada por la bruja de su abogada. Cornudo y apaleado, piensa.
-        Costará dinero conseguir un buen acuerdo- le había dicho muy serio, bajándose las gafas hasta media nariz, Recues, su abogado.
Y el, como un gilipollas, se había asustado, se había dejado convencer por Quesada. Quién sabe, hasta puede ser que Recues y el constructor estén compinchados y que cuando uno sabe de un desgraciado en apuros, el otro aproveche la ocasión.
El notario le hace pasar. Son diez minutos y cuatrocientos euros. Comprueba la cláusula de arbitraje y ve que es correcta. Se despiden con amabilidad.
Esta vez, hay taxis en la parada porque ha cesado momentáneamente de llover. El cielo está encapotado, con nubarrones oscuros que se arremolinan hacia lo alto.  A ratos, algún rayo del sol se cuela por entre ellos y crea pequeños arco iris. Se ha levantado viento y el aire arrastra las hojas de los falsos plataneros por las aceras. Los transeúntes caminan acelerados, cuidando que sus paraguas calados no les mojen, algunos arrastrando bolsas de centros comerciales y otros paquetes envueltos en plástico. Le pilla el atasco de la calle central pero no es una sorpresa porque en ese punto siempre reina el caos. El chófer es hábil, sortea un par de automóviles, se salta una luz que acaba de ponerse en rojo y continúa hacia la oficina. Confía en que Jaime se haya marchado, no quiere verle. Quizá sea todo fruto de su imaginación, quizá se refiere a otro día porque hace tres o cuatro semanas también subió a la sexta para alguna gestión. Sí, seguro que es eso, no debe preocuparse.
El taxi patina ligeramente al frenar sobre el pavimento húmedo. Pide recibo y le dice al conductor que se quede con el cambio porque son sólo unas monedas. Cierra de un portazo y entra en el hall. Joder, mala suerte. Allá está Jaime. Da la impresión de que le estaba esperando. Intenta esquivarle, continua andando hacia el ascensor cuando pasa a su lado sin saludarle, pero el otro se le pone a su lado y camina con él.
-        ¿Todo bien en la notaría?- abre la conversación.
-        Oye, de veras, que no tengo tiempo, ando muy liado.
-        Yo creo que sí deberías tener tiempo para mí porque a la tarde tengo una reunión con Tamames. Ya sabes, seguimiento de clientes, pero en esas sesiones se habla de todo un poco.
Néstor se detiene en seco, se vuelve hacia él y le mira. Espera a que no haya nadie cerca.
-        Bien, ¿Qué cojones quieres?
-        Cincuenta por ciento – dice el otro sin molestarse en continuar con la pantomima.
-        No sé de qué me hablas.
-        Por eso, no sabemos de qué hablamos. Pero cincuenta por ciento.
-        Diez- Néstor es consciente de que Jaime conoce el asunto, que está en juego su carrera, su vida, que Carmen va a decirle eso que ya le ha repetido, que ya sabía ella que era un mangarrán, un estúpido, que qué ciega había estado. No merece la pena hacer más teatro.
-        Cincuenta
-        Veinte- alza un poco la voz.

Sergio, un compañero de trabajo se acerca sonriente. Parece que les ha oído.
-        ¿Quién tiene veinte? ¿la nueva becaria? ¿Guapa, eh? Sois unos viejos verdes.
Néstor y Jaime disimulan y hacen un chiste malo. Sergio se pega a Néstor mientras le dice:
-        Subes, ¿no? Aprovecho para contarte lo de Fincas Morales que está algo chungo.
-        Sí, claro- contesta Néstor que ve el cómo separarse de su chantajista.
-        Cuarenta es lo mínimo- le dice muy bajito Jaime antes de despedirse.
Entrega a Tamames los documentos visados en notaría y este le da las gracias. Le cuenta que por la tarde lo mirarán en la junta de dirección.
-        Será una sesión larga- suspira con resignación-, tenemos muchos marrones. Aunque también alguna cosa buena, como por ejemplo que Quesada y Asociados quiere darnos nuevos encargos, parece que está contento con nuestros servicios.
Tamames se aleja por el corredor. Néstor se sienta en su mesa y saca el sándwich que se ha traído para almorzar. Jamón y queso. Mientras come, reflexiona. Finalmente, toma el teléfono y marca el 6711. Alguien descuelga al otro lado.
-        ¿Treinta?