31/10/08

Primero de Noviembre. Llueve. Llueve mucho.



Llueve. Llueve mucho. Menos mal que llueve.
Hoy no soportaría el Camposanto que te alberga
bañado en luz,
con niños jugando y familias con flores
que ningún otro día pusieron.
No quiero celebrar a los santos,
ni quiero ver las flores con que te visto.
No quiero rezarte bajo un cielo sereno y cobalto
ni quiero acariciar el mármol que ya nada protege.
Sólo quiero el milagro de que vuelvas.

Llueve. Llueve mucho. Menos mal que llueve.
Y el cristal mojado me trae memorias de aquellas tardes
entre sábanas
de abrazos repletas, de besos colmadas,
de suspiros culminados,
de caricias prolongadas,
de universos encerrados en afectos infinitos.
Llueve y en el tintineo de las gotas oigo tu voz
cuando decías ¡qué buen día para amar!
Evoco tu sonrisa y los caminos de tu piel
siempre explorados, siempre por descubrir.
Y deseo reposar otra vez en el aroma de tu pelo, dormido
bajo la lluvia que repiquetea en el cristal.

Llueve. Llueve mucho. Menos mal que llueve.
Me hace recordarte abrazada a mí bajo una manta,
viendo el caleidoscopio de estelas que las gotas formaban
en la ventana.
Hace que tu recuerdo crezca y yo lo deje crecer,
y me sienta bien haciéndolo,
y te honre haciéndolo,
y te sienta más cerca que nunca.

Llueve. Llueve mucho. Menos mal que llueve.
Hoy, no soportaría el Camposanto que te alberga
bañado en luz. Sacrílegamente luminoso. No, no podría resistirlo.

Llueve. Llueve mucho. Menos mal que llueve.
¿sabes?... me consuela que hoy Dios llore conmigo.



Midori San

Midori-San (http://plant.bowls-cafe.jp/index.php ) que podría ser traducido por la Señora Midori es un divertimento literario que no va más allá de ser una curiosidad jocosa pero que ha adquirido bastante notoriedad en Japón. Se trata de un planta con su tiesto (un ejemplar de Midora Kerii o Planta corazón en español) a la que se han añadido varios sensores de humedad, luz, las corrientes eléctricas que circulan por sus hojas, etc. Está colocada en un bar cerca de Tokyo y puede verse a través de una webcam. En función del estado de dichos sectores, un programita estima el grado de confort del vegetal y genera un texto adecuado a ese estado, imprimiéndolo en un blog. El usuario puede interactuar ordenando ciertas acciones (como que se encienda una luz para que el sensor detecte que hay iluminación y la planta quede bañada en claridad). Los textos en perfecto japonés (y traducidos al inglés en algunas otras wbs) son del tipo: Hoy estaba soleado y pude tomar mucho sol...me entretuve un poco hoy. O sea, nada de literatura.

El uso de sensores para evaluar el estado de una planta es, en otros campos, una tarea científica seria. Algunos han llegado al mercado como avisadores de necesidad de riego (por ejemplo
http://www.asocoa.com/tienda/fichaProducto.asp?codigo=609)

El origen perdido

El origen perdido (Ed. Planeta, 2005) de Matilde Asensi sigue la línea de relato de sus anteriores libros. En este caso, narra la búsqueda arqueológica en Sudamérica de un lenguaje primitivo. Es un libro que se lee deprisa, entretenido, aunque le sobran páginas ya que la trama tiende a repetirse y la introducción que lleva a los personajes a su aventura en América consume cientos de hojas. Quizá por el interés en explicar cosas que seguramente hoy todo el mundo conoce (como qué es la web). Si se han leído otras novelas de la autora, quizá suene a “deja vu”, sobre todo la resolución de los acertijos que se van presentando que se parecen demasiado a los de El último Catón.

Como siempre, la prosa de Asensi es directa, sencilla y atrayente. Y, como siempre, de vez en cuando hay algún pensamiento que brilla por su profundidad o por su ternura emotiva. Estas joyitas escondidas aquí y allá son una agradable sorpresa. Los personajes no tienen gran profundidad sicológica pero tampoco vendría a cuento porque lo importante es la acción. No considero que sea una obra rigurosa en lo técnico y lo histórico pero no creo que tampoco se pretendiera eso en una novela que, de encuadrarse, en algún genero sería en el de aventuras. Y, como libro de aventuras, está muy bien.

El libro incluso ha tenido su controversia acerca de un supuesto plagio (
http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2005001397 ) aunque, en mi opinión, el que se utilicen datos técnicos que hayan sido descubiertos o usados por otros es anecdótico porque no se trata de un ensayo científico.

Evento Blog España 08

Evento Blog España 2008 (http://www.eventoblog.com/) tendrá lugar del 14 al 16 de Noviembre en la isla de la Cartuja en Sevilla. Se trata de la tercera edición. El seminario estudiará la situación actual y el futuro de los blogs desde el punto de vista técnico, de ocio, literario, de networking y de comunicación tanto social como periodística. Como plato fuerte, se anuncia la presencia de tres directores generales de Yahoo, Google y Microsoft en diferentes áreas.

Además, acudirán otros numerosos expertos y se contará con la presencia de la directora de medios interactivos de RTVE. La mesa redonda que reunirá a los representantes de las grandes empresas tecnológicas servirá también para debatir las perspectivas de futuro del sector ligado a Internet. El programa completo puede verse en http://www.eventoblog.com/programa/

27/10/08

Ballad of a Runaway Horse

Volvía una vez más a Nueva York, a la vorágine de taxis amarillos que nunca paran, la orgía de marquesinas luminosas y los platos combinados en Lyndis. Yo pensaba, entonces, que conocía bien el país y aunque mi afrancesado acento me delataba en cuanto abría la boca, podía moverme con cierto conocimiento por la ciudad y sus alrededores. Disfrutaba de los tonos multicolores con que el otoño siempre cubre los robles y los olmos de Central Park, de la lluvia melancólica que te arrulla en un piso alto cualquiera de un hotel cualquiera y del ambiente intimista, cómplice de poetas y músicos perdedores, que me envolvía mientras bebía un dry gin en el jazz club de la treinta y ocho con la sexta.

Aquella invitación a visitar a los parientes de Elliot en South Dakota me pilló a contracorriente. No me apetecía dejar Nueva York y, mucho menos, sumergirme en la América profunda que estaba convencido, era aburrida y cateta. Pero él se había portado muy bien conmigo y no pude evitar aceptar la invitación de modo que, el viernes al mediodía, entre un viento frío que anunciaba tormenta, embarcamos en un vuelo de United con destino a Sioux Falls. Tras casi tres horas de viaje, mi amigo condujo otras dos horas hasta un pueblecito de granjas desparramadas por las praderas. Un lugar en donde un vecino que viviera a dos millas era un amigo cercano. Nadie en Nueva York hubiera pensado que aquellos tipos estaban en su sano juicio. El coche alquilado circulaba con la exactitud del control de velocidad activado entre mares de maíz amarillo. Aquí y allá, balas de heno reposaban bajo un cielo azul apenas navegado por unos cirros lejanos. El sol, que iba bajando, jugaba caprichoso con la tierra descubriendo remolinos arcos iris y fulgores repentinos que formaban caleidoscopios en mis ojos.

Llegamos hacia las cinco. Jane estaba en el porche, sentada sobre una mecedora que se balanceaba pausadamente. La luz que inundaba la hacienda se había enamorado de su largo pelo que caía sobre su hombro y brillaba delicadamente en cada uno de sus cabellos como si jugara a contarlos iluminándolos uno a uno. No se percató de nuestra llegada. Permaneció leyendo un libro. Al acercarnos, oí música. No sabía qué disco sonaba pero era una balada triste, de recuerdos perdidos y de sueños anhelados. Más tarde supe que era una canción de Emmylou Harris que cantaba a un caballo errante que huía allá donde la luz se abraza con la oscuridad persiguiendo un destino inalcanzable.

