Hacemos hoy un nuevo experimento de creación de texto literario con LLMs.
Pero, primero, vamos a observar que, como es bastante habitual, la respuesta de estos modelos a preguntas de sentido común sencillas, pueden ser erróneas.
Por ejemplo, con esta caso: Sea un corcho que está flotando en un vaso lleno de agua hasta la mitad. Volcamos el vaso y todo el mundo - hasta los niños- sabe que se derrama el agua y el corcho cae. Pues bien, para la IA, el corcho sigue flotando en la cara inferior de un agua que levita.
Por ejemplo, en ChatGPT:
Usuario:
tengo una pelota de corcho flotando en un vaso lleno de agua hasta la mitad. Damos la vuelta al vaso. ¿Dónde estará ahora la pelota?
ChatGPT:
Cuando das la vuelta al vaso, la pelota de corcho, al ser menos densa que el agua, seguirá flotando. Por lo tanto, estará en la parte superior del agua que ahora está en la parte inferior del vaso. Si el vaso está completamente volteado, la pelota estará en la parte superior, es decir, fuera del agua.
Usuario:
Y si en vez de una pelota esférica, fuese un corcho cilíndrico?
ChatGPT
Si es un corcho cilíndrico, el principio sigue siendo el mismo. Al ser menos denso que el agua, el corcho también flotará. Al voltear el vaso, el corcho seguirá en la parte superior del agua (que ahora está en la parte inferior del vaso), o en el aire, dependiendo de cuánto haya flotado al principio. Así que también estará fuera del agua.
En Gemini es aún peor, porque la respuesta es igual de errónea pero, encima, nos da un razonamiento en el que la IA hecha mano de todo (Principio de Arquímedes, densidad,...) menos de lo único que importa, que es la gravedad.
Usuario:
tenemos una pelota de corcho en un vaso lleno de agua hasta la mitad. Damos vuelta al vaso. ¿Dónde está ahora la pelota?
Gemini:
¡Muy buena pregunta!
Cuando damos vuelta al vaso con agua y la pelota de corcho, la pelota seguirá flotando en la superficie del agua.
¿Por qué?
Densidad: El corcho es menos denso que el agua. Esto significa que pesa menos por unidad de volumen en comparación con el agua. Debido a esta diferencia de densidad, el corcho siempre tiende a flotar en el agua.
Principio de Arquímedes: Este principio establece que todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta una fuerza ascendente llamada empuje, igual al peso del fluido que desaloja. En este caso, el empuje que ejerce el agua sobre el corcho es mayor que el peso del corcho, por lo que este flota.
Incluso si invertimos el vaso, la relación entre la densidad del corcho y el agua, así como el principio de Arquímedes, se mantienen. Por lo tanto, la pelota de corcho buscará siempre la superficie del agua, independientemente de la posición del vaso.
¿Te gustaría que te explique algo más sobre este tema o tienes otra pregunta? Podría explicarte más sobre la densidad, el principio de Arquímedes o incluso sobre otros experimentos relacionados con la flotabilidad.
Vamos, a continuación, a pedir a las IAs que nos escriban un pequeño relato basado en el corchito. Primero, con ChatGPT:
Usuario:
puedes escribir un pequeño relato basado en este hecho, con una señora mayor que voltea un vaso con un corcho flotando?
ChatGPT:
Claro, aquí tienes un pequeño relato:
En una tranquila tarde de otoño, la señora Clara se sentó en su cocina, rodeada de recuerdos y el aroma del café recién hecho. En la mesa, un vaso de cristal se alzaba con gracia, medio lleno de agua y un corcho cilíndrico flotando despreocupadamente en su superficie. La señora Clara siempre había encontrado en esos pequeños detalles una manera de recordar momentos felices de su infancia, cuando pasaba horas jugando en el río con su hermano.
Con una sonrisa nostálgica, decidió que era hora de un experimento. Se levantó con un leve crujido en sus rodillas y, con una mano temblorosa, tomó el vaso. "Veamos qué pasa", murmuró para sí misma, su curiosidad despertada.
Con un movimiento cuidadoso, dio la vuelta al vaso. El agua, que antes reposaba tranquila, se deslizó en un torbellino hacia el exterior, dejando al corcho a la deriva. Pero en vez de hundirse, el corcho se alzó, flotando hacia la parte superior del agua que ahora caía. Clara observó maravillada, su corazón ligero, al ver cómo el corcho se mantenía a flote en un mundo que parecía desmoronarse a su alrededor.
Un leve suspiro escapó de sus labios. La vida, pensó, era como ese corcho: a pesar de las tempestades y los giros inesperados, siempre había una manera de mantenerse a flote. Sonriendo, recogió el corcho del suelo, lo acarició con la yema de los dedos y decidió que lo guardaría como un recordatorio de que, sin importar lo que suceda, siempre hay esperanza en lo simple y cotidiano.
Es un resultado muy curioso. Señalar que, si fuese real que el corcho no cae al suelo, la metáfora elegida sería interesante. Lo curioso es que el relato generado tiene el mismo error que vimos antes pero la frase final es correcta - recoge el corcho del suelo-, aunque nada tiene que ver con lo escrito antes ni con la idea que se quiere transmitir, de que saldremos a flote ante los embates de la vida.
Hagamos, el mismo experimento con Gemini:
Usuario:
Puedes escribir un pequeño relato basado en este hecho, con una señora mayor que voltea un vaso con un corcho flotando?
Gemini:
¡Claro que sí! Aquí tienes un pequeño relato basado en tu pregunta:
La señora y el corcho
Doña Carmen era una mujer de costumbres arraigadas. Cada mañana, mientras el sol aún dormía, preparaba su taza de té y se sentaba en su sillón favorito a contemplar el jardín. En la mesita auxiliar, siempre había un vaso con agua y un pequeño corcho flotando, un recuerdo de su niñez que la calmaba.
Aquella mañana, mientras observaba al corcho balancearse suavemente sobre las olas creadas por el viento, se le ocurrió una idea. Con una sonrisa traviesa, tomó el vaso y lo volteó con cuidado. Esperó unos segundos, pero el corcho seguía ahí, imperturbable, flotando en la superficie del agua invertida.
Doña Carmen soltó una carcajada. ¡Cuántas veces había hecho ese mismo experimento! Y siempre ocurría lo mismo. El corcho, tan ligero y despreocupado, desafiaba la gravedad y se mantenía a flote. Era como un pequeño milagro cotidiano que la invitaba a reflexionar sobre la vida.
Pensó en todas las veces que había sentido que su mundo se volteaba, que las cosas no salían como ella esperaba. Y, sin embargo, ahí estaba ella, igual que el corcho, encontrando siempre una manera de mantenerse a flote.
Con una nueva sensación de paz, Doña Carmen volvió a colocar el vaso en su posición original. El corcho recuperó su balance habitual, y ella, su serenidad. Y así, día tras día, la señora y el corcho se convertían en cómplices de un pequeño ritual que llenaba de magia sus mañanas.
El fondo del relato es el mismo que tenía el relato de ChatGPT pero, en ese caso, Gemini se mantiene fiel al error de Física elemental hasta el final. El corcho flota y no cae al suelo.
¡Menos mal que la vida no es como el corcho! o, quizá, sea al revés. ¡Ojalá en la vida real flotáremos siempre, sin caer nunca!