Jane dejó caer el libro por la sorpresa de nuestra presencia y, tras un segundo, una sonrisa increíblemente hermosa vistió su rostro. Se abrazó a su hermano Elliot y me estrechó la mano cuando nos presentaron. Arrimó dos sillas al porche y sacó un jarra de limonada. Pasamos la tarde charlando y recordando memorias olvidadas. La tensión y la velocidad con la que vivíamos en Nueva York quedaron atrás en apenas un par de horas. Cenamos entre velas de luz tenue, escuchando los ruidos de la noche y saludados por una luna menguante que iluminaba la cristalera que cubría el comedor. Lejanos, en los establos, se oían relinchos de caballos. Cercana, la brisa que agitaba las contrapersianas.

Cuando me retiré a la alcoba de arriba, ellos se quedaron charlando de sus cosas y Jane puso de nuevo el mismo disco de Emmylou y supe, entonces, que no sabía nada de América y de su buena gente. Y quise recorrer la pradera como el caballo desbocado de la balada.


23/10/08

MB 80

Mañana día 24 comienza en la Biblioteca pública provincial de Jaén, el encuentro MEETING BLOG 08 (http://ittakus.com/mb08/programa/) que analizará y debatirá el estado actual y la evolución futura del blog. Asimismo habrá talleres prácticos. El programa es:

Día 24 de octubre. Salón de actos BIblioteca pública provincial de Jaén

9.30 horas: recepción asistentes
10.00 horas: conferencia debate inaugural
· Francisca Company, Delegada provincial de Cultura
· Manuel Gabriel Pérez, Delegado provincial de Innovación, Ciencia y Empresa
· Luis Collado, director de Google Books España
· Fernando R. Ortega, socio fundador Íttakus
11.30 horas: blog &coffe
12.00 horas: Mesa redonda
· Juan B. Benítez, editor de Cibersur.com, escritor y blogger
· Luisa Miñana, escritora y blogger
· David Uhlmann, socio fundador Íttakus
17.00 horas: talleres formativos y de participación sobre la blogalaxia
· Niños: Biblioteca pública provincial (infantil)
· Mayores: Centro de día para Personas Mayores “Catedral”

La Biblioteca pública provincial está dotada con un sistema wifi, así que se recomienda la asistencia con laptops para poder comentar online el desarrollo de la jornada.

A partir del jueves 4 de noviembre: Curso de Literatura digital

22/10/08

¿El Blog ha muerto?


Vaya por Dios. Ahora que parecía que el mundo giraba en torno al Blog y que muchos cantaban las excelencias del mismo, llega Paul Boutin en Wired Magazine (
http://www.wired.com/entertainment/theweb/magazine/16-11/st_essay) y asegura que el blog es cosa pasada de moda y atrasada. Argumenta que la proliferación de blogs es tanta que ya es imposible tener la suficiente notoriedad para que un significativo número de personas los lean. Además, los medios tradicionales (periódicos, instituciones, publicistas, etc) se han apoderado de ellos por lo que han dejado de ser una fuente real de frescura digital. Indica que, por ejemplo, todos los blogs citados entre los 100 más leídos por Technorati son profesionales y controlados por intereses comerciales. Por ello, recomienda cerrar nuestros blogs y pasarnos a Twitter, Facebook, Youtube o Flickr.

Desde el punto de vista literario, el artículo es descorazonador. Ensalza Twitter que permite textos de no más de 140 caracteres y anima a entrar en esta senda donde no hay que competir con los grandes escritores…porque, simplemente, no hay que escribir. Y, si no se escribe, no hay literatura.

Mi opinión es justo la contraria. Que el auténtico blog está aún por crear (
http://biblumliteraria.blogspot.com/2008/10/son-los-blogs-literatura-digital.html)

21/10/08

E-plastic

Los ingenieros siguen persiguiendo el lograr un e-paper que sea mucho “paper” y poco “e”. La compañía Plastic Logic (una demo en http://www.plasticlogic.com/) ha anunciado que comercializará el próximo año el primer e-plastic que es un lector del tipo e-reader que tiene la particularidad de ser más delgado que lo habitual (pero aún de aproximadamente de alrededor de 3 milimetros), robusto en el sentido de que puede ser flexible como una hoja (aunque aún sin poder enrollarse o doblarse) y sólo en escala de grises. El tamaño será el de aproximadamente un folio A4 y pretende simular el aspecto gráfico que podemos encontrar en un periódico. La tecnología que permite estas nuevas características es la de grabar circuitos de transistores de polímero en un sustrato de plástico. Evidentemente, el peso es también muy ligero. Las dimensiones que son posibles de fabricar son de unos 30 cm de diagonal.

Se está aún investigando en mejorar las características de contraste y reflectividad bajo determinados ángulos de lectura y, sobre todo, diferentes condiciones de iluminación, así como minimizar los efectos de cansancio en la vista. No se conoce aún el precio por lo que es difícil pronosticar la aceptación que podrá tener. Es un paso adelante también en lo que respecta al posible tiempo de lectura porque el consumo es bajo y las baterías, por tanto, duran un poco más que lo habitual.

Una alternativa similar, aunque un poco más pequeño, es el Irex Reader de Irex Technologies (una reseña en
http://bits.blogs.nytimes.com/2008/09/19/will-this-e-reader-replace-papers/) pero que con su precio, de casi 600 euros, no será una opción muy popular.

The Fridge Magnet Criticisme

The Fridge Magnet Criticisme (LeBusque) es un divertimento digital en el que pueden corregirse y comentarse (en general, de manera divertida) una serie de textos que el ordenador genera. El programa permite mover con el ratón una serie de exclamaciones y notas hacia las palabras o frases que llamen más la atención al lector de modo que, al final, se tiene un siempre distinto comentado texto. Es simpático.

Para verlo, pasarse por
http://lebusque.com/pages/fridgemagnet_white.htm .

Drunakalogue

Drunakalogue (http://www.lebusque.com/dissertation/book/drunkalogue.html), LeBusque, 2007, es un interesante diario digital novelado programado en flash y con características digitales.

El texto tiene algo que decir y la historia, mejor o peor escrita, engancha por la fuerza del realismo y de la atormentada vida del protagonista. Hay una profundización en el caracter y las psicología del narrador. A medida que se avanza por las páginas del diario aparecen imágenes y al pasar sobre ciertos lugares del texto o ciertas palabras aparecen nuevas imágenes o nuevos textos. En otros casos, el texto se agranda enfatizando la idea.

Es interesante. Es una obra en inglés.

Inanimate Alice

Inanimate Alice (puede verse parte en http://www.inanimatealice.com/ ) de Kate Pullinger y Chris Joseph es un cuento acerca de una niña de 8 años que, a lo largo de los capítulos, va creciendo y convirtiéndose en una diseñadora de juegos digitales. Mezcla de imágenes, textos muy simples (normalmente unifrase) y sonidos. Interfaz agradable con algún que otro efecto en flash y una interactividad moderada. Hay un cierto control del tiempo (una característica puramente digital) ya que el lector no puede avanzar por la historia con total libertad debiendo esperar a que el ordenador lo permita (en muchas ocasiones, este control se usa sobre todo para asegurarse de que hay tiempo para leer las breves frases y en otras para construir un cierto climax al estilo del cine en que se va viendo cómo sucede algo poco a poco).

Aunque literariamente es muy poca cosa, su mayor aportación está en la escenificación de hechos. Así, las fotografías, el sonido, los elementos gráficos que surgen de pronto y el control del tiempo se tratan de manera interesante para decorar la simpleza del texto. Disponible en varios idiomas.

19/10/08

Dificultad de lectura literaria en pantalla

Uno de los mayores problemas que existen actualmente para una progresión real de la literatura digital y la literatura digitalizada es la incomodidad de la lectura en pantalla, bien sea un monitor de ordenador o los nuevos equipos de e-paper. Los actuales sistemas son aún poco humanos. Algunas consideraciones al respecto pueden leerse en http://biblumliteraria.blogspot.com/2008/07/futuro-lejano-de-la-literatura-digital.html .

Jacob Nielsen (en la fotografía) ha presentado un estudio que analiza cuánto leen realmente los usuarios en pantalla con resultados bastante en línea con los mencionados problemas del hardware. Así, sólo una minoría de internautas leen más de 200 palabras de un post de modo que cualquier ensayo serio, o no se lee, o se imprime para su posterior lectura en papel. El estudio parece indicar que la web y los blogs se usan más como un índice de contenidos entre los que encontrar los interesantes para luego leerlos en medios convencionales. El estudio completo puede verse en
http://www.useit.com/alertbox/percent-text-read.html .

Para realizarlo se registraron y catalogaron casi 60.000 visitas. Bastante deprimente resulta el dato de que casi 18.000 duraban menos de cuatro segundos, es decir el usuario pasaba por esas páginas sin prestar la mínima atención. La mayoría de las visitas duran menos de 30 segundos, tiempo en el cual no se lee más que un breve post cuando mucho. Aún más deprimente me parece el consejo final que Nielsen señala: “ponga su página a dieta de palabras”. Una literatura sin palabras no es literatura.

Este fenómeno tiene incluso más incidencia en prensa ya que, para una lectura detallada y sosegada, los contenidos digitales no son los elegidos. Ganan terreno para los titulares, para que el lector tenga un flash de la noticia y para que ver los elementos multimedia. Pero cuando se trata de artículos de opinión, de análisis más profundos…. seguimos pensando en papel. Corolario: el hardware precisa aún mejorar mucho.

Literatura digitalizada en la Feria de Frankfurt

Hoy finaliza la Feria del libro de Frankfurt que se ha celebrado entre el pasado miércoles y hoy. Esta feria (http://www.buchmesse.de/en/fbf/) es el evento más importante del mundo en lo que se refiere a la promoción de la industria editorial. Como cada año, se hizo especial énfasis en la literatura de un país, correspondiéndole este año a Turquía que presentó a 280 autores y 150 editoriales. En total, exhibieron sus productos cerca de 7000 expositores con cerca de 400.000 títulos, de los que más de 100. 000 eran nuevas lo cual es una muestra de lo prolífico del mundo literario.

Por lo que respecta a los intereses de este blog, cabe decir que este año se analizaron las tendencias en el soporte digital a medio plazo. Para ello se ha realizado una encuesta entre numerosos profesionales cuyos detalles pueden verse en
https://en.book-fair.com/fbf/journalists/press_releases/fbf/detail.aspx?c20f0587-85d5-44d3-a9a4-eb75d0c6143b=ec26a4d2-9b2d-499d-8a3f-3e94b5cf6bff .
Los resultados de la How will digitisation shape the future of publishing? muestran que una buena proporción de los encuestados (40%) piensan que hacia el 2018 el soporte digital empezará a superar al soporte papel. En cualquier caso, un número casi igual de personas piensan justo lo contrario (33%), lo cual denota la incertidumbre acerca de lo que el futuro nos espera.

Así, la encuesta parece significar más un deseo que una realidad porque para el 2013 sólo una pequeña proporción de los encuestados (7%) cree que la literatura digitalizada tendrá un lugar significativo. Se confía en que en algún momento, los soportes digitales salten de escalón cualitativo pero no se sabe bien cuándo será eso. Parece claro que, hoy por hoy, el hardware disponible es aún poco atractivo (costoso, pesado, precisa energía, da calor, poco humanizado) pero eso es seguro que acabará mejorando a medida que la tecnología progrese. Digamos que los profesionales no ven ese paso al soporte digital a corto/medio plazo pero entienden que, en algún momento y por la lógica de los tiempos, eso empezará a ocurrir.

Se pronostica también que China acabará entrando con fuerza en el soporte digital y que sistemas como los de Google o Amazon para distribuir libros a través de la red se popularizarán.

Respecto a los problemas más importantes que la digitalización literaria afronta, se dice que son: el asunto del copyrigth, los derechos de autor, la estandarización de un formato del que hoy estamos muy lejos y la fijación de precios.


18/10/08

La soledad del deseo



Gustaba de leer al borde de la piscina en las tardes de final de verano. Los gorriones se refugiaban en las frondas y cualquier que los viera hubiera dicho que se fijaban en ella. Su cuerpo, bronceado y esbelto, se contorneaba perezoso. No usaba nunca la parte superior del bañador y sus pechos, aún alterados por la frialdad del baño, anhelaban el contacto con un hombre. Su pelo negro, mojado, caía a un lado. Sus piernas retenían gotitas de agua que creaban espirales arco iris sobre su piel mientras sus muslos escapaban a su voluntad para buscar su propio movimiento y un placentero contacto. Su corazón se aceleraba y sabía que necesitaba compartir sus anhelos.

Y ella, que se sabía Venus primorosa, miraba a su interior y sentía la soledad del amor perdido. Combatiría aquel desamparo por la noche, un unas manos extrañas, con un placer frío y unos besos de cartón. Le encantarían con promesas falsas que no duraban más que la noche que las custodiaban. Después dormiría hasta tarde, con pesadillas de recuerdos tiernos y caricias suaves. Más tarde, la piscina y la añoranza.

Se vistió con aquella falda corta que la volvía irresistible y marchó a la calle buscando olvidar sus afanes.

Trafalgar. Hombres y naves entre dos épocas

Trafalgar. Hombres y naves entre dos épocas. (Ariel, 2004) de los profesores José Cayuela y Ángel Pozuelo es un ensayo completo y riguroso de la batalla de Trafalgar en sí misma, de todos los acontecimientos que condujeron a ella (ya desde la Primera Coalición en 1792) y de las consecuencias que para España, Francia e Inglaterra tuvo.


La reflexión histórica es profunda y aborda las claves estratégicas, militares, políticas, sociales, económicas, tecnológicas y militares. El estudio de la batalla naval desde la perspectiva de la táctica militar, tanto de Nelson como de Villeneuve, es preciso y didáctico. La bibliografía es extensa y las referencias bien estructuradas.


En ningún momento, a pesar del detallismo y rigor de cada capítulo, se pierde el interés ni la obra se hace excesivamente especializada. Hay que leerla.

Cabo Trafalgar

Cabo Trafalgar (Alfaguara, 2005) de Arturo Pérez-Reverte es una novela con tintes históricos que narra la batalla de Trafalgar desde la visión de los marineros de base, de la carne de cañón que murió sirviendo a uno u otro bando.

Para ello, el autor inventa un barco que nunca existió, “el Antilla”, añadido a la batalla naval. El rigor histórico es correcto y la obra narra los prolegómenos y las consecuencias de la contienda, así como el desarrollo de la misma.

Como siempre, Pérez-Reverte utiliza un lenguaje directo, popular, emocional, que encaja a la perfección en la situación porque cuando uno está matando o muriendo no se anda con sutilezas. Una novela coral, con multitud de personajes y que, probablemente, busca ante todo despertar la conciencia hacia un pasado que no se recuerda lo suficiente y homenajear a aquellos hombres que se batieron con especial valor en una batalla que nunca debió darse. Un honrar su memoria.


Y para ello, nada mejor que el estilo agudo, punzante del autor, con su ironía y su humor cruel. Las malas condiciones de vida de los marinos se relatan con realismo, contraponiéndolas a las de la oficialidad. La tropa es ensalzada; los políticos que la mandan a la muerte es criticada con suma dureza. La crudeza de la batalla se narra sin cortapisas y es, en ocasiones, brutal y descarnada. Como debe ser, diría yo. En ocasiones, en especial cuando explica los términos marinos, es didáctica.

Además, el libro es realmente entretenido. Merece la pena leerlo.



Cartas para Claudia

Cartas para Claudia (RBA, 2006; Círculo de lectores, 2005) de Jorge Bucay es un recopilatorio de escritos que el médico dedicó a sus pacientes.

Claudia, un personaje imaginario, es el destinatario de reflexiones en forma de carta que conforman un tratado de autoayuda donde se exploran los sentimientos, el amor, las dudas sicológicas y las ganas de vivir.

En muchas ocasiones es un cajón de sastre anárquico en donde entra de todo, desde historias emotivas a ejercicios gestálticos. Con una visión idílica del hombre, seguramente demasiado bucólica. Y con quizá demasiada dosis de espiritualidad. Pero, sin entrar en su valor real psicológico, se lee con agrado y no cabe duda que ha ayudado a muchas personas.

Yo, Fernando de Aragón. El único rey de las Españas

Yo, Fernando de Aragón. El único rey de las Españas (Debolsillo, 2004) de Manuel Ayllón es una biografía novelada de Fernando el Católico y de todos los eventos que cincelaron la entrada de España en la cúspide del mundo.

La obra describe los acontecimientos, ora convulsos, ora heroicos, que marcaron la vida del rey. Sin duda, idealiza en demasía a Fernando y se permite licencias históricas que en absoluto son rigurosas (como las alusiones a su parentesco con Cristóbal Colón) pero que permiten al autor crear un mayor dramatismo en ciertos momentos.

Ayllón no aborda sólo la figura de Fernando sino que delinea a Isabel, a su hija Juan la loca y al marido de esta, Felipe el Hermoso. También se adentra en los hechos que sucedieron tras la muerte de Isabel. Es en esta parte donde el texto se muestra más reflexivo bajo la presión de la búsqueda de una descendencia que no llega y la pasión otoñal que siente por Germana de Foix.

Es un retrato intimista, que presenta un hombre intrigante e implacable pero, a la vez, tierno y reflexivo. Y siempre, como es lógico cuando el texto se narra en primera persona, justificando las propias acciones. Merece la pena leerlo y seguir con el Yo, Isabel la Católica de César Vidal para tener la otra cara de la moneda.

16/10/08

La caja

La mañana que Umberto Vieyra aceptó el encargo sólo pensó en los pesos que aquel individuo, vestido con traje y zapatos blancos, le ofrecía. No podía despreciar una oferta así. Marcos era lo suficientemente mayor para hacerlo. Al fin y al cabo, pensó Umberto, tenía ya diez años y era hora de que corriese los riesgos de la vida.

- Esperamos que nos entregues la caja esta tarde. ¿Estamos de acuerdo, entonces? Que el chico la recoja junto a la verja y la lleve a dónde te he indicado – le había dicho el desconocido mientras le entregaba, por adelantado, doscientos pesos. Una fortuna.

Era mediados de Junio y sólo una tenue y semitransparente calima en el horizonte impedía que el día fuera realmente radiante. Todo invitaba a dar un paseo y a dejarse acariciar por el sol del solsticio, pero allí no había avenidas, ni parques, ni estanques, ni bancos en los que sentarse a leer un libro o a esperar que los gorriones se acercaran a uno. Sólo había una montaña de tierra polvorienta y triste, conformada por capas de basura, residuos y desperdicios, de una extensión casi tan grande como la de la ciudad que los producía. El calor de la naciente mañana había ya despertado a un millar de moscas que revolotearon en torno a Umberto cuando regresaba, con el paso cansino que siempre le acompañaba desde que lo perdió todo, hacia su chabola. Los volquetes que descargaban la basura estarían ya llegando al cerro y era preciso apresurarse para competir, como cada día, por conseguir más latas y más botes que el resto de los habitantes del basurero.

La ley del lugar era estricta. El que llegaba primero tenía derecho a escarbar en el mejor lugar, justo donde los camiones aliviaban sus panzas. Los que llegaban tarde debían conformarse con rebuscar en los desperdicios antiguos donde ya quedaba poco metal y abundaban las carnes, frutas y comida en descomposición, los zapatos rotos y los fangos que se formaban por la fermentación.

Las labores de la familia estaban bien distribuidas. En cuanto los furgones descargaban, Marquitos peleaba con otros chicos para hacerse con cuantas más piezas de metal mejor. Por cada treinta kilogramos de aluminio, recibían diez pesos, lo mismo que les pagaban por veinte kilos de cobre o cincuenta de hierro. No era fácil reunir aquellas cantidades pero el niño era hábil. Bajito y delgaducho, vestido con una camiseta ajada y un pantalón remendado, con un pelo siempre largo y arremolinado, unos ojos marrones y unas manos de largos deditos, se las arreglaba para ser el primero en revolver la basura y tomar, una a una, las latas de refresco, los cables arrancados, los aparatos electrónicos desvencijados y los envases de hojalata. Estos, con sus bordes cortantes, eran los más difíciles de agarrar y, en ocasiones, Marquitos volvía con profundos cortes en sus manitas que su madre limpiaba con besos cariñosos, lo único que tenía para hacerlo. El niño sabía que del metal dependían su comida y su existencia y, con los años, había llegado a concederle un extraordinario valor. Para él, cualquier fragmento metálico era mucho más importante que el mismo alimento. Cualquier artefacto era un tesoro en el que, abiertas sus entrañas, se encontraban arandelas, tornillos, contactos de cobre y engranes de hierro. Sabía que cuando conseguía reunir una buena cantidad era felicitado y que, por el contrario, cuando no alcanzaba a tenerla, recibía unos azotes de su padre. Su sueño era hacerse más grande para poder cargar con las lavadoras o los refrigeradores estropeados que a veces llegaban al basurero y que, ahora, aún no podía acarrear.

Su hermano menor, Juan, tenía como misión recolectar comida. Era increíble la cantidad de viandas que las gentes de la ciudad tiraban a la basura. Las latas de sardinas o atún sin abrir eran un valioso tesoro. No sólo significaban una buena cena sino que, además, el recipiente servía para alcanzar la cantidad de metal requerida diariamente. Los tarros de yogur y las cajas de leche sin abrir eran codiciados botines. Alguna vez, Juan encontraba trozos de pescado congelados que debían haber sido desechados esa misma mañana y que llegaban al vertedero, aún helados y en buenas condiciones. O hallaba bolsas, bien cerradas, con pan o verduras dentro. Como si el destino maquinara para que algunas personas, inconscientemente, embalaran sus desperdicios a fin de que ellos pudiesen encontrarlos. Cuando eso ocurría llenaban los estómagos. Cuando no, pasaban hambre.

La familia Vieyra no siempre había vivido allá. Marquitos no lo recordaba pero su padre había tenido un trabajo y una casa en las afueras de la ciudad. La fábrica cerró, no encontró ocupación durante más de un año, dejó de pagar el alquiler y fue desahuciado. Perdió su vida y su dignidad. Con lo poco que su esposa y él pudieron arrastrar en tres maletas deambularon un par de días por las calles, hambrientos, hasta acabar en el vertedero. No eran los únicos. Para su sorpresa, otros muchos ya estaban allá. Vivían en los aledaños y, cada vez que los volquetes llegaban, entraban al basural y buscaban metal. Las casas eran todas similares. Paredes de tablas o maderos sustentadas por neumáticos viejos, rematadas por una plancha de hojalata que, si había suerte, estaba sin agujerear. Lo peor eran las ratas que no respetaban nada y, en la época de lluvias, las riadas que lo enlodaban todo.

La chabola de Umberto tenía ciertas comodidades. Una vez, consiguieron recuperar un colchón que el camión arrojó en la zona norte. Tenía un par de muelles rotos y olía mal, pero ya estaban acostumbrados y era mucho mejor que dormir en el suelo. También, tenían un hornillo destartalado que, de vez en cuando, conseguían prender con alguna lata de colonia o alcohol que aparecía entre los desechos. Una lámpara esperaba paciente a que, algún día, hubiera electricidad y, mientras tanto, prestaba servicios de perchero. Una mesa y dos sillas, arregladas por Umberto, completaban sus posesiones. Una cortina vieja hacía de puerta y el umbral estaba adornado tiernamente por unas flores descoloridas que, a fuerza de muchos cuidados de la madre, medraban en aquella tierra llena de gases y cal.

El basural les proveía, también, de ropa la cual abundaba aunque solía estar agujereada y era preciso lavarla muy bien en el río. Los juguetes que encontraban los malvendían en el mercadillo de cada jueves. No se quejaban. Aceptaban su situación con la serenidad que otorga el haber perdido hace mucho la esperanza y no esperar ya cielo o infierno alguno.

Umberto llegó a la casa justo en el momento en que el chico mayor salía con su gran bolsa de plástico que más tarde debería traer, cargada sobre su espalda arqueada, repleta de latas, botes, cables, bronces y recipientes de todo tipo.

- Hoy no, chico – le dijo, con voz cortante-. Hoy tienes que hacer otra cosa.

Marcos sabía que no era buena idea contradecir a su padre. Eso acababa siempre en una bofetada, así que era mucho mejor callar y obedecer. Le explicó que debía ir hasta la verja de la frontera, a un lugar donde había un gran cartel con dibujos de televisores y allá, un hombre vestido de azul le daría una caja metálica cerrada. El niño la debería llevar hasta la calle Independencia, no muy lejos del vertedero, donde debía dejarla en un garaje abandonado, justo en la última esquina. Sólo eso. Aunque eso era mucho porque, en ese trayecto, debía pasar por delante de la prefectura de la policía. Nunca sospecharían de un chaval sucio y descalzo, de un busca latas que llevaba una más para revenderla. Y el crío no necesitaba saber qué la cocaína que iba dentro era muy pura.

Mientras tres volquetes llegaban al vertedero y unas decenas de niños y adultos comenzaban a abrir las grandes bolsas que descargaban, Marcos se encaminó hacia la verja. Cuando dejó atrás el basural sintió un poco de miedo. Donde él vivía todo le era familiar. Había una cierta organización. Entre los montones de escombros se abrían espacios a modo de calles. Unos grandes, como avenidas, y otros pequeños como callejas. Marcos los conocía todos y sabía cuáles eran peligrosos y cuáles no. Sin embargo, fuera, en la ciudad limpia, se sentía perdido. Conocía las calles y su padre le había llevado algunas veces por allá a pedir limosna pero, aún así, experimentaba un gran desasosiego. Mientras que en el Dompe conocía a casi todos y nadie le miraba mal, aquí fuera sólo veía expresiones de miedo, de hostilidad o de desprecio. Se percató de que debía oler mal porque algunas gentes se tapaban la nariz y se reían a su paso. Nunca antes había sido tan consciente de que su olor era diferente al de los limpios de afuera. En el basurero todos respiran lo mismo y, cuando el hedor se vuelve compañero habitual, llega a ser familiarmente agradable.

Cuando alcanzó la verja vio al tipo vestido de azul enseguida. Le entregó la caja de aluminio y le dijo que la llevara rápido a su destino o se llevaría una buena azotaina. Por la expresión de su rostro supo que lo decía muy en serio.

Marcos quedó prendado de la caja. Para un chiquillo que valoraba tanto el metal, era una maravillosa obra de arte. Tan grande casi como él mismo era, no obstante, ligera. Debía estar vacía. Seguro que a su padre le pagarían bien por el metal de aquel arcón pero era una pena que no contuviera más aún. Una pena. Estos mayores a veces no piensan bien las cosas. Disponer de un recipiente tan estupendo y no aprovecharlo para ganar más plata no era un buen negocio. ¿Por qué hacer aquel largo trayecto para conseguir tan poco dinero?

Marcos tuvo una idea brillante. Al cruzar por el vertedero, pararía y recogería todo el hierro que pudiera contener aquella gran caja. Así, cuando la entregara, su peso sería muchísimo mayor y estaba seguro que su padre podría obtener incluso treinta pesos, más que lo que podían cobrar en varios días de trabajo. El niño estaba feliz. Ahora sí que le felicitarían en casa. Nada más entrar en el basurero se detuvo y la abrió. Contenía polvo. Un polvo blanco. Qué tontería más grande. Tener una caja llena de polvo, por el que no pagan nada, cuando podía estar llena de acero, cable de cobre o virutas de latón.

Durante un rato, se divirtió lanzando puñados de polvo al aire, viendo cómo la brisa los modelaba en nubes caprichosas y cómo se creaban dibujos misteriosos al caer entre la basura. Jugó a ver cuán alto podía lanzar el polvo con sus manitas; a ver cuán lejos podía mandarlo; a crear círculos y a dejar estelas blancas tras de sí. Imagino mil juegos con aquel polvo que tan bien revoloteaba en la brisa del atardecer. De pronto, se percató de que le esperaban. Comenzó a recoger envases. Tuvo suerte porque halló una bolsa entera con tubitos metálicos que algún día habían sido medicamentos. Se alegró de su buena fortuna y casi llenó media caja con ellos. Unas decenas de latas de conserva, unas cuantas de limonada y un par de palanganas esmaltadas sirvieron para acabar de llenarla bien repleta, tanto que le costó volverla a cerrar. Marcos sabía que había hecho un buen trabajo. Ahora sí que la caja pesaba mucho y valía sus buenos pesos.

El chiquillo tuvo que esforzarse en arrastrar el pesado bulto hasta la calle Independencia. Encontró el garaje, entornó la puerta y, tal como le había indicado su padre, depositó el bulto en una esquina poco visible. Cerró y se marchó. Estaba dichoso. Era un gran trabajador y de mayor sería el mejor de los buscadores de metal. No entendió porqué su padre, sin decirle ni una palabra, le arreó aquella gran paliza en cuanto asomó por la puerta ni porqué, dos días después, unos desconocidos le asesinaron de dos balazos.

Marina

Marina (Edebé, 1999) de Carlos Ruiz Zafón es una novela que ya presagia el estilo y la forma de escribir que posteriormente llegaría a la cúspide del éxito con La sombra del Viento. El mismo aroma, la misma atmósfera increíble pero tan verosímil a la vez, la misma fantasía. Aunque, en ocasiones, se ha catalogado de texto juvenil no parece serlo ni en el tratamiento de los sentimientos que se exploran ni en la profundidad de los mismos (de hecho, demasiado maduros para dos protagonistas adolescentes).

La trama se centra en la aventura fantástica que siguen Oscar y Marina. Aventura que debe mucho a la historia de Frankestein. Una historia de espejismos y misterios sin gran trascendencia en sí misma aunque bien ambientada (usando bastantes tópicos de las narraciones de intriga y miedo) y narrada para crear interés y entretenimiento.

No está, empero, lo importante en ello sino en que el texto está salpicado, aquí y allá, de párrafos preciosos que emocionan. Párrafos que se van encajando a la historia sin ser realmente parte de ella – e incluso sin ser necesarios a la historia- pero que son los que hacen reflexionar sobre el amor, el tiempo que se va, el anhelo por la vida eterna y la capacidad de perderse por salvar a quien se ama.

¿Son los Blogs literatura digital?

La creencia generalizada es que los blogs pertenecen al campo de la literatura digital con pleno derecho. Pero, ¿son realmente literatura digital?

No me refiero al valor literario de los mismos. Como en todos los campos, el bien y el mal están repartidos. Hay bitácoras llenas de textos espléndidos, imaginativos, poéticos y otros – desgraciadamente quizá los más- plagados de escritos de muy escaso valor, cuando no repletos de faltas ortográficas o barnizados con todo tipo de insultos mutuos. Muchos son más un listín epistolar de mensajes breves intercambiados entre amigos o asiduos al lugar (es curioso como los comentarios de cualquier blog pertenecen a un colectivo de muy pocas personas por lo general) . Una especie de chateo decalado en que uno escribe algo y otro le contesta al cabo de cierto tiempo. Otros blogs, sin embargo, albergan los trabajos o los gérmenes de futuros trabajos, de escritores notables que por mala fortuna o escaso afán de gloria, no han logrado llegar al papel.

Centrémonos en estos últimos blogs. Los que atesoran textos literarios que hay que reconocer. ¿Son literatura digital? ¿o es literatura convencional plasmada en un medio digital?. Mi opinión es que se trata de esto último.

En casi el 100% de los casos, los textos de estos blogs no utilizan ninguna característica de las que la literatura digital, en cuanto a concepto, permite. No hay control del tiempo, no hay hipertextualidad literaria (como no sea la obvia de poder saltar entre un post y otro, cosa que es más calificable de índice que de hipertexto), no hay interacción (excepto la necesaria para que funcione la estructura de webpage) y los elementos multimedia incorporados se reducen, en la gran mayoría de los casos, a una foto de cabecera y alguna que otra llama a vídeos de Youtube o similares. Además, en muchos blogs parece que el sumun del éxito es cuando una serie de post acaban siendo recolectados y publicados en papel o en un PDF digital que sigue siendo, a todas luces, una obra convencional tan sólo editada en un medio soporte digital.
La gran mayoría de los blogs usan los pre-programados medios de edición de los servidores con escaso uso de las posibilidades del HTML (amén de las limitaciones enormes que, por seguridad, esos proveedores de servicio imponen).

Pienso que el blog auténticamente digital está aún por inventar y explorar.

11/10/08

Suspensión de pagos

La reunión del Consejo comenzaba a las once, de modo que no tuvo que madrugar. En realidad, Antonio Alonso de la Vega, presidente del banco, nunca lo hacía. Más que por pereza, ya que a su edad el sueño se acorta, por no tener qué hacer en el despacho. Desayunó tranquilamente un chocolate con churros que le sirvió Carlota, la chica que les atendía ya desde hacía varios años, y leyó los periódicos que, siempre a primera hora, le traía Justo, el chófer.

Las noticias eran las mismas en todos los titulares. El desplome total de los mercados financieros iba siendo ya irresoluble y, hoy una gran corporación, mañana una gran Caja, iban cerrando sus puertas mientras los Gobiernos, cada vez más agobiados y tensando sus presupuestos hasta límites irracionales, cubrían como podían los cráteres que dejaban las batallas perdidas. Hoy, les tocaba a ellos. Aparte de los ocho miembros que formaban el Comité de gobierno nadie lo sabía aún. Cierto que algunos rumores sobre una pobre situación patrimonial del banco se habían filtrado por algún parqué pero en aquellos tiempos en que todo eran malos rumores, no se les había prestado mucha importancia. Mucho mejor para ellos.

Veinte días antes, los ocho consejeros y una docena de directivos de confianza habían vendido todas sus acciones. El precio obtenido en aquel mercado que colapsaba no había sido bueno pero suficiente para vivir espléndidamente por varias generaciones. Si, a ello, se unían las propiedades que habían adquirido durante las buenas épocas el resultante era un patrimonio más que suficiente para reiniciar nuevos negocios cuando la tormenta pasara. Por supuesto, todos los movimientos patrimoniales se habían hecho con discreción, lo cual por otro lado no era muy necesario ya que las fortunas estaban bien distribuidas entre empresas intermedias, países exóticos y personas de la familia que tenían apellido distinto a los propios. Antonio Alonso de la Vega no sentía remordimiento alguno. Primero, porque él había hecho todo lo que honestamente había podido para llevar a la entidad por el buen camino. Pero él no podía prever las guerras con los árabes, la escasez de petróleo, el parón de la economía china tras los Juegos o que, de pronto, los incautos compradores de casas cedieran en su loco empeño de ser propietarios a toda costa. El desenlace había sido inevitable pero no por su mala gestión. De hecho, creía que el vulgo medio debía estar agradecido al banco por el esfuerzo crediticio que había hecho. Porque, verdaderamente, habían corrido riesgos que ahora se veían como alocados e irresponsables. Pero, ¿no había sido para que decenas de millares de desafortunados hubieran soñado con comprar una vivienda? Estaba convencido que si hubieran sido más obstinados en mantener las garantías exigidas a los hipotecados, se les hubiera criticado por no dejar que la masa del pueblo accediera a los niveles de bienestar que la boyante economía propiciaba y hubieran sido acusados de quedarse con todas las ganancias. Era consciente de que, en su posición, siempre iba a ser censurado de modo que era mejor velar algo por su propio interés.

Justo le condujo en el Audi 8 de empresa hasta la central. EL otoño había ya cruzado su ecuador y las hojas amarillentas cubrían las aceras en una metáfora de lo que estaba ocurriendo con el mundo. Vio algunas filas de personas que esperaban frente a las oficinas de desempleados pero ni se percató de la infinidad de mendigos que pedían unas monedas a lo largo de la avenida.

Entró en la sala de juntas cuando ya los demás consejeros le esperaban. Se saludaron con el afecto que dan los años de trabajo juntos, la ventura compartida y los enredos cómplices. La reunión fue cordial y breve. Estaba claro lo que era preciso hacer y el bufete jurídico ya había preparado todos los documentos para la presentación de la suspensión de pagos. Todo estrictamente legal. Sería un juez el que repartiría lo que el banco valía entre los acreedores que, en su mayoría, eran pequeños accionistas y ahorradores. Las grandes cuentas habían sido también previamente advertidas, una acción que consideraron adecuada para garantizar las buenas relaciones en el futuro, cuando todo aquello hubiera concluido y hubiera que reiniciar negocios atractivos para todos. Entonces, se precisaría otra vez el dinero y era preciso ponerlo a buen recaudo. Una medida que alguno podría ver como deshonesta pero que, en realidad, era la que dictaba el buen gobierno de la economía a largo plazo.

Tras firmar todos los papeles, brindaron con una copa de cava por el futuro y, como Antonio Alonso de la Vega dijo en sus palabras de despedida, “nuestro saber, nuestro patrimonio y nuestra capacidad de trabajo tendrán nuevas oportunidades en un futuro que no es lejano”.

A las doce, estaba convocado el Comité Nacional de trabajadores de la Empresa. En él estaban representados los empleados y los sindicatos. Algo conocían ya de las “pequeñas” dificultades por las que la empresa transitaba, no ajenas a las turbulencias generales de la economía mundial. Aún así, y como muestra de la confianza que la dirección tenía en el Banco, un buen paquete de acciones había sido repartido entre los miembros del comité durante los últimos meses. Acciones que, aún habiendo bajado considerablemente en cotización por la mala marcha de la bolsa, todavía suponían un buen dinero para todos ellos.

Antonio Alonso de la Vega explicó brevemente la situación y dejó que, durante diez minutos, los del Comité mostraran su estupor, sus quejas, sus amenazas y su frustración. Siempre era lo mismo. Después, cuando lo consideró oportuno, resaltó que la noticia no se haría pública hasta el siguiente lunes y pidió discreción para no desatar el caos y el pánico. Estaba convencido, les dijo, que todos estaban en el mismo barco y de que, dentro de la mala situación, todos intentarían que la zozobra fuese lo menos dolorosa posible. El presidente pidió al Comité Nacional que informara a los comités locales y les pidiera la misma devoción y fidelidad que hasta ahora habían tenido. Les animó a que prepararan lo mejor posible los eventos que, a partir del lunes, - y recalcó la fecha- deberían acaecer: cierres de sucursales, listas de parados, potenciales disputas con ahorradores que desearan que les abonaran un dinero que ya no existía, etc.

La reunión acabó en una hora más con un lacónico silencio. Todos los presentes sabían lo que debían de hacer en los cinco días que restaban. Al cabo, si es irremediable que el barco se hunda, es mejor que se salven algunos que ninguno.

El lunes, como estaba previsto, la noticia saltó a todas las portadas de los periódicos. Miles de personas hicieron cola ante las sucursales buscando al menos un pequeño reembolso de sus ahorros y se encolerizaron con los empleados que les informaban de que no había ni un solo euro y que sólo podían ofrecerles una hoja de reclamaciones que deberían presentar ante el juez.

Los consejeros no necesitaron hacer cola. Los miembros del Comité Nacional, de los comités locales y del sindicato bancario tampoco.


9/10/08

Aún


Es posible que cada uno tenga ese lugar
en que los recuerdos afligen,
en que las memorias gritan que el tiempo pasado fue mejor,
en donde deseamos que el agua de la clepsidra trepe hacia el cielo,
en donde el susurro del viento es siempre triste.

El mío es aquel malecón, bajo la noche sin luna y llena de luceros titilantes…
¿recuerdas?
No, no puedes. No estás ya.
Te robó el tránsito negro que a todos nos unge.
Te robó sin que yo pudiera evitarlo.


Aún las olas baten las rocas que velan el muro,
aún la brisa es la misma,
aún las estrellas fulguran y te buscan sin hallarte,
aún te veo, enlazado tu brazo en el mío,
reclinados frente al mar sin mirarnos,
sin decirnos lo que ya sabíamos.
Aún te veo, esbozada tu silueta amada sobre el fondo oscuro,
aún siento tu aliento,
aún puedo recordar el aroma de tu agua de colonia,
aún oigo el ronroneo suave del mar que nos envidiaba.
Aún existe el malecón,
y las grandes piedras te recuerdan,
y las galaxias te añoran,
y el cosmos se pregunta por qué ella vino a buscarte.

Y, al cabo, ¿qué queda sin ti?
firmamento sin sentido,
sentimiento desvalido
que clava su daga en mí.
Hado adverso que me roba
lo que amo, lo que admiro,
el alma de tu suspiro
en la dicha de la alcoba.

Aún existen las sábanas colmadas del calor de tu piel
y aún vaga tu risa, escondida entre habitaciones furtivas.
Aún las nubes del crepúsculo se encarnan como cuando,
sentados en la alameda, esperábamos a que la noche
se hiciera cómplice de nuestro deseo.

Aún cae la lluvia algunas tardes
pero ya no moja tu pelo ni tu rostro.

Aún deseo tu vientre, tus senos y tus labios
que marcharon con tu alma al otro lado.

Y nada tiene sentido.

No debería existir el mundo tras de ti y yo no sé por qué respiro todavía.
Quizá sólo sea para que tu recuerdo perviva.
Aún tengo memorias que revivir cada noche
cuando los astros titilan como aquella noche en la escollera.

Y aún tengo lágrimas que verter.



Premio Andrómeda

Mi relato “El entierro del Presidente Celso Usabiaga” ha sido elegido para ser publicado junto a otros once relatos del PREMIO ANDRÓMEDA DE FICCIÓN ESPECULATIVA 2008 que este año se dedicaba a la Política ficción.

Al concurso se han presentado 174 obras, repartidas por países de las iguiente manera: España (84); Argentina (44); México (12); Colombia (11); Cuba(4); Venezuela (3); Brasil, Chile, Francia, Perú, Uruguay (2); Alemania, Australia, Bolivia, Emiratos Árabes Unidos, Israel e Italia (1).

El ganador del Certamen ha sido Andrés Cardiel con el relato "Muerte súbita en Fármanon".

Kosmopolis

Del 22 al 26 de Octubre, se celebrará en Barcelona la Fiesta Internacional de la Literatura KOSMOPOLIS bajo el motto “palabra oral, palabra escrita, palabra electrónica”, dedicada a analizar los cambios que la modernidad está ejerciendo sobre la forma de hacer literatura. Aunque básicamente centrada en el estudio de cómo la literatura aborda los temas de hoy, revisará asimismo el impacto de los sistemas multimedia y la literatura digital. El domingo 26, por ejemplo, Bruce Sterling disertará sobre Cuando lo impreso muere. Los autores y los medios de producción . También Laura Borrás, impartirá un taller sobre poesía digital.

8/10/08

Rusalka

Era una gran aficionado a la ópera. Sus pocos ahorros eran, siempre, para comprar una buena localidad en el teatro. Para él, aquello era un rito, un entrada en el Walhalla que le liberaba de su vida anodina. Cuando los violines elevaban sus acordes y las arias sublimaban las miserias, él se acordaba de ella – todo, ya tan lejano- y de cuando le acompañaba a las funciones.

La tarde de otoño era fresca pero aún no anunciaba los rigores del invierno. La noche había ya caído sobre la ciudad y las farolas de la alameda que bordeaba el río se encendían perezosas con una tenue y triste luz amarilla. Arriba, una enorme luna llena. Entró en el teatro pronto, como siempre lo hacía. Le gustaba sentir los preparativos, aspirar el aroma de las maderas afinadas, oír el crujido de las butacas que se desperezaban de su letargo y admirar los candelabros que titilaban en lo alto. Unos aplausos y las luces que menguaban indicaron que la sesión se iniciaba. Quedó admirado. En el escenario, bellísima, Anna Netrebko. Afrodita cantando con acordes de diosa. En su voz la Canción de la Luna de Rusalka. La misma luna que, afuera, acunaba la ciudad.


Luna, desde las profundidades del cielo
tu luz ilumina todo,
tu vagas por la superficie de la tierra,
bañas con tu mirada el hogar de los hombres,
tu vagas por la superficie de la tierra,
bañas con tu mirada el hogar de los hombres


Ella no era ella, pero se le parecía tanto. No le cantaba a él pero deseaba que lo hiciera. La plegaria del aria no se dirigía a nadie pero él deseaba tanto que fuese a donde quiera que ella estuviese



¡Luna, párate un momento,
dime dónde se encuentra mi amor!
tu vagas por la superficie de la tierra,
bañas con tu mirada el hogar de los hombres,
y dile, luna plateada,
que es mi brazo quien la estrecha,
para que al menos un instante
piense en mí en sus sueños.



Párate , párate- pensó- dile que piense en mí en sus sueños.

Al acabar el concierto miró a lo alto y rogó para que la gran luna hubiera escuchado su aria.

Anna Netrebko recibió un enorme ramo de rosas con una nota sin firmar dándole las gracias.





http://www.youtube.com/watch?v=96iaZreNPCY

7/10/08

Hologramas con memoria

En el post http://biblumliteraria.blogspot.com/2008/07/futuro-lejano-de-la-literatura-digital.html hablábamos de la holosala como la frontera más alejada que puede vislumbrarse hoy en día en literatura digital. Una realidad 3D inmersiva en la que la historia envuelve al lector de manera verosímil. Pues bien, esto que hasta ahora sólo se había visto –vía efectos especiales- en películas puede no estar tan lejos (pero, aún, mucho).

Científicos de la Universidad de Arizona han logrado desarrollar hologramas con memoria refrescable. Al contrario que los pequeños hologramas actuales que son fijos una vez creados, este nuevo sistema puede refrescar la imagen. Es inmediato pensar que si este refresco es lo suficientemente rápido, el ojo verá una imagen 3D perfectamente verosímil moviéndose a la velocidad correcta.

Desgraciadamente, los pasos dados son aún incipientes. Se trata de hologramas pequeños, monocolor y con un tiempo de refresco que es aún de minutos. Se espera poder desarrollar en un plazo relativamente breve pantallas holográficas de unas 15” o 19” y que sean en color (mezclando tres hologramas en canales rojo, verde y azul) pero el que el refresco sea de 25 veces por segundo para engañar a nuestra vista aún está lejano. El jefe del proyecto, Nasser Peyghambarian, estima que se precisarán aún otros 10 años para disponer de los primeros sistemas comerciales.

Existen otras aproximaciones técnicas como la de crear hologramas proyectando imágenes estáticas a altísima velocidad sobre espejos (hasta 5000 imágenes por segundo) como puede verse en
http://www.youtube.com/watch?v=FF1vFTQOWN4&eurl=http://tec.nologia.com/2007/08/29/sistema-holografico-3d/ o las pantallas que simulan agua de Microsoft (http://www.youtube.com/watch?v=Zxk_WywMTzc&feature=related).

También son interesantes los experimentos de Tatsumi Kimura del Instituto Nacional de Ciencias Avanzadas Industriales de Japón, con la cooperación de la Universidad de Keio y la empresa Burton, una filial de Kawasaki, aunque las formas que pueden manipular son muy sencillas de puntos en el espacio. El TachiLab (
http://tachilab.org/) investiga ya en realidad artificial de manera muy profunda.

Pero, como siempre defendemos en este blog, la técnica no significará nada en literatura si la historia no merece la pena.

Literatura digital colaborativa por teléfono celular


Aunque es un fenómeno apenas conocido en Occidente, la escritura y difusión de "novelas" por medio de teléfonos móviles data de principios de este siglo. Una forma de distribución y creación que tuvo su origen en Japón que es el país donde se ha desarrollado significativamente. Por aquel entonces- como ahora- muchas personas estaban escribiendo novelas (cualquiera que su calidad literaria fuese) en sus blogs. Jóvenes emprendedores se percataron de que muchos japoneses desperdiciaban gran parte de su tiempo en los traslados en metro desde sus domicilios a sus trabajos. Nació así la web Maho no I-rando ( http://company.maho.jp/ cuya página de entrada se ve en la imagen) que creó un software que permitía ir escribiendo más capítulos de las novelas en el móvil durante esos trayectos para, posteriormente, subirlos al blog propio. Le siguió Goma Books ( http://www.goma-books.com/ ) y algunas otras webs similares. Con el tiempo, este software fue usándose más y más, sobre todo entre jóvenes quinceañeros, que lo utilizaban más como juego o diario personal de adolescente que como herramienta literaria. Con lo que pudo pasarse a la creación colaborativa en que cada usuario aporta un texto que es seguido, bien en su trama principal o en ramas de personajes secundarios, por otras personas de modo que la novela va creciendo indefinida e indeterminadamente.

Son “novelas” de calidad literaria reducida, melodramas de amor al estilo de las telenovelas, en general adolescentes, telegráficas, cargadas de emoticonos, con una estética textual manga, y escritas con una prosa pobre, hecho obligado por el medio usado para la edición cual es el teléfono móvil. Si se quiere, minimalistas. Sin retórica, con un abuso de la primera persona, con un estilo que es más un epistolario personal y sin desarrollo de escenarios. La escasez de sitio (la pantalla es pequeña aún cuando en Japón son más grandes por lo general que las usadas en Europa), la tendencia a escribir con una ortografía abreviada e incorrecta (tipo SMS o telex antiguo) y el abuso de frases hiperbreves dan a estas obras un estilo muy particular. En realidad, incluso en Japón, se considera un subgénero menor que sólo interesa a los muy jóvenes, en la mayoría mujeres, y más como divertimento que como literatura. Ciertamente, estas chicas aficionadas al keitai shosetsu (en japonés, novelas celulares) han desarrollado una destreza dactilar para teclear rápido en el móvil, envidiable.
Hay que señalar que este tipo de escritura a base de frases cortas de mensajes SMS tampoco es nueva. Ya el francés Phil Marso escribió la obra Pa SAge a TaBa (una novela contra el tabaquismo) en base a coleccionar miles de mensajes SMS. Para los interesados, puede visitarse la página http://www.mobilou.info/compasage.htm .

Sin embargo, y a pesar de la calidad literaria más que discutible, este tipo de libros (se calcula que hay más de un millón de textos en curso en las webs dedicadas a ello) han supuesto un éxito comercial importante. De los diez best seller del año 2008 en Japón, cinco tuvieron su origen en este tipo de novelas digitales que, dada su popularidad, acabaron imprimiéndose en papel. Así, por ejemplo, se han vendido más de veinte millones de copias de Koizora Setsunai Koi Monogatari (Cielo de amor), una historia romántica escrita por una anónima joven japonesa que escribe con el alias de la protagonista de su obra, Mika. Un párrafo de esta novela es, por ejemplo:

- Oh, Jesús, tengo tanta hambre! No puedo esperar más. Mika abrió su fiambrera (bento-box en el original, una especie de fiambrera muy usada en Japón para llevar el almuerzo al trabajo) que estaba como siempre en su pupitre. Odio la escuela. Lo único bueno que tiene la escuela es comer con Aya y Yuka. Son mis nuevos amigos en clase.

Y así durante cientos de páginas.

Valor literario escaso. Negocio, mucho. Aburrimiento en el metro, aún más.

6/10/08

Tenerte cada mañana



Cada mañana recuerdo la piel caliente de tu ternura.
Te extraño en todo.
Añoro todo lo tuyo.
Añoro el despertar viéndote, ahora que ya no puedo verte,
aunque siga viéndote cada día...

…tan nítidos son aún los recuerdos.


Cada mañana tengo miedo de que un día tu imagen se me haya borrado,
que no recuerde tu voz y tus ojos entreabiertos de madrugada,
que las sábanas se hayan enfriado para siempre.

Y, entonces, juramento que eso jamás ocurrirá.
Porque ni busco ni quiero consuelo. No, no lo quiero.

Por el contrario,
me esfuerzo en traerte nuevamente a la memoria con cada sol
y redibujar en el aire vacío tu rostro con mi dedo,
como si la muerte jamás hubiera venido a buscarte.



Cara a cara con la vida, la mente y el universo

Cara a cara con la vida, la mente y el universo (ediciones Destino, 2004, para Círculo de Lectores) de Eduardo Punset es una aproximación divulgativa – pero no por ello menos profunda- a las grandes preguntas científicas a través de entrevistas amenas con una serie de primeras espadas en el mundo de la ciencia y la técnica. Un ensayo en que son convidados sabios como Stephen Jay Gould o Steven Pinker, pasando por Sabater Pi, Deepak Chopra, Sheldon Glashow, Edward O. Wilson, Antonio Damasio o Lynn Margulis.

Punset aborda las grandes cosas (el universo, el progreso technológico), las diminutas (la teoría cuántica, los virus), los conceptos fundamentales de la vida ( el cerebro, la genética) y las bases de nuestra humanidad (el amor, la belleza, la agresividad). Y todo ello con el fondo siempre presente de preguntarse qué es la realidad en realidad (valga la redundancia), cuánto conocemos de ella y cómo podemos estudiarla. Al acabar la lectura, siempre amena, tenemos una idea clara de los grandes retos del intelecto. Un barniz ligero, si se quiere, pero completo.

Un viejo que leía historias de amor

Un viejo que leía historias de amor ( Tusquests, 2001) de Luis Sepúlveda es una obra tierna pero crítica con el mundo a la vez. Un texto que, en cierto modo, puede encuadrarse dentro de la crítica ecológica tan en boga aunque probablemente su autor no lo haya buscado.

Narra la historia de un hombre, perdido en la selva ecuatoriana, cuya única escapatoria de un mundo que no le gusta es la de leer novelas de amor, dulces, sensibleras, quizá cursis, pero siempre mejor que la bárbara realidad.

Escrito con un lenguaje pulcro, medido, parco a veces. Un texto sencillo, melancólico, incluso juvenil, pero comprometido con la esperanza de otro tipo de mundo. Como la aldea en donde la acción se desarrolla, que se llama - ¿por qué será?- “El Idilio”. Puede achacársele, eso sí, un cierto maniqueísmo ya que ni todo lo que proviene de la civilización es malo ni todo lo que es primitivo es bueno